La “Asociación Civil y Biblioteca Popular Amigxs de la Estación Coghlan” cumplió en julio 57 años de vida. Esta entidad recoge las viejas tradiciones de las asociaciones barriales en torno a los ferrocarriles y los problemas de las primeras urbanizaciones. Adriana Riquelo, presidenta de la asociación, nos cuenta su historia y su presente.
Por Mateo Lazcano
Construir la idea de comunidad y de espacio común en estos tiempos de individualismo es un desafío, incluso en un barrio que, después de Puerto Madero, es el de menor población de toda la Ciudad de Buenos Aires. Hace 57 años, un grupo de vecinos y vecinas de Coghlan se propuso lograrlo a través de charlas, encuentros de debate y un faro cultural: su biblioteca.
La “Asociación Civil y Biblioteca Popular Amigxs de la Estación Coghlan” celebró el 25 de julio su 57° aniversario. Su historia comenzó en 1967 como la “Asociación de Vecinos de Coghlan”, que luego se convirtió en la actual Asociación Civil y Biblioteca Popular Amigos de la Estación Coghlan.
Su sede se encuentra en parte de las instalaciones de la estación Coghlan del Tren Mitre (Estomba 2649), y ellos se encargan de mantener y potenciar el espacio verde que la rodea, con la plantación de árboles.
Como reza su propio lema, están unidos por el amor y la pertenencia al barrio que habitan, con “sus calles, árboles, plaza y principios de vida basados en el respeto entre vecinos”.
Primeros tiempos y el rol del Jefe de Estación
Adriana Riquelo, presidenta de la asociación, en diálogo con nuestro medio, destaca que el verdadero origen está en 1891. “El barrio y la propia asociación están muy ligados a esa fecha, cuando el ferrocarril dio el nombre de Coghlan tanto a la estación como al barrio”. John Coghlan fue un ingeniero irlandés que trabajó en obras públicas en nuestro país.
“Esto era una zona de quintas, y una vez que llegó la estación, se fue loteando. Ha pasado mucha agua bajo el puente. Se fue construyendo el Hospital Pirovano, la Parroquia Santa María de los Ángeles, y llegaron las primeras edificaciones, que cambiaron el perfil del barrio. Antes, los alrededores eran basurales, un área inundable y llena de malezas. Precisamente, de esa urbanización surgió la asociación, por el deseo y la voluntad de quienes residían en el lugar de tener una mejor calidad de vida”, explica Adriana, refiriéndose a los antecedentes informales de lo que luego se constituiría como Asociación Civil varias décadas después.
Durante todo ese período, quien cumplió un rol clave fue el Jefe de Estación. “Era la figura que convocaba a los vecinos a reunirse en su oficina. Y esto no sucedía solo en Coghlan, sino en todo el ramal. Se reunían para que todos los vecinos ayudaran y colaboraran. Así fue como, finalmente, en 1967, se formalizó la asociación”, continúa Adriana.
El siguiente paso para la consolidación fue la ordenanza de 1973, en la que los predios de la estación fueron declarados de utilidad pública. Después llegaría la cesión, por parte de los ferrocarriles, del uso del terreno que corre paralelo a las vías en dirección a Bartolomé Mitre. En simultáneo, los vecinos comenzaron a involucrarse y, por ejemplo, formaron una canchita de fútbol de tierra. “Se fueron dando distintas pautas en las que la participación vecinal empezó a tomar más preponderancia”, señala Adriana.
En todo momento, hubo que adaptarse a las coyunturas histórico-políticas. En su recuerdo está, por ejemplo, la constitución de la Personería Jurídica en 1991, una acción fundamental para la supervivencia de la asociación en momentos en que los ferrocarriles se privatizaban durante el menemismo.
Importancia de la biblioteca
La cara visible y punto de referencia de la asociación es la Biblioteca Popular de la Estación Coghlan. “Se empezó a formar cuando los vecinos trajeron sus libros y comenzaron a intercambiarlos”.
El espíritu altruista y de voluntariado fue indispensable para mantenerla en buen estado para la comunidad. Las distintas comisiones se fueron acercando al Gobierno de la Ciudad para lograr subsidios y reconocimientos. También al Gobierno Nacional, para profesionalizar y enriquecer el estatus legal de la biblioteca, que se incorporó a la Comisión Nacional de Bibliotecas Populares (CONABIP). Este paso le permitió contar con una bibliotecaria rentada y tener acceso a la compra de nuevos libros a precios económicos.
Defensa de lo público y el medio ambiente
“Contamos con arquitectos, especialistas en patrimonio urbano e ingenieros que colaboraron voluntariamente y presentaron a las autoridades de distintas épocas proyectos sobre el espacio público del lugar y del barrio. Fue un trabajo continuo: armarlo, pensarlo y sostenerlo”, dice la presidenta de la institución.
Sobre la relación con las autoridades del Gobierno porteño y la Comuna 12, afirma que hay diálogo y que “cuando pedimos una reunión, nos convocan”. Aunque reconoce que “a veces nos gustaría tener más participación, porque nos parece importante que, cuando se va a hacer algo en el lugar, como el alumbrado, por ejemplo, se pueda trabajar en conjunto y no seguir una línea marcada desde un escritorio”.
“Conocer lo que piensan quienes transitan por el lugar es más importante que diseñar un plan de alumbrado, más allá de que pueda ser bueno al final. Acá hay una historia de trabajo en el espacio público, por lo que se nos debería convocar para saber nuestro punto de vista, de acuerdo con la experiencia de los profesionales que forman parte de la asociación”.
Un caño roto hace un año
“Tenemos un único baño, con una persona que lo cuida voluntariamente. Se empezó a desbordar, así que llamamos a un plomero para destaparlo. Él detectó que, en una cámara que está afuera, en el espacio público, hay un caño roto. Pedimos intervención, pero se pasan la pelota: que venga AYSA, que le corresponde al Gobierno de la Ciudad, que no, que es responsabilidad de Trenes Argentinos. Hicimos una nota a la Defensoría del Pueblo para ver si nos da una respuesta y saber a quién le corresponde”, relata indignada Adriana.
La situación lleva un año sin resolverse. “Nosotros podríamos pagar y arreglarlo, pero no podemos romper en un espacio público; eso lo tiene que hacer un ente oficial”. La estación tiene baños nuevos, pero no están habilitados por falta de personal.
Firme rechazo al Código Urbanístico
Desde la asociación, realizaron charlas y actividades en contra del Código Urbanístico e impulsaron un proyecto de ley con excepciones para Coghlan. “Nos guste o no, el barrio está cambiando. Tratamos de conversar y llegar a la gente. Por eso trabajamos fuerte el tema del Código. Lo que hace la asociación es informar qué puede pasar en los barrios con lo que se está debatiendo en la Legislatura. Nos estamos uniendo a encuentros de otras organizaciones vecinales”.
La construcción de torres tiene “preocupados” a los integrantes de la asociación. “Siempre hubo una idea de Coghlan como un barrio de casas bajas y mucho verde. Si hoy lo recorrés, ya no es así”, se lamenta Adriana.
Otra cuestión vecinal en la que se han involucrado es la creación de un espacio verde en el predio de Avenida Congreso y Naón, donde antes había un supermercado Carrefour y que actualmente está abandonado.
Participación vecinal
“Queremos que Coghlan sea inclusivo, donde estemos todos. Que venga gente que antes no venía; por eso, por primera vez, organizamos eventos con folclore”, ejemplifica Adriana. “Queremos invitar a todos a participar, a interiorizarse en nuestra defensa del ambiente, del espacio público y del barrio, e invitarlos también a participar en la biblioteca. Conocer que existe una, que tiene 250 socios y está creciendo. Si quieren colaborar, bienvenidos”, concluye Adriana Riquelo, presidenta de la “Asociación Civil y Biblioteca Popular Amigxs de la Estación Coghlan”.
Horarios de la Biblioteca Popular Amigxs de la Estación Coghlan Martes a viernes de 15 a 19 horas / Sábados de 10 a 14 horas
Correo: bibliotecaestacioncoghlan@gmail.com
Instagram: @bibliotecaestacioncoghlan (Biblioteca)
Instagram: @AmigxsEstacionCoghlan (Asociación)