“Vicky, yo pinto Argentina, colores del alma”, fue la frase disparadora para que Victoria Ferreyra creara el proyecto internacional “Pinta Argentina” que recorre todo el país y parte de Latinoamérica generando espacios de inclusión y de igualdad de oportunidades para comunidades y escuelas de cada localidad.
Por Mailén Maradei
“Pinta Argentina” es un proyecto creado por Victoria Ferreyra. Recorre toda la República Argentina y parte de Latinoamérica generando espacios de inclusión y de igualdad de oportunidades para comunidades y escuelas de cada localidad.
“Vicky, yo pinto Argentina, colores del alma”, la frase que disparó el proyecto, fue pronunciada durante una mudanza por la hermana de Victoria, María de los Ángeles – “Beba” – que tiene Síndrome de Down.
La experiencia con su hermana y la vinculación que tienen para comunicarse a través de la pintura fueron el leit motiv de “Pinta Argentina”.
Además de “Beba”, su mamá Susana, sus otros hermanos y amigos fueron un incentivo para generar esta iniciativa. También contó con la ayuda de profesionales como los doctores Abel Albino y Abel Pasqualini.
“Yo trabajé siempre en producción en medios televisivos y gráficos generando y comercializando contenidos propios y de terceros con mi productora Estudio Vika.
Empecé de esta manera porque no sabía cómo conformar una fundación, no sabía qué herramientas se necesitaban ni los requerimientos, ni el presupuesto, el tiempo, la responsabilidad y el compromiso que había que tener, entonces empecé a hacer actividades relacionadas con la revalorización de la cultura, el oficio de las personas de tierra adentro, la unión de voluntades y la inclusión a través de Estudio Vika”, cuenta Victoria Ferreyra.
Sobre su hermana relata: “Beba nació en una familia conformada por once hermanos y trajo otra impronta. Ella logró con su templanza, alegría y con un lenguaje universal como la música, el arte o el deporte unirnos más. Desde pequeña, nos contaba lo que le estaba pasando con los dibujos y en la familia siempre estuvo presente el arte porque todos tocábamos un instrumento ó hacíamos alguna actividad artística desde pequeños. La música y la pintura nos unía muchísimo”.
Aunque tenía un trabajo estable, una posición económica consolidada y una productora que realizaba eventos culturales, Victoria Ferreyra decidió lanzarse a recorrer todo el país por una convocatoria del Ministerio de Desarrollo Social de la Nación. La primera ciudad fue Santiago Del Estero, lugar donde nació su padre.
“Me gustó quedarme para ver el trabajo. En ese momento, no sabía si me iba a ir bien, pero pude viajar a muchos lugares durante seis meses. Aporté el ritmo de la producción y el equipo de Desarrollo Social me hizo ver cosas que estaban trabajando desde la sustentabilidad. Cuando trabajé ahí, ya tenía ganas de armar una fundación e integrarla con la cultura porque creo que ésta envuelve la identidad, el deporte, la política, la comunidad y el origen”, señala la directora del proyecto.
De esta manera, empezó a confeccionar el itinerario de “Pinta Argentina” que ya cuenta con más de 300 encuentros realizados. “Durante el primer y segundo año de la fundación, armé una agenda con todo el recorrido que yo hice por el interior con el Ministerio de Desarrollo Social y contacté maestras, artesanos y músicos para contarles que había armado este proyecto y ellos me ayudaron. Confeccioné todo esto gracias a una red personal de gente y después de los 320 talleres nos llaman muchísimo”, apunta Victoria con alegría.
El viaje a Santiago del Estero también le permitió establecer contactos. Allí conoció a María Elena Fabregas, una docente de 82 años con la que recorrió esa provincia y parte del interior del país.
Al hablar de la docente, Victoria relata todo lo que le enseñó: “Con María Elena hicimos muchas actividades. Hicimos unos 37 talleres con ella. Ella siempre habla del ‘arte enmendativa’ que es enmendar carencias, generar impacto a través del arte y de lenguajes universales. Eso es lo que ella me enseño a mí”.
Además de las colaboraciones de María Elena, Pinta Argentina tiene su staff permanente que está presente desde sus inicios. El arquitecto y docente de la UBA Roberto Alt y el artista Emiliano Aguirre, trabajan para organizar y generar actividades.
En cada lugar que visitan, Victoria Ferreyra señala que siempre trabajan con palabras que impacten y lenguajes universales. Y sobre los trabajos sostiene que “el arte motiva porque el primer impacto que tiene un ser humano cuando nace es el color. Si se trabaja con lenguajes universales, es más fácil acomodar a las personas y que todos se enganchen porque estás brindando una oportunidad. Yo siempre les doy un solo color a cada uno para que se arme el compañerismo y la unión, si el dibujo está lleno de colores es porque el niño, me doy cuenta que interactuó y compartió”.
El carácter universal del arte, la llevó a conocer Cuba y a visitar el Vaticano donde pudo compartir un momento con el Papa Francisco y presentarle un adelanto del libro “Colores del Alma”, un texto que contará con cinco ejes tratados por especialistas: la salud, la cultura, el deporte, la música y el arte. Este proyecto fue realizado por alumnos de la cátedra “Daniel Wolkowicz” de la Facultad de Diseño de la UBA y por Latido Gallery. “Colores del Alma” también es un documental que realizó “Pinta Argentina” y que se transmite en cada encuentro.
Respecto de la visita al Sumo Pontífice, comenta: “Un chico que concurre a la Universidad de Buenos Aires mandó una carta a la Santa Sede contándole de nosotros, nos relevaron, nos hicieron un cuestionario y nos ayudaron unos argentinos allá. Toda la charla que hemos tenido con el Papa estará en el libro ´Colores del Alma´”.
El libro no sólo se distribuirá en el país, ya tiene propuestas para hacerlo en otras partes del mundo, razón por la cual desde el mes de junio recorrerán Haití, Panamá, Colombia, Francia, España e Italia para presentarlo.
Mientras las líneas de esta nota se terminan, Victoria Ferreyra y todo el equipo de “Pinta Argentina” estarán realizando un viaje a Tucumán para desarrollar talleres educativos de muralismo y escultura en escuelas, buscando un nuevo rumbo para diseminar el lenguaje universal del arte.
Por último, cabe destacar que Victoria ponderó la gran ayuda que le brindan su mamá Susana, Beba y sus hermanos y sus amigos.
También expresó su agradecimiento a Cecilia Grosso, a la docente María Elena Fábregas, a los doctores Abel Albino y Abel Pasqualini, como a la gente del Ingenio Leales de Tucumán y del Ministerio de Desarrollo Social de la Nación. “Y a la comunidad y sus soñadores” puntualizó Victoria.
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