Al cumplirse un año de la muerte de Guillermo Mordillo, dibujante del humor sin palabras, el Centro Cultural Fontanarrosa de Rosario y el MIG – Museo de la Ilustración Gráfica de Buenos Aires – presentan la muestra “Guillermo Mordillo: conceptos”, de manera virtual que incluye imágenes, textos y videos. Nació en Villa Pueyrredón el 4 de agosto de 1932 en la calle Argerich, y falleció en la noche del 29 de junio en Mallorca, España.
Por Ignacio Di Toma Mues
El 29 de junio se cumplió un año del fallecimiento del humorista gráfico Guillermo Mordillo, admirado en todo el mundo y bautizado el “maestro del silencio”. “No utilizo palabras. Chistes sin palabras, ideas sin palabras. Es como la música, es un idioma universal. Hasta en la Argentina me entienden” decía Mordillo.
En este primer aniversario el Centro Cultural Fontanarrosa de Rosario y el MIG – Museo de la Ilustración Gráfica de Buenos Aires – presentan la muestra “Guillermo Mordillo: conceptos”, de manera virtual que incluye imágenes, textos y videos.
En “Villa Pueyrredón al mundo”, una autobiografía, escribió: “Nací, como todo el mundo, a los nueve meses de edad. La cosa ocurrió en el famoso barrio de Villa Pueyrredón, en una calle con nombre de pianista: Argerich, allá por Buenos Aires. Más tarde me enteré que fue un 4 de Agosto de 1932”.
“Mi hermana Teresa nació en una calle donde, según Abel Santa Cruz, no hay más remedio que nacer: Nazca. Finalmente nos decidimos por la calle Cabezón, esquina Condarco, a mediados del 35. A mi padre, que era electricista, le gustaba inventar cosas raras, a mí me hizo dibujante humorista”, señaló en su autobiografía.
En diciembre de 2012, presentó “Mordillo. De Villa Pueyrredón al mundo” en el Museo del Humor en su sede del Edificio de la Munich, Av. de los Italianos 851, Costanera Sur. Una muestra que recorría los 50 años de su carrera con producciones que publicó en más de 15 países. “Las ideas son mariposas que pasan por el aire, las atrapás y listo” decía Mordillo.
En esa ocasión recordó su infancia en Villa Pueyrredón, y su amistad con el gran bailarín de tango Juan Carlos Copes. “Yo soy un chico de barrio que jugaba a la pelota en la calle con un señor que se llama Juan Copes. Algunos días atrás, hablé con un amigo que jugaba con Copes al fútbol y se acordaba de la patada que le dio en el estómago”.
Walter Vázquez (vecino de Villa Pueyrredón, eximio dibujante, amante de las historietas, y profesor en los talleres de la Biblioteca Popular Pueyrredón Sud) escribió en nuestro periodico en abril de 2007 un artículo que tituló “Mordillo: un vecino eterno”. Lo definió como el humorista gráfico más conocido y querido en el mundo entero.
“Realizó sus primeras historietas para niños (“Fosforito”, con guiones de Aldo Camarotta); ilustró cuentos infantiles (todo para Editorial Codex) y comenzó a desenvolverse en el campo del dibujo animado. En los años ‘50 llegó a montar un estudio de animación publicitaria junto con el dibujante Ubaldo Galuppo, en la calle Hidalgo N° 618, en el barrio de Caballito”.
“El año 1955 fue el año de la partida hacia otras latitudes del joven Mordillo (tenía solo 23 años). Por insistencia de su colega Jorge Caro, viajó a Perú, donde vivió un buen tiempo. Luego el destino lo llevó a los Estados Unidos, para entrar después a Europa por España, y viajar a París, Mallorca, Mónaco… La historia de Mordillo es muy extensa, llena de anécdotas y vivencias más que interesantes, sobre todo para los amantes del humor gráfico y la historieta”.
Una vez al año visita la Argentina, para las fiestas de fin de año, y paraba en la casa de su hermana Teresa en la localidad de Villa Ballester. Este cronista estuvo presente en una charla que dio en diciembre de 2007 en la exposición “Humor tendido” que se realizó en el Centro Cultural Casa Carnacini de Villa Ballester.
De esa charla rescatamos estas definiciones de Mordillo:
“No utilizo palabras. Chistes sin palabras, ideas sin palabras. Es como la música, es un idioma universal. Hasta en la Argentina me entienden”.
“Hasta los 12 años copiaba los dibujos de Disney. Tardé 25 años en tener estilo propio. Esto viene con el tiempo y mucho trabajo”.
“Escribo ideas, hago pequeños bocetos y a partir de eso voy haciendo el dibujo. No tengo facilidad para dibujar pero tengo ganas. En cualquier profesión hay que tener ganas”.
“Trabajo muy lentamente, un dibujo me lleva 2 o 3 días… Cada dibujo me lleva toda la vida”.
“Algunos dicen que no hago actualidad. El hilo conductor de mis dibujos es la soledad. La soledad es ancestral, actual y futura”.
“Soy autodidacta. Pero nadie es autodidacta. Todos los dibujos que he visto me han enseñado. Se aprende viendo”.
“El humor siempre estuvo presente en mi. Me hace falta el humor, justamente porque me tomo las cosas a pecho”.
“Estoy en el planeta, no pienso en el país que estoy. Hasta en China trabajé”.
“Cambiaría la palabra querer por creer: creer los unos en los otros. El hombre debe creer en el hombre”.