“Uno producciones”, integrado por estudiantes de la Escuela de Educación Media N° 1 Rodolfo Walsh de Villa Pueyrredón, entrevistó a docentes y referentes del centro de estudiantes. El resultado, un emotivo documental de 20 minutos con imágenes del presente y momentos memorables que hacen a la identidad local.
Por Juan Manuel Castro
Una escuela es mucho más que sus horas de cursada. Así queda expuesto en el documental “Walsh: Historia de una escuela en Villa Pueyrredón”, donde un grupo de estudiantes rescata momentos claves que forjaron la identidad de la institución educativa de la calle Argerich 5651.
El trabajo audiovisual surgió dentro de una materia y fue realizado por Uno Producciones, grupo integrado por estudiantes de quinto año: Julián Enríquez, Valentino Ferraro, Yamil Cano, Emanuel Kaczmar, Iñaki Coutoune y Alessandro Cataldo. Se estrenó a fines de noviembre durante un acto escolar y se puede ver online de forma gratuita.
¿Cuál fue la motivación para hacer este trabajo audiovisual?
Julián Enríquez: El documental surge de una materia que se llama Proyecto en Comunicación, que básicamente consiste en ir a alguna organización o institución del barrio y proponer un proyecto, desde el área de la comunicación, que los ayude. Nosotros estábamos medio perdidos, ya habían elegido la mayoría de organizaciones del barrio, y entonces el profesor mencionó que se podía hacer el proyecto con la Walsh, nuestra escuela. Ahí apareció la motivación que antes no teníamos. Todo nuestro grupo venía sintiendo que la escuela estaba sin rumbo, confusa, y un documental sobre su historia y su presente podía ser una herramienta para ayudar a toda la comunidad y para entender nosotros qué pasaba.
¿Cómo se decidió encararlo sobre la historia de la escuela?
Julián Enríquez: Ya habíamos escuchado muchas veces que la escuela en años anteriores, antes de que nosotros entráramos, había sido una escuela de renombre, llena de proyectos innovadores y con una mirada muy presente sobre los derechos humanos que le daba el nombre Rodolfo Walsh, por ejemplo. Nosotros encontrábamos poco de esos aspectos en la actualidad.
¿Cómo fue el proceso para buscar a los entrevistados? ¿Y el archivo fotográfico y videos antiguos?
Julián Enríquez: Diego Orfila, el profesor de la materia, que lleva muchos años en la escuela, nos fue recomendando y contactando con varios de los entrevistados. Había algunas figuras que tenían que estar, como Susana Fernández, que fue directora de la escuela durante veintidós años. La búsqueda de archivos fue hurgar en internet muchísimo tiempo, en biblioteca, contactar ex alumnos. Al ser una escuela que empezó ya en la era más o menos digital, el archivo es muy grande.
¿Cómo fue el proceso de filmación?
Valentino Ferraro: Poca gente sabía de los inicios de la Walsh, toda la filmación estaba enfocada en informar y captar la atención de los espectadores con la historia. Luego al ir avanzando con las entrevistas, Julián me pidió que grabara personas, la lluvia, la gente pasando por el barrio, el tren. Ahora sí había que poner movimiento a la película, empezar con una escuela medio apagada para terminar mostrando lo contrario.
¿Cuánto hubo de planificado y cuánto se dio en el momento?
Julián Enríquez: Nosotros planteamos las entrevistas con ciertos ejes, enfocados a lo que nos parecía que podía contribuir esa persona, y es en el montaje donde realmente veíamos lo que funcionaba y lo que no.
¿Cómo se eligió la música?
Julián Enríquez: Probamos música electrónica y nos daba algo demasiado futurista, probamos rap y nos daba demasiado New York o Estados Unidos; yo quería encontrar a qué me sonara Villa Pueyrredón. Con las bandas de rock Hormigas y Velcro me parece que no desentonaron.
¿Y a nivel humano?
Valentino Ferraro: Lo que rescato como aprendizaje a nivel humano de todo este enorme trabajo, diría que es el sentimiento de comunidad que se fue generando entre los que hicimos el documental, al ir descubriendo a personajes de la institución que quizás nunca tuvimos como profesores o no se pudo establecer una buena conexión con el compañero o la compañera. También colaboramos con estudiantes de otros cursos, varios alumnos de cuarto año nos ayudaron a publicitar el trabajo y fue muy nutritivo. Ver a la comunidad de la Walsh en distintos aspectos de la historia y por distintos actores, y sentir de primera mano que estás trabajando para compartírsela a los demás.
¿Cambió su forma de ver la escuela al terminar esta realización audiovisual?
Julián Enríquez: Totalmente. La investigación que hicimos, ir escuchando lo que nos contaban los entrevistados, hizo que cambiara muchísimo nuestra perspectiva de la escuela. Yo entendí mucho más lo complicado que es sostener esa “buena escuela”, de calidad, innovadora, inclusiva, y el talento y las ganas que invirtió tanta gente para que eso sucediera. Le tomás un cariño porque ves el trabajo que hubo y que hay detrás. Si arranqué con una mirada muy crítica y enojada, hacer el documental me reconcilió y me dio otra comprensión de la escuela.
¿Qué sintieron al ver tanta gente hablar con cariño y compromiso de la escuela?
Yamil Cano: Creo que muestra el nivel de la relación que se crea con los años entre alumnos y profesores. Después de enseñar tantos años en la escuela o de cursar los cinco años como alumnos, siguen hablando bien y teniéndole amor al colegio. Es genial.
Julián Enríquez: Inspira mucho, porque muestra que hubo mucha gente que “se puso la camiseta de la Walsh”, como dice una de las profes entrevistadas. Personas que le dedicaron horas y cariño al colegio y eso es lo que queremos todos a fin de cuentas, que la Walsh sea un espacio comprensivo, familiar, además de todo lo educativo y burocrático que tiene una secundaria.
¿Qué sintieron el día en que se estrenó?
Julián Enríquez: Pudimos proyectarlo en el colegio en los dos turnos, lo que para nosotros fue una alegría inmensa. Estábamos muy nerviosos porque no teníamos idea de si iba a parecer interesante, y las respuestas fueron muy positivas. En el turno tarde pudimos abrir un debate después de estrenarlo y logramos generar unas reflexiones que eran el otro objetivo del documental.
¿Qué sienten ahora que está online?
Julián Enríquez: Nos complace que las respuestas siguen siendo muy positivas. Este trabajo, más que para nosotros, era para generar cierto debate en la comunidad de la Walsh, ayudar al colegio y de paso si podía llegar a personas externas al colegio, provocar algunas ideas sobre cómo funcionan estos lugares.