La dura derrota de La Libertad Avanza frente al peronismo en la provincia de Buenos Aires fue el corolario del peor mes para el libertario desde su acceso a la Presidencia. A la economía y los salarios que no repuntan se sumaron los problemas para contener al dólar, los traspiés legislativos y los escándalos por corrupción que apuntan al riñón mismo del poder. El desafío de octubre con pronóstico reservado.
Por Fernando Casasco
Al igual que las corrientes subterráneas en el mar profundo, los cambios en el clima y el humor social no suelen ser advertidas por los actores políticos hasta que es demasiado tarde. Le ocurre a todos y esta vez le tocó a Javier Milei. El Presidente, que hasta hace poco se ilusionaba con “ponerle el último clavo al cajón del kirchnerismo”, sufrió el 7 de septiembre su peor derrota electoral de cara a los comicios nacionales del próximo 26 de octubre: Fuerza Patria, la alianza hegemonizada por el peronismo bonaerense, venció al frente de La Libertad Avanza con el PRO por más de 14 puntos.
El resultado es bonaerense pero tiene innegables repercusiones nacionales. Uno de los que apostó a darle esa connotación fue justamente el Presidente de la Nación, quién se metió en la disputa por bancas en la Legislatura de La Plata como si en ello se jugara el destino del modelo de la motosierra que encarna. El lema “Kirchnerismo Nunca Más” – en una enajenación espúrea de la consigna que sintetizaba la lucha de los organismos de derechos humanos tras la última dictadura – intentaba resumir el objetivo principal del gobierno nacional: derrotar al peronismo en su principal reducto. Como quedó visto, las urnas dieron otro mensaje.
Aunque casi nadie, ni siquiera los más optimistas de Fuerza Patria, esperaban un resultado semejante, las señales en contra de las posibilidades del oficialismo nacional se venían acumulando en el último tiempo. En lo económico, los últimos datos no eran demasiado prometedores: el dólar, las tasas y el riesgo país tuvieron sendas alzas. Un mes después de haber dicho que la moneda norteamericana flotaba libremente, el gobierno debió admitir que el Tesoro intervendría para intentar frenar las expectativas devaluatorias.
De la mano del aumento del dólar, la inflación detuvo su camino descendente. En julio el aumento de precios se aceleró por segundo mes consecutivo, marcando el 1,9%, y en agosto se repitió el número.
Al mismo tiempo, los salarios en el segundo trimestre de 2025 cayeron 2,8% en comparación con los primeros tres meses del año. Peor aún le va a los salarios del sector público, los cuales perdieron más de un 14% de poder adquisitivo desde noviembre de 2023. Al empleo no le va mejor: solo en provincia de Buenos Aires se destruyeron 44 mil empleos privados desde la asunción de Milei. Mientras tanto, los datos del consumo se hunden mes a mes. Todos estos números se transmiten en el día a día en una expresión sencilla y popular: la mayoría de los argentinos no llega a fin de mes.
A diferencia de lo planteado durante la campaña presidencial, la motosierra no se ensañó contra la casta política, sino con la clase media y los sectores más necesitados. En la opinión pública generaron mayor enojo los recortes en jubilaciones y pensiones, salud (especialmente la situación del Hospital pediátrico Garrahan) y prestaciones por discapacidad. Es por ello también que son estos los temas que mayor consenso contra la política oficial alcanzaron en el Congreso nacional. El rechazo por parte del Senado, por inmensa mayoría, del veto a la ley de emergencia en discapacidad marcó un hito en el desafío de la oposición a la motosierra indiscriminada del Presidente y su gobierno.
Para colmo de males, en agosto se destapó un escándalo de proporciones que afectaba a uno de los sectores más castigados de la población. Una serie de audios, con grabaciones al titular de la Agencia Nacional de Discapacidad (ANDIS), Diego Spagnuolo, destaparon una trama de corrupción en torno al pago de retornos por parte de droguerías contratadas por el Estado que iban destinados a la secretaria general de la Presidencia, Karina Milei y a su principal asesor político, Eduardo “Lule” Menem. La única reacción del gobierno fue intervenir la ANDIS, echar al funcionario lenguaraz y denunciar una operación de la oposición.
A partir de allí, las apelaciones a que supuestamente la hermana del Presidente se quedaba con el 3% de las coimas se viralizó (con cánticos pegadizos incluidos) y estalló en pleno clima preelectoral. El colmo del gobierno de “la libertad” llegó cuando pidieron a un juez la censura previa a los medios que pretendían difundir audios de la hermana del Presidente, lo que el magistrado concedió rápidamente.
El contexto electoral no era el mejor, pero tampoco lo fue en todo el año para los libertarios. Salvo el triunfo con apenas 30% (y con un fuerte ausentismo) en la ciudad de Buenos Aires y el de Chaco en alianza con el gobernador local, La Libertad Avanza había tenido magros resultados en casi todos los comicios provinciales.
Pero si en algún momento se ilusionaron con un resultado reñido, en las últimas semanas la confianza comenzó a mermar: en un despoblado potrero en la localidad de Moreno, durante el cierre de campaña, Milei habló de una situación de “empate técnico”. Por lo bajo en Casa Rosada especulaban con una derrota hasta por siete puntos. Los resultados finales duplicaron el peor escenario previsto por los violetas, con Fuerza Patria ganando en seis de las ocho secciones electorales; con ventajas de 25 y 10 puntos en la Tercera y la Primera respectivamente, que incluyen los municipios más poblados del conurbano; y resultados históricos en distritos esquivos para el peronismo como Tandil, Pergamino o Junín.
El shock fue fuerte. Milei prometió autocrítica, pero inmediatamente ratificó su programa económico y también al equipo de campaña, encabezado por su hermana Karina, los Menem y el armador bonaerense Sebastián Pareja, quienes eran bombardeados por críticas internas, especialmente de quienes responden al asesor Santiago Caputo. Las diferencias fueron ¿saldadas? mediante la creación de una mesa política que incluye a Karina Milei, Martín Menem, Santiago Caputo, Guillermo Francos (a quien el establishment busca empoderar), la siempre ubicua Patricia Bullrich y el ascendente vocero Manuel Adorni. Pareja, por su parte, fue ratificado al frente de la campaña bonaerense, pero en sus decisiones se buscará involucrar más a los dirigentes del PRO como Cristian Ritondo, Diego Santilli y Guillermo Montenegro.
La derrota oficialista tiene también implicancias de este lado de la General Paz. Se sabe que Jorge Macri fue uno de los dirigentes que más resistió en su momento la alianza con La Libertad Avanza, tras la derrota en las elecciones legislativas de mayo, y al que el jefe de Estado más repudia. Finalmente, la presión de distintos sectores del PRO impuso la política de coalición, para evitar un desmembramiento mayor del partido. La sucesora de Jorge Macri en Vicente López, Soledad Martínez, logró ser una de las pocas dirigentes del conurbano que “salvó” su distrito de la ola peronista, pero impuso sus propias condiciones en la campaña.
En la ciudad de Buenos Aires, en cambio, el jefe de gobierno prácticamente entregó las llaves del armado de listas a la secretaria general de la Presidencia y sus adláteres, a cambio de un par de lugares para los dirigentes amarillos en la lista. Será un hecho inhabitual: el partido gobernante en un distrito tendrá una participación absolutamente marginal en una elección de medio término. Ahora el temor del PRO porteño (y también del bonaerense) es que un menor caudal de votos del esperado reduzca la posibilidad de elección de los candidatos del espacio.
Por su parte, Mauricio Macri ve la situación y espera su momento. Retirado absolutamente de las negociaciones tras el patinazo de sus candidatos porteños, ahora podría achacar a los libertarios el ninguneo a su fuerza en territorio bonaerense. Sin embargo, el ex mandatario no emitió opiniones y se dedicó a jugar al golf. Cree que finalmente el Presidente necesitará en algún momento de su “expertise” y deberá aceptar sus condiciones. Todo esto mientras el reloj electoral avanza a paso redoblado hacia octubre, cuando empiece a definirse gran parte de la suerte de Milei frente a la segunda mitad de su mandato.
