El Arboretum ubicado en el polideportivo de Saavedra, destinado al crecimiento de plantas nativas, celebró su 17º aniversario. Creado por organizaciones ecologistas, fue incorporando distintos espacios, y sorprende la fauna que fue arribando paulatinamente al lugar. En el último tiempo se incorporaron muchos jóvenes a esta iniciativa, que muestran un gran compromiso en su mantenimiento.
Por Mateo Lazcano
Si hubiera tenido la posibilidad de soplar las velas de una torta imaginaria, el 17º cumpleaños del arboretum “Árboles de Buenos Aires”, situado en Parque Sarmiento, hubiese tenido un festejo “verde”. El último 29 de agosto, al finalizar la “Semana del Árbol”, la celebración fue con una nueva plantación de árboles nativos.
Este espacio nació en 2004 por iniciativa de la agrupación Vecinos por la Ecología, el Grupo de Voluntarios de Árboles Nativos de Aves Argentinas y la comunidad educativa de la Escuela Nº 19 de Saavedra.
Después de tanta lucha para la obtención de este lugar – en uno de los extremos del Parque Sarmiento, a la altura de avenida Balbín y General Paz – esta iniciativa para recrear un ambiente originario está en permanente crecimiento.
Fue declarado de Interés Ambiental por la Legislatura porteña en 2019. Y gran cantidad de jóvenes se va incorporando a estas tareas ambientales ante la relevancia que está tomando este tema a nivel internacional.
“Tenemos tres sectores diferenciados. El primero está más próximo a la reja principal, y posee un senderito. El del medio se asemeja a un pastizal, a una selva, con la vegetación bien alta. Y el último tiene una bañadera, como un sector acuático, que está en transición y donde buscamos que haya pececitos”, explica Hugo Campos, integrante de la organización Vecinos por la Ecología.
Hugo Campos, vecino de Saavedra y licenciado en Gestión Ambiental, rememora que en los primeros tiempos eran pocos los que se encargaban de mantenerlo. “Yo iba religiosamente todas las semanas. Recuerdo que convocábamos a una plantación, la gente venía, se sacaba foto. Y decíamos, bueno, la semana que viene hay que venir a regar y controlar el crecimiento. No aparecía nadie. Tenía que ir y volver de los baños con los baldes cargados de agua”. Así fueron los dos primeros años, dice, hasta que paulatinamente se fue sumando más gente.
El arboretum es un punto de encuentro social de admiradores de la naturaleza. Tiene un sector que sus organizadores llaman “el living”, con troncos situados debajo de una higuera. Desde el momento de su creación, el objetivo fue que sirva para divulgación científica con sentido pedagógico, como las actividades que hace Vecinos por la Ecología permanentemente en los barrios de la Comuna 12.
Durante los festejos de su nuevo aniversario, entre otras especies, se plantó un “Sombra de toro (Jodina rhombifolia)”, un orgullo para quienes sostienen el arboretum. “Es como si tuviéramos un panda, o un yaguareté para nuestra flora local”, señala el especialista.
En el racconto de estos años, Hugo da cuenta de la relación con las autoridades porteñas, uno de los capítulos más complejos de la existencia de este destacado lugar en Parque Sarmiento. De los 17 años de existencia, 14 transcurrieron con la gestión del PRO.
“Nosotros sabemos que somos algo que les molesta, porque no producimos plata. En un contexto en el que un Estado gubernamental pasó a tener clientes, y se convirtió en empresa, y todo se mide por la rentabilidad que genera, no los satisfacemos, y por eso la relación es tirante”, explica. La declaración de interés ambiental por parte de la Legislatura, sostiene Campos, no contribuyó a mejorarla, a pesar del reconocimiento.
La disputa actual tiene que ver con la instalación del “Circo Ánima”, de Flavio Mendoza. Tiene su enorme carpa y estructura a menos de cinco metros del arboretum. “Es algo que nos rompe la paciencia. Un reflector nos ilumina de frente, y el ruido y la música hacen que sea imposible hacer nuestras charlas, que son muy interesantes. Y lo peor es que no sabemos cuándo se va a ir”, lamenta.
En cuanto a la fauna, Hugo menciona a las arañas, que se mimetizan rápidamente con las flores. Menciona también a “un tipo de mariposa, muy linda, que va al aromo, un árbol de flores amarillas, de olor muy dulce”, y destaca que cuando empieza la temporada primaveral, se ven muchas especies de mariposas. “Atrás de ellas vienen las avispas, que se comen a las orugas. Por suerte ya hay varias cadenas alimentarias armadas en torno a la fauna”, agrega.
Según este especialista, se trata de insectos que ya estaban en el Parque Sarmiento, pero que el arboretum actuó como “un cartel de oferta en un shopping”, convocándolos masivamente. Cuenta asimismo con la presencia esporádica de un caburé, llamado “rey de los pájaros”, por su estratégico estilo de caza y mirada penetrante.
Hugo Campos reconoce que hay un “efecto Greta Thunberg”, en relación a la adolescente sueca líder del reclamo contra el cambio climático, que cautivó a millones de personas en el mundo. Y destaca que muchos adolescentes y jóvenes se han sumado a colaborar en el arboretum.
“Las redes sociales colaboran muchísimo también. Tenemos un pibe que vive a cuatro cuadras del parque y está cebadísimo con el tema: se lleva semillas, trata de sembrar en su casa. A su vez hay una chica que vino por intermedio de otro de los históricos que resultó ser de fierro, y ahora nos va a hacer los nuevos carteles”, cuenta.
El próximo objetivo es colocar una cartelería que sea visible desde la colectora de la avenida General Paz. Hasta ahora, el cartel indicador del arboretum se puede ver solo dentro del Parque Sarmiento.
Aunque si de anhelos se trata, para estos amantes de la naturaleza originaria en los barrios, la gran ambición es recuperar todo el corredor de árboles nativos de la General Paz entre el Parque Sarmiento y la estación Rivadavia, en Núñez. “Ya lo hicimos en el cruce con Balbín, en la plazoleta siguiente y en el pasaje Salto, en la bajada de Donado”, concluye Hugo Campos.