Un agravio o un pim!, pum!, paff!… qué se yo!

Humberto “Cacho” Costantini – cuentista, novelista, poeta y militante revolucionario – caminó las calles de Villa Pueyrredón y las reflejó en muchos de sus escritos; él que en uno de sus cuentos (“Don José”) puso en el centro escénico a la Plaza Martín Rodríguez; él que supo darle un lugar con su prosa a los personajes grises de la cotidianidad barrial; él, justamente, no merece el olvido, el descuido, y menos el odio o la violencia porque sí.

Por Ignacio Di Toma Mues

bujinkan illa pueyrredón

El sábado 1° de octubre de 2011 por la tarde, en un lugar preciso y con las palabras justas, en la Plaza “Martín Rodríguez”, se homenajeó a Humberto “Cacho” Costantini, cuentista, novelista, poeta y militante revolucionario. Nació en 1924 en Villa Pueyrredón, en 1976 se asiló en México y regresó a su barrio en junio de 1984. Murió en julio de 1987 a los 63 años.

Vecinos, vecinas y organizaciones del barrio, junto a familiares del escritor (estaban sus tres hijos: Violeta, Ana y Daniel), colocaron una placa de mármol con la leyenda: “Hombre de barrio, ciudadano de esta patria, poeta de nuestra lengua, intraducible y nostálgico volviste del infame exilio aquí. Nuestro amor, nuestra memoria, nuestro homenaje para vos”.

La placa en estos días fue destrozada, el más grave de los avatares que ha sufrido en el transcurso de los casi 8 años desde su emplazamiento.

Todo se inició el 16 de junio de 2011. Por iniciativa de Graciela Drago y Alejandro Gibelli, la Legislatura sancionó el proyecto de resolución de la Legisladora Laura García Tuñón que dispuso la colocación de esta placa en la Plaza Martín Rodríguez, ubicada entre las calles Habana, Argerich, Pareja y Helguera.

Por su incansable compromiso con la literatura y el arte y por su compromiso social inclaudicable… Admirador de Ernesto “Che” Guevara y miembro del PRT-ERP luego de alejarse del Partido Comunista. Fue compañero de militancia de los escritores desaparecidos Haroldo Conti y Roberto Santoro” aseguró la legisladora en los fundamentos de esta iniciativa.

Ese sábado 1° de octubre de 2011, Alejandro Gibelli dijo: “Todo lo que nos une a nosotros, que nos junta en nombre de la metáfora poética de este vecino, de este poeta, va a quedar instalado… va a pasar cualquier otro vecino alejado de esta historia, de esta experiencia y va a ver la placa, va a leer, va a entrar la curiosidad, y eso es lo que tenemos que dejar que surja, dar testimonio de lo que quisieron ocultar, masacrar, de lo que quisieron tapar…

Pero, la instalación de la placa no tenía autorización de Espacio Público de la Ciudad; y 48 horas antes del homenaje lo llamaron de Protocolo de la Legislatura a Alejandro Gibelli para avisarle lo que estaba sucediendo. “Me avisan que la guardiana de la plaza no deja que instalen el basamento donde se debe colocar la placa“. Después del acto tuvieron que retirarla y llevarla al depósito de la marmolería hasta nuevo aviso.

Meses después es autorizada su colocación, pero quienes debían hacerlo no lo hacen. Ante esta nueva circunstancia, Alejandro decide ir a buscarla y con un empleado de la marmolería la regresan al lugar elegido. Había pasado un año desde el acto inaugural.

En noviembre de 2012, Graciela Drago* señaló a este medio: “El barrio está muy presente en los cuentos de Humberto, recuperar nuestra historia es necesario porque sino nos desarmamos como personas, el tiempo y el espacio son coordenadas que se construyen en un volumen, yo no sé cuanto conseguiremos, pero Costantini era de aquí, escribía aquí, era un vecino”.

Sin embargo, misteriosamente, desaparece y un tiempo después reaparece – quién sabe cuales las manos y quién el impulsor – en un cantero ubicado a metros de la esquina de Argerich y Pareja, alejada de la centralidad de la Plaza Martín Rodríguez, lugar original de su emplazamiento.

Lamentablemente, el pasado martes 2 de abril recibimos, con mucha pena y dolor, la foto de la placa destrozada enviada a nuestra redacción por Alejandro Gibelli. Una foto que es fiel testimonio de la triste realidad que estamos viviendo. Ya sea porque el hecho fue con intención política o – parafraseando a Humberto Costantini – un pim!, pum!, paff!, qué se yo!

*| Graciela Drago falleció el 2 de junio de 2017


“Cuando me veo obligado a escribir un artículo, o un ensayo, o esto que estoy tecleando ahora por ejemplo, tengo siempre la fulera sensación de que estoy macaneando. De que podría afirmar todo lo contrario de lo que digo con la misma compostura y la misma sinceridad. En la poesía y en el cuento eso no me pasa. Sé que hay una única forma para decir una única verdad. Y que lo demás es una pelea con las palabras hasta encontrarla.” (Humberto Costantini)


 

 

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