Vecinos y vecinas de Saavedra, Núñez, Coghlan y Belgrano se unieron contra el DNU, la Ley Ómnibus y el protocolo antipiquetes y apuestan a consolidar un trabajo territorial de largo plazo.
Por Juan Manuel Castro
“El barrio tiene una tradición muy fuerte en cuanto a movimientos asamblearios”, explican integrantes de la Asamblea Interbarrial del Parque Saavedra, formada por vecinos y vecinas de Saavedra, Núñez, Coghlan y Belgrano a fines de diciembre para oponerse al DNU, la Ley Ómnibus y el protocolo antipiquetes del Gobierno de Javier Milei.
El objetivo es trascender la coyuntura política y consolidar un grupo de trabajo en distintas áreas: social, cultural, y política. Ya realizaron un festival y recorrieron centros de salud públicos.
A diez días de haber asumido la gestión, el presidente Javier Milei, en cadena nacional, presentó el Decreto de Necesidad y Urgencia 70-2023 con el objetivo de desregular la economía, liberar precios de tarifas y servicios e introducir una reforma laboral, entre otros aspectos.
Finalizado el anuncio, pasadas las 21, empezaron a sonar las cacerolas en distintos balcones de la Ciudad de Buenos Aires. Y algunas esquinas porteñas empezaron a llenarse de gente con cacerolas para mostrarse en contra de las medidas del Gobierno.
Aquella manifestación espontánea decantó en un cacerolazo de enorme magnitud frente al Congreso de la Nación. Desde barrios como Chacarita, Villa Crespo, Villa Urquiza, Almagro, Abasto y Boedo caminaron por las principales avenidas hacia el palacio legislativo y se quedaron protestando hasta bien entrada la madrugada.
Ese día, por la tarde, había debutado el protocolo antipiquetes para disuadir una manifestación de piqueteros y movimientos de izquierda a Plaza de Mayo para conmemorar el Argentinazo del 19 y 20 de diciembre del 2001. Por la noche, la ciudadanía salió a las calles y la presencia policial solo buscó escoltar y evitar situaciones de riesgo. Las calles eran de los ciudadanos una vez más.
Hubo una seguidilla de noches con protestas de este tipo, que tuvieron una merma en participación y un incremento de presencia policial para evitar cortes de calle. No obstante, aquella madrugada fue el puntapié inicial para dar inicio a una serie de asambleas ciudadanas que siguen en transformación y consolidación.
Una de ellas es la Asamblea Interbarrial del Parque Saavedra. Sus integrantes se reúnen los miércoles a las 19 horas en Pinto y García del Río. “Nos encontramos y charlamos los problemas que conlleva el DNU, sobre la posible sanción de la Ley Ómnibus y el protocolo antipiquetes”, cuenta ante este medio Sonia Macarena Rodríguez, librera, integrante de la asamblea.
“Hacemos propuestas para convocar más gente que se pueda sentir disconforme con la situación actual y organizarnos para enfrentar a este Gobierno”, agrega y destaca que lo que prima es “la horizontalidad y la participación directa”.
Durante el momento de deliberación, los asistentes plantean propuestas que se convierten en mociones, que luego son votadas. De allí surgen propuestas como festivales artísticos, volanteadas, y visitas a hospitales.
Además, la asamblea cuenta con distintas comisiones, como la de Educación. “Allí se aborda cómo será el próximo ciclo lectivo, cómo será la situación educativa en el contexto del Gobierno nacional actual”, agrega Macarena. También hay comisiones como la de redes, que es la encargada de divulgar la actividad de la asamblea.
Por otra parte, cada miércoles luego de cerrar la asamblea los asistentes caminan por el bulevar de García del Río hasta el cruce con la avenida Cabildo, en el límite entre Saavedra y Núñez. Allí realizan un ruidazo o cacerolazo.
La esquina de Pinto y García del Río es un sitio emblemático para la comunidad, ya que allí se solían reunirse la asamblea de los vecinos afectados por las inundaciones del 2 de abril de 2013, jornada en la que hubo seis fallecidos y cientos de damnificados. Hace más de un lustro se instaló en el lugar una placa en su homenaje a las víctimas.
También fue lugar de reunión para rechazar el proyecto de reservorio de agua en forma de laguna artificial, un proyecto del Gobierno porteño que eliminaba la mayor parte de superficie verde del Parque Saavedra. Como esta obra tenía parte de financiamiento del Banco Mundial, los vecinos e instituciones locales se organizaron de forma transversal y hablaron con las autoridades de esta entidad internacional, plantearon el perjuicio que implicaba ejecutar esa laguna. Finalmente, por el BM optó por no financiarlo. Fue una victoria vecinal de escala mundial.
Pablo Iglesias, vecino, docente e integrante de la asamblea que luchó contra la laguna artificial reflexiona: “Hay un hilo conductor en las asambleas que tiene que ver con la no consulta a los vecinos y el atropello por parte del Estado”. Señala que la experiencia de la asamblea transversal de vecinos e instituciones contra la laguna artificial fue un antecedente reciente que permitió articular a la actual asamblea: “Los vínculos sociales están consolidados”.
De todos modos, reconoce que el barrio “tiene una tradición muy fuerte en lo que es el movimiento asambleario”. Cita la experiencia del Argentinazo del 2001, pero también habla de la asamblea de vecinos inundados del 2013, de la lucha contra el viaducto de Balbín, por el cual se realizaron obras hidráulicas a fin de evitar inundaciones en la zona.
“Son múltiples intervenciones, Saavedra necesita espacio de absorción de agua”, asegura. En el barrio circula de forma subterránea el Arroyo Medrano entubado. Si hay lluvias extremas sus aguas derraman en las calles y pueden generar inundaciones de gran magnitud. “El cambio climático es una realidad, nos mantiene en estado de alerta en el barrio”, agrega Pablo.
La lucha por la construcción de un nuevo reservorio de agua que complemente al de 2014 en el Parque Sarmiento también es parte del plan de acciones ciudadanas.
En cuanto a la Asamblea Interbarrial del Parque Saavedra, en su primer mes de existencia logró articulación con fuerzas vivas locales. Desde lo cultural, el sábado 13 de enero por la tarde en el parque se desarrolló un “Festival de necesidad y urgencia” con música, poesía y deporte.
Durante la jornada tocó La Chilinga, agrupación de percusión que cuenta con su galpón y sede cultural en Ruiz Huidobro y Goyeneche; entidad comprometida con la lucha por los derechos humanos y en contra de los delitos de lesa humanidad de la última dictadura militar.
Se sumaron Forró Do Maga (música popular brasilera), Dúo Caricia (Circo); también hubo lectura de poesía feminista, fútbol mixto, taller de pintura, comida casera y un espacio de ciencia.
Por otra parte, integrantes de la asamblea visitaron el Hospital Pirovano, ubicado en el barrio de Coghlan (Monroe 3555) y el Centro de Salud y Acción Comunitaria (CeSAC) N° 27 del Barrio Mitre (Arias 3783).
“Se conversó con médicos, enfermeros, vecinos y se los invitó a participar de la asamblea. La idea es consolidar un espacio barrial que intervenga en la lucha contra el DNU, la ley Ómnibus, el Protocolo Anti protesta social y que se mantenga en el tiempo”.
Con esta apuesta, la asamblea integrada por vecinos y vecinas de cuatro barrios, nutridos de la experiencia histórica reciente, plantean un espacio de resistencia y también de construcción comunitaria en medio de una nueva era política.
