La Cooperativa de “cartoneros” El Álamo, hombres y mujeres gestores de una epopeya en Villa Pueyrredón. La necesidad obligó a recuperar de la basura aquello que podía convertirse en sostén y sustento de sus vidas. Hoy esa necesidad se transformó en una virtud. Un total de 300 toneladas al mes ingresan al circuito de la industria del reciclado gracias a su trabajo.
Sabrán los lectores disculpar los olvidos de este cronista. Seguro será ésta sólo una parte de la historia de la Cooperativa El Álamo, muy vasta en sus luchas por la reivindicación de sus derechos, pero también en el acompañamiento de otros colectivos y sectores sociales.
Marcha Federal, por “Tierra, Techo, Trabajo”. 1° de junio de 2018.
Por Ignacio Di Toma Mues
Hace 18 años no existía el parque de la estación ferroviaria, hermoso lugar para la recreación, ni la planta de materiales reciclables de la Av. de los Constituyentes en cercanía de la avenida General Paz. Lugares que tienen en común, en su devenir histórico, el paso de los gestores de una epopeya en nuestro barrio: hombres y mujeres “creadores” de la Cooperativa de Cartoneros El Álamo. La necesidad los llevó a hacerlo y de esa necesidad hicieron una virtud.
En la actualidad integran la cooperativa 173 trabajadores y trabajadoras, con jornada laboral de 6 horas, obra social y aportes. Brindan el servicio público de recolección de materiales reciclables en los barrios de Villa Pueyrredón, Agronomía, Parque Chás, Villa Devoto y Villa del Parque. Recuperan 300 toneladas por mes que ingresan al circuito de la industria del reciclado. Por cada “cartonero” se generan entre tres y cinco puesto de trabajo en esta rama industrial, en general de pequeñas y medianas empresas.
Crisis y cartoneros
Villa Pueyrredón, a mediados del año 2002, al igual que otros barrios, se vio sorprendida con la aparición de los cartoneros que llegaban en el tren blanco. Iban pintando una acuarela de pobreza y marginación que a muchos porteños los espantó y asustó.
Llegaban en su mayoría de Campana, Zárate, Suárez, Benavídez y Maschwitz, con sus changuitos o carros armados artesanalmente. Su arribo primero produjo sorpresa ante una crisis que se hacía ver crudamente, luego solidaridad y más tarde desembocó en la incomprensión de un sector del barrio.
Al atardecer deambulaban tratando de conseguir cartones o alimentos en las panaderías y verdulerías de la calle Artigas. Un grupo de vecinos y vecinas de la parroquia Cristo Rey, dos veces por semana a partir de las siete de la tarde, se juntaba a compartir un mate cocido o una sopa con los cartoneros que esperaban el tren para emprender el largo regreso a sus casas.
Merendero, cuna de la cooperativa
En agosto de 2002, en un predio ferroviario abandonado en Artigas y las vías (conocido como el ex lavadero), la Asamblea Popular de Villa Pueyrredón armó un merendero, cuna de la futura cooperativa El Álamo. Este lugar se sostenía con las donaciones de yerba, leche, cacao, azúcar y la colaboración de varias panaderías del barrio.
El merendero, un año después, se convirtió en la sede de una informal e incipiente cooperativa. Los cartoneros – rebautizados por la ley 992 como recuperadores urbanos – clasificaban los materiales y guardaban sus carros en este predio.
“Nosotros estamos pensando en armar una cooperativa. Organizados podremos pedir este lugar a las autoridades y así poder dejar nuestros carros y no tener que estar viajando con todo esto cada noche. Queremos tener una balanza donde cada uno pueda pesar los cartones y papeles, recogiendo lo suyo, pero nadie nos va a engañar” (Francisco, cartonero, junio de 2003)
“Yo me llevo la bolsa que tiene papeles y si abro alguna, la vuelvo a cerrar, me llevo lo que sirve y listo. A veces hay compañeros que rompen algo, pero son la minoría. Lo bueno sería que todos los vecinos sacaran los papeles y cartones separados. Todos ganaríamos.” (Daniel, cartonero, junio de 2003)
Lo que en un principio fue un merendero, y luego un lugar de trabajo de los cartoneros, fue convirtiéndose de a poco en un asentamiento y el conflicto con los comerciantes y vecinos linderos estalló. La inseguridad ya tenía culpables: los cartoneros del asentamiento de Artigas y las vías.
Cada vez que había un robo no se hacían esperar los comentarios de algunos vecinos en las reuniones sobre prevención del delito que hacía el Gobierno de la Ciudad: “Fueron ellos, eso no me lo saca nadie de la cabeza… hasta que no logremos echarlos del barrio no vamos a tener paz”.
Cara y contracara de una realidad
“Sé que para convivir tiene que haber reglas es por eso que armamos la cooperativa para organizarnos y no joder a nadie. Tengo 23 años y ya tengo la columna desviada por hombrear berenjenas desde los 12 años, siempre lo que hice fue laburar… yo también vivo en un barrio y no me gustaría que nadie me venga a poner un basural enfrente de mi casa, ni a palos” (Gastón, cartonero, septiembre de 2003)
La calle Artigas es, junto con la Av. Mosconi, la principal arteria comercial del barrio. El descontento de la situación era palpable, aunque no todos los comerciantes opinaban por aquellos días lo mismo.
“El cartonero está incorporado en toda la ciudad y, por más que no estuviera el centro de reciclado acá, van a ir y venir igual, es una realidad. No pasa por una cuestión de estética, el problema es funcional, el Gobierno tendría que organizarles el trabajo de alguna manera… lo cierto es que mucha gente les tiene miedo, los ven ahí afuera o en grupos en la plaza y les da miedo pasar” (Natalio, marroquinería, septiembre de 2003)
“La gente puede sentirse insegura por que aparece un grupo de gente que vos no sabés quiénes son, de hecho se han producido muchos casos de robos de parte de personas que se hacían pasar por cartoneros y no lo eran. Acá venía mucha gente a pedir, y nosotros les dábamos, pero ahora es imposible reconocerlos, y ya no sabemos quién es quién”. (Ana María, panadería, septiembre de 2003)
La tensión fue en ascenso hasta que en marzo de 2005 un centenar de vecinos y comerciantes cortaron las vías del tren exigiendo el desalojo de los cartoneros, medida que llevó a cabo la justicia en el mes de junio, por un juicio que había iniciado TBA, la empresa concesionaria del ferrocarril.
Desalojo, lucha y afianzamiento de la cooperativa
Barrer todo debajo de la alfombra, no es ninguna solución, y así pasó con el desalojo del ex – lavadero. Pasados los primeros días de desconcierto, los cartoneros, organizados por la Asamblea Popular, se instalaron a la vera del camino de la ex playa de cargas del ferrocarril, lindero a la entrada de un corralón de materiales y el Centro Deportivo de la Iglesia Evangélica El Buen Pastor.
El lugar que ocuparon era del Estado Nacional y estaba en trámite su transferencia a la Ciudad para la construcción de un parque. Lo que siguió fueron dos años y medio de promesas y compromisos firmados e incumplidos por las autoridades porteñas, protestas vecinales, cortes de vías, petitorios firmados a favor y en contra de los cartoneros y reuniones infructuosas entre funcionarios y vecinos.
Contra el trabajo infantil
Bajo condiciones muy precarias de trabajo, El Álamo y otras cooperativas cartoneras, a mediados de 2005, presentaron un amparo ante el Juzgado Contencioso Administrativo y Tributario Nº 9, a cargo del Dr. Roberto Gallardo, acompañados por el Movimiento Nacional de Trabajadores Cartoneros; por la Federación Universitaria de Buenos Aires (F.U.B.A.) y otras organizaciones sociales.
Solicitaban el pago de una beca escolar mensual a los menores de 15 años y que además se concediera una compensación económica que reemplace los ingresos que generan por su actividad como cartoneros.
El 26 de agosto de 2005 miles de ‘‘recuperadores urbanos’’ marcharon por la Av. de Mayo con la consigna “Trabajo justo para los cartoneros” y pidiendo que “se cumpla desde el 1º de septiembre con el subsidio a los niños cartoneros”. La columna, que partió de la 9 de Julio y Av. de Mayo, estuvo encabezada por la Cooperativa “El Alamo” cuya bandera identificatoria rezaba: “Reciclando vida, Recuperando Sueños”.
Centros verdes para los cartoneros
La cooperativa reclamaba un centro verde. Y tenía razón. La ley 992 los incorporó al servicio de higiene urbana y la ley 1.854 (conocida como de “Basura Cero”) establecía que debía promoverse la participación de cooperativas y organizaciones no gubernamentales en la recolección y reciclado de los residuos y especificaba que los cartoneros “tendrán garantizada la prioridad e inclusión en el proceso de recolección de los residuos sólidos secos y en las actividades de los centros de selección”.
A mediados del año 2006, integrantes de la Asamblea Popular y el “Centro Cultural Nunca Más” formaron un equipo de apoyo técnico de la cooperativa, que además recibía el respaldo económico y logístico de la Fundación AVINA. También se fue afianzando la colaboración entre las distintas cooperativas existentes en la ciudad, en especial con “El Amanecer de los Cartoneros” integrante del Movimiento de Trabajadores Excluidos (MTE)
“El señor del puesto de diarios me recomienda a clientes nuevos. Quiero seguir trabajando con los compañeros de la cooperativa, pero no en estas condiciones. Este lugar no es el adecuado, a veces los vecinos se quejan, pero acá está fallando el Gobierno que nos prometió muchas cosas pero jamás cumplió” (Omar, cartonero, junio de 2006)
“Al principio me quería ir, soy una mujer grande y estar a la intemperie, con frío, con lluvia…pero me quedé para luchar. Ahora somos una cooperativa registrada y esto significa que el gobierno tiene la obligación de darnos un lugar” (Carmen, cartonera, junio de 2006)
“Gracias a este trabajo y a la cooperativa pude sacar a mi hijo más grande de la calle. Antes cirujeaba conmigo y no iba a la escuela. En la cooperativa asumimos, nos dimos cuenta, que los chicos no son para esto.” (Analía, cartonera, diciembre de 2006)
Integrantes de la empresa Natura, entre ellas Karina Stocovaz, con la gente de la cooperativa en la sede del Centro Cultural Nunca Más.
En diciembre de 2006 se concreta un acuerdo – que actualmente perdura – con la empresa Natura para que los trabajadores de la empresa de cosméticos separen en origen todo el material reciclable de las dos plantas que posee en Vicente López y Tortuguitas para ser entregado a la Cooperativa El Álamo.
Diez año después, en una acto de fin de año en la Escuela Primaria N° 5 “Gabriela Mistral” de Villa Devoto, decía emocionada Alicia Montoya del equipo técnico de El Álamo. “Karina tiene un puesto en la empresa (Natura) que no sé cuál es ni importa mucho, lo que nos importa es que una vez nos cruzamos en el camino cuando la Cooperativa acopiaba materiales al costado de la vía, y no tenía galpón, y ella decidió que ésta era una cooperativa a la que había que extenderle una mano”. Por su parte Karina destacaba que “el hecho de esta alianza que tenemos hace que tanto el trabajo de ustedes como el nuestro se más digno. Felices fiestas de corazón.”
Fueron tiempos de lucha y aprendizaje. Cada vez que se conseguía un lugar se generaba un conflicto, que fluctuaba entre los reales intereses vecinales y las mezquindades políticas. Así sucedió con el predio de Pico y San Isidro Labrador, en el barrio de Saavedra.
Durante los meses de noviembre y diciembre de 2007 un grupo de vecinos se concentró en Artigas y la barrera pidiendo el desalojo de los cartoneros del predio donde se estaba construyendo el parque de la estación. Querían como única solución su erradicación de la Ciudad de Buenos Aires.
Hasta llegaron a proponer que no se separe la basura y que se queme el papel y el cartón así “cuando no tengan de qué vivir se irán del barrio”. También se hizo alusión a los lugares de procedencia de los cartoneros “son de la provincia, que junten la basura allá”.
Camino a la Planta
Marcha “cartonera” a la Jefatura de Gobierno. 26 de Febrero de 2008
Finalmente, en abril de 2008, se logró el comodato del galpón de Av. de los Constituyentes y Roosevelt, propiedad del Ministerio de Derechos Humanos y Sociales de la Ciudad que lo cede a la Dirección General de Reciclado.
A partir del año 2010 se integraron a la cooperativa estudiantes de la carrera de Ciencias Ambientales de la Facultad de Agronomía: Fátima Etchebehere, Victoria Blanch Flower y Juan Manuel Grecco. Hoy, ya profesionales, siguen su tarea en El Álamo. “Algunos les dan la espalda al pueblo, sobre todo al más necesitado, y estos jóvenes decidieron no darle la espalda, y por un sueldo que por supuesto no es casi nada al lado de lo que ganarían en otro lugar, decidieron trabajar en la Cooperativa”. (Alicia Montoya, del equipo técnico de El Álamo)
En noviembre de 2011 se inauguró oficialmente la Planta de Tratamiento de Residuos Sólidos Urbanos Reciclables. Un inmueble de 800 metros cuadrados que poseía dos enfardadores, una máquina clark, estacionamiento de carros, baños y oficinas para la administración, además de balanzas electrónicas y mesas para la separación y clasificación de los materiales recolectados.
Un año después, el 16 de noviembre de 2012, se presentaba en sociedad el plan de gestión de la cooperativa El Álamo para la recolección, clasificación y comercialización de los residuos urbanos secos, en el marco del concurso público que había ganado.
La rúbrica de un convenio por cuatro años – en enero de 2013 – con el Ministerio de Medio Ambiente y Espacio Público de la ciudad para brindar el servicio público de recolección diferenciada de residuos urbanos secos, fue el resultado de una lucha de más de 10 años.
“La primera de las batallas se ganó: instalar en el barrio que hay que separar los residuos y romper con algunos prejuicios que en algunos sectores estaban muy arraigados”. (Alicia Montoya, responsable del equipo técnico de la cooperativa El Álamo, enero de 2013)
Relocalización
La construcción del paso bajo nivel de la Av. de los Constituyentes era una obra postergada desde los principios de los años 90. Se habían expropiado los inmuebles de su trazada a ambos lados (entre Cabezón y Mosconi) para su ensanchamiento y la construcción del túnel.
Es así que comenzó la discusión con el Ministerio de Ambiente y Espacio Público por el traslado de la Planta de Tratamiento de la Cooperativa, que estaba ubicada en la traza del futuro paso bajo nivel de la Av. de los Constituyentes y vías del ferrocarril Mitre y su ensanchamiento.
Ambiente y Espacios Públicos y la empresa AUSA (encargada de las obras de pasos bajo nivel en la ciudad) plantearon que era inminente el inicio de las obras, razón por la cual había que operar el traslado. Esto implicaba acondicionar el nuevo lugar ubicado en Av. de los Constituyentes 6259, que estaba bajo el dominio de Subterráneos de Buenos Aires.
En febrero de 2014 comenzaron las obras y en abril de 2014 la planta de tratamiento y clasificación de materiales reciclables de la Cooperativa El Álamo se trasladó a su actual sede en la Av. de los Constituyentes 6259, a pocos metros de la Av. Gral. Paz. Un predio con una superficie de 1700 metros cuadrados.
Tanto en 2008, cuando El Álamo tomó posesión de la planta en Roosevelt y Av. de los Constituyentes; como cuando se trasladó hasta las cercanías de la Av. General Paz, enfrente del barrio General San Martín, se produjeron manifestaciones vecinales en contra de su presencia.
El tiempo, el trabajo, y la construcción comunitaria que llevaron adelante dieron como resultado una excelente interacción colaborativa en la tarea de transformar la “basura” que antes iba al relleno sanitario en José León Suárez en materia prima para la industria.
Homenaje a Diego Duarte
“Hoy le queremos poner nombre a este lugar de trabajo, y también de lucha, y decidimos ponerle el nombre de un joven (Diego Duarte) que hoy no está pero que de ahora en más en este barrio va a estar presente” (Alicia Montoya, acto de bautismo del Centro Verde de la Cooperativa de cartoneros “El Álamo”, 23 de marzo de 2017)
Diego Duarte tenía 15 años en la madrugada del 15 de marzo de 2004. Desapareció en el predio del CEAMSE en José León Suárez.
“Dos policías los ven y ellos saben qué recepción van a tener por parte de los uniformados, ya escucharon las historias de chicos perseguidos con tiros al aire, a palazos, obligados a desnudarse en medio del invierno y tirarse a la pileta, que es el jugo de la basura. Es por ello que se esconden debajo de unas bolsas y cartones. Pero queda un sobreviviente (su hermano Federico), que oye que uno de los dos agentes le hace seña a un camionero para que descargue en ese sitio los residuos. Esta camionada le queda encima a Diego, que queda enterrado vivo” (texto del libro ¿Quién mató a Diego Duarte? de Alicia Dujovne Ortiz)
Participaron de este acto Alicia Duarte, hermana de Diego, que junto a David Inti Acevedo y un grupo de jóvenes del barrio Costa Esperanza de José León Suárez, creó la Asociación Civil y Centro Cultural Diego Duarte.
Experiencia que llega a Mendoza
Su experiencia la socializaron y extendieron a otros puntos del país. Podemos mencionar el trabajo desarrollado por El Álamo en Guaymallén, Mendoza. “La planta de Guaymallen, que se desarrolló con el apoyo de la empresa Danone, la Iniciativa Regional para el Reciclaje y el Ministerio de Desarrollo Social de la Nación, contó con la ayuda técnica de la cooperativa El Álamo, quienes brindaron el asesoramiento para la conformación y formalización de las cooperativas y para el diseño, instalación y puesta en marcha de la planta” señala Florencia Tuchin en una nota en el portal “Redacción”
Contra la incineración
El Álamo tuvo también un destacado rol en la lucha contra la instalación de plantas incineradoras de basura en la Ciudad de Buenos Aires, proyecto del Jefe de Gobierno, Horacio Rodríguez Larreta, que finalmente fue sancionado por la Legislatura porteña en mayo de 2018.
Presentaron, junto con otras cooperativas, una demanda judicial contra esta iniciativa que tuvo un dictamen favorable en primera instancia al suspender la aplicación de la ley; fallo que luego fue revocado por la Cámara en lo Contencioso, Administrativo y Tributario.
Paul Connett en el Centro Verde de la Cooperativa El Álamo
En el mes de julio de 2018 visitó la Argentina, y disertó en la Legislatura, el profesor inglés Paul Connett, especialista en química, toxicología ambiental y gestión de residuos. Había estado en Buenos Aires 20 años atrás luchando contra la incineración y en el 2013 promoviendo la Basura Cero. Un día después de su disertación en la Legislatura, visitó el Centro Verde “Diego Duarte” de la Cooperativa El Álamo.
“Quienes construyen (los incineradores) están buscando otros lugares donde hacerlo y seguramente uno de los lugares es la Argentina. Y hacen falta dos cosas para construirlos: políticos vagos y políticos corruptos, porque los incineradores son costosísimos” dijo Connett.
Centro Educativo Primario
El Centro Educativo Primario, para adultos y adolescentes, otorga certificados oficiales y funciona en la Planta de la Cooperativa desde el año 2018, anteriormente lo hacia en la sede del Centro Cultural Nunca Más.
“Los compañeros vienen a trabajar desde lugares muy alejados, y el trabajo de por si ya es pesado, están cansados y no tienen la misma fuerza para ir a una escuela a la noche y el Centro Educativo le brinda la posibilidad y los contiene para poder progresar en lo educativo” (Aída Carrazán, coordinadora de El Álamo, abril de 2018)
“Vienen cansados, y ahí está mi trabajo buscar algo que los motive, más allá que ellos vienen a aprender a leer, a escribir, a hacer trámites, meterse en Internet y quizás sacar la tarjeta SUBE, y yo aprendí con ellos a reciclar la basura” (Laura Chavés, docente, abril de 2018).
“Yo estudié mucho, refrigeración, aire acondicionado, hice cursos de electricidad, y me gustaría estudiar más, pero me piden estudios primarios y al estar en la Cooperativa puedo estudiar y también mostrarle a mis hijos que soy capaz de terminar la primaria” (Luis Herrera, abril de 2018).
“Quiero terminar por que me falta un solo año, fui hasta sexto grado y dejé, y ahora tengo la oportunidad” (Jorge Silva, abril de 2018). “Me gusta mucho, sobre todo para aprender cosas buenas, y para poder terminar el colegio, yo iba allá (en La Carcova) pero violaron a una chica y lo cerraron, no pude ir más, me faltaban tres años para terminar… me sirve para el tema de cobros, hacer trámites, o por ahí tengo que llevar el nene al médico, me sirve de un montón” (Lorena, abril de 2018)
En esta historia no existe el “colorín colorado”…
Actualmente en su sede de Nazca y Cabezón (Centro Cultural Nunca Más) funciona un punto verde donde se pueden llevar los materiales reciclables, el comedor para sus trabajadores y trabajadoras, y una olla popular que entrega viandas de lunes a sábados a más de 40 familias del barrio.
Debemos mencionar también los puntos verdes que gestiona en la Plaza Leandro Alem (Larsen y Artigas) y Martín Rodríguez (Habana y Argerich) en Villa Pueyrredón; Plaza Arenales (Mercedes y Nueva York) en Villa Devoto y Aristóbulo del Valle (Baigorra y Cuenca) y en Villa del Parque.
En plena pandemia, en abril de 2020, la cooperativa estrenó los triciclos especialmente realizados por un diseñador industrial de Villa del Parque. Compraron un total de 13 unidades, con los que recorren los barrios de Villa Pueyrredón, Parque Chás y Agronomía.
La Cooperativa, que nació en un asentamiento lindero a las vías ferroviarias, se ha convertido en este largo trajinar de 18 años en un actor de Villa Pueyrredón, que trabaja en conjunto con organizaciones sociales, culturales y políticas del barrio. En Parque Chás han construido lazos de amistad y colaboración con un Colectivo Barrial de vecinos y vecinas que, entre otras “militancias”, han armado postas de reciclaje. Y participa en la Federación de Cartoneros, Carreros y Recicladores en las luchas del sector, por un mundo “sin esclavos ni excluidos”.
Y colorín colorado esta historia no ha terminado!
LEY DE ENVASES
La Federación Argentina de Cartoneros y Recicladores y la Diputada Nacional Alcira Argumedo presentaron el Proyecto de ley de Envases – Nacional, Federal y con Inclusión Social – en el marco de la campaña “Reciclando en nuestras Manos” el 22 de septiembre de 2016 en el Anexo de la Cámara de Diputados de la Nación. El Álamo participó activamente. El proyecto lamentablemente perdió estado parlamentario.