Villa Talar es un barrio oficialmente olvidado cuyos límites en sus orígenes fueron las avenidas San Martín, Tres Cruces (Beiró), de los Constituyentes y América (Mosconi). Por motivos históricos y socio culturales tiene identidad propia. La estación Francisco Beiró, del Ferrocarril Gral. Urquiza, hasta 1958 se denominó “El Talar”.
Por Ignacio Di Toma Mues (recopilación y edición)
Su denominación está vinculada a la existencia de una casa con Talas, en la esquina de Nazca y Gutenberg, de propiedad de la familia Altube y que dieron nombre a la estación y al barrio. A principio del 1900, el Tramway Rural, el trencito Lacroze, ingresaba al Parque de Agronomía por la estación Pedro Arata, nombre de quien fuera secretario de agricultura y primer decano del Instituto Superior de Agronomía y Veterinaria en 1904, año de su creación.
Le seguían las paradas Agronomía (en la centralidad del parque en el cruce con la actual avenida de las Casuarinas) y Tres Cruces, cuyo nombre anterior era Escalante, ministro de agricultura en 1904 durante la presidencia de Julio Argentino Roca. Esta última estación estaba en el cruce de la avenida de su mismo nombre, que a partir de 1938 pasó a denominarse Francisco Beiró. A unos 400 metros se ubicaba la parada “El Talar”, en Gutenberg y Nazca, que en septiembre de 1958 por una ley nacional cambió su nombre por Beiró.
El Tramway, a partir de octubre de 1906, pasó a denominarse Ferrocarril Central de Buenos Aires (hoy, Gral. Urquiza) al autorizarse la transferencia de la sucesión de los hermanos Lacroze. Otro hito de esta línea ferroviaria fue en 1973, cuando se renovó el material rodante y tuvieron que modificarse todas las estaciones. En esta reestructuración se eliminaron las estaciones Agronomía y Tres Cruces, y la estación Beiro se trasladó a Terrada y Gutenberg.
Existen aún instituciones que dan memoria a la existencia de este barrio: Asociación de Fomento El Talar Norte (Av. Salvador María del Carril 2956, entre Nazca y Argerich) fundada en 1935, el Club El Talar de 1931 (Nueva York 2960, entre Nazca y Argerich) y la Parroquia San José del Talar (Navarro 2460, entre Artigas y Zamudio) del año 1939.
Mario Donato Zerillo, dirigente de la Asociación El Talar Norte, en una carta enviada a nuestra redacción en el año 2006, explicaba que “históricamente el nombre del barrio – formado por familia de obreros – se debe a que el tranvía Lacroze que venía de Chacarita e iba hasta Campo de Mayo, tenía parada en la calle Nazca (estación con una casilla de madera) con el nombre El Talar. Al cambiarse el nombre a la estación fue perdiéndose la denominación del barrio a pesar de las instituciones que tiene”
Lindero a lo que fue Villa El Talar está el parque Agronomía, que se conoce como tal desde 1904 debido al establecimiento del Instituto Superior de Agronomía y Veterinaria, a partir de 1909 convertido en Facultad. Cabe destacar que el barrio de Agronomía contenía en su geografía, hasta principios del año 2006, a Parque Chás. En enero de 2006 se promulgó la ley que reconoció oficialmente a Parque Chás como el barrio número 48 de la Ciudad de Buenos Aires.
“Nuestro barrio segregado al primitivo Devoto y hoy absorbido por Agronomía merced a una ordenanza municipal de mayo de 1972, era conocido también como Villa Talar o simplemente Talar, transcurridas ya las dos primeras décadas del siglo XX” señalaba un boletín publicado por la Asociación de Fomento El Talar Norte.
En el desarrollo del barrio se destacó la Asociación de Fomento Villa Talar fundada en 1919, y reconocida oficialmente en 1928, año en el que ocupa un pequeño predio otorgado por la Facultad de Agronomía y Veterinaria, sobre la Av. Beiró entre Gutenberg y Condarco. Uno de sus fundadores, fue el Dr. Francisco Beiró, compañero de fórmula de Hipólito Yrigoyen en las elecciones de 1928, que falleció poco antes de asumir el cargo.
Foto archivo periodico EL BARRIO VILLA PUEYRREDÓN (año 2007)
En 1954 por una ley nacional se otorga una parte de las tierras del parque Agronomía al Club Comunicaciones, entidad que desalojada a la asociación Villa Talar en el año 2008. Dentro del predio de esta institución funcionaba el Jardín de Infantes La Placita, inaugurado en 1964 por el intendente Francisco Rabanal.
En el año 2017 se inaugura el túnel bajo nivel “Gustavo Cerati”, que corre en forma paralela a la traza de la Av. Beiró, que inlcuía el sector donde estaba emplaza la asociación de fomento. Comunicaciones entrega en 2015 a la Ciudad de Buenos Aires, a cambio de 25 millones de pesos, un total de 5 mil metros cuadrados bajo la figura legal de servidumbre de paso por 99 años. Lo mismo hacen el Club Arquitectura y la UBA.
Reserva de Talas en la Facultad de Veterinaria
“Un caso interesante se dio en las primeras décadas del siglo XX demostrando que en el actual barrio Agronomía existían talares” señala un trabajo realizado por la Universidad de Belgrano y el Club de Observadores de Aves Caburé en 2018. Destacan que un bosque de tala ha sido rescatado en una reserva de la Facultad de Ciencias Veterinarias y proponen la creación de la “Reserva Natural Universitaria Pampa y Talar de la Facultad de Ciencias Veterinarias”.
Bosque de talas en la Facultad de Ciencias Veterinarias
“El territorio de la ciudad Autónoma de Buenos Aires – señalan – estaba ocupado por tres ecorregiones: pastizal pampeano, Delta e Isla del Paraná y bosque de tala. El talar resultó la principal fuente de madera y leña en Buenos Aires y ello provocó su devastación temprana. Villa Talar fue un barrio porteño vecino a Agronomía-Veterinaria, cuyo topónimo se originó en un monte de tala histórico”.
“Los pobladores de Villa Talar – describen – desplegaron una gran actividad social que incluían salidas campestres, mejoras para el barrio y la formación de una pionera comisión de damas protectoras de árboles y plantas”.
Y mencionan que “el nombre de talar quedó inmortalizado en dos asociaciones de fomento (una ya desaparecida), un club e incluso en la iglesia fundada en 1939: la Parroquia San José del Talar, en Navarro 2460 (famosa por su santuario de Nuestra Señora que desata los nudos). Del empuje de los talareños a la desaparición en la cultura oficial de la Villa Talar solo mediaron unas décadas”.
En el libro “Vetustos Relatos Porteños” (1989), Hialmar E. Gamnalsson escribe sobre los Talares de Buenos Aires: “Según cuenta la tradición, al fundar Buenos Aires el general Juan de Garay, un monte de talas cubría gran parte de la Plaza de Mayo y a las dos manzanas que hoy se encuentran al norte de ella. Los españoles llamaban islas a esos tipos de bosques apeñuscados dentro de la llanura circundante. De ahí provino la confusión de Paul Groussac que ubicó erróneamente a la isla del Gato en el Delta, cuando era solamente un talar al sur de nuestra ciudad”.
Y continúa: “los montes de talas han desaparecido en la Capital, aunque se conservan algunos ejemplares diseminados. La estación Talar del Ferrocarril Urquiza, ahora llamada Francisco Beiró, llevó aquel nombre por un monte de talas en sus cercanías, aledaño a la vieja casa de los Gainza”.
Gamnalsson, detalla que “el primer poseedor de esa suerte de cabezada – por estar detrás de las charcas principales – lo fue don Cristóbal Bernal, más conocido como de los Cobos. La recibió en merced del gobernador Hernandarias el 19 de agosto de 1615 y se hallaba entre las avenidas de los Constituyentes y Lope de Vega, a la distancia de una legua, separada por las avenidas Mosconi y Francisco Beiró”.
Cuenta que luego los propietarios fueron la familia San Martín y sus descendientes los Gainza, hasta que pasó a manos de los Altuve en el siglo XIX. Esta suerte fue subdividida para finalmente conformar los barrios de Villa Pueyrredón y Villa Devoto en la Capital y Sáenz Peña en la provincia de Buenos Aires.
“Villa Talar era un barrio de casas con talas. Muy pocos porteños conocían su existencia. El tiempo fue modificando su estructura, pero quedan muchos nostálgicos de cabellos blancos que aún recuerdan la esquina de Nazca y Gutenberg, en que una casa que mostraba la erguida imagen de varios talas, daba el nombre a la estación y al barrio” puede leerse en una publicación editada por el Club El Talar en ocasión de su bodas de oro en el año 1981.
En este libro está el relato de la fundación de esta importante institucional deportiva: “Fue bajo unas chapas de zinc. Antes de entrar tuvimos que sacar las gallinas. Encendimos unas velas, las suficientes para que no se convirtieran en un velatorio… fue la noche del 1º de marzo de 1931 y la cita fue en los fondos de la casa de la calle Nueva York 2890, el hogar de los Gorinis… bajo esas chapas nació Unidos del Talar”
El Tala, árbol representativo de la Ciudad de Buenos Aires
Este barrio, hoy olvidado en la nomenclatura oficial, se caracterizó como ya contamos, por la presencia de Talas, árbol que fue declarado en agosto de 2015 “representativo de la Ciudad de Buenos Aires”. El autor de la ley fue el entonces legislador Pablo Bergel por iniciativa de la Junta de Estudios Históricos de Núñez y Saavedra.
Esta especie, que se caracteriza por sus ramitas en zig-zag y los frutos naranjas con pulpa dulce y comestible, tiene como denominación científica la de “Celtis ehrenbergiana” (antes conocido como Celtis tala y también como ivirá guasú o yuasí) y la ley establece la obligación de preservar los ejemplares existentes, la prioridad de “plantar ejemplares en plazas, parques y áreas parquizadas públicas” y prohíbe su poda o extracción. También fija su difusión en el ámbito educativo.
En los fundamentos del proyecto se destacaba que “el talar es una formación boscosa nativa donde el tala es la especie dominante. En el territorio que hoy ocupa la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, el talar constituía el bosque natural que ocupaba los terrenos altos, cercanos al Río de la Plata”, como lo describiera Hialmar E. Gamnalsson.
El legislador Bergel daba cuenta en su proyecto que la ciudad explotó a esta especie de árbol “a tal punto de acabarlos casi al extremo de que no quedan rastros del mismo. Más grave aún es que no han quedado rastros en la conciencia de la población, el ciudadano ignora su presencia” y agrega que Buenos Aires “no solo al río le ha dado la espalda, también a su ribera y barrancas con la flora y fauna asociadas”.
La prioridad de su plantación en la ciudad favorece a las aves nativas como el Jilguero dorado, el Boyerito, el Cardenal, el Pepitero de collar y la Monterita cabeza negra. Y una de las mariposas más hermosas de la ciudad, el Zafiro del talar, que sólo comen hojas de tala. “La escasez del árbol ha provocado la casi desaparición en la Capital Federal de esta joya viviente” expresaba Bergel.