La coordinadora del programa “Leer para Crecer” (que entrega libros en escuelas públicas) Carola Martínez Arroyo, denunció en una carta publicada en el portal “dondevivenloslibros.com”, que – tras pedir licencia por una grave enfermedad – el Ministerio de Educación le anunció la rescisión de su contrato y que está en peligro la continuidad del programa.
Carola Martínez Arroyo, coordinadora del programa, que bajo el título “Leer para Crecer”, entrega libros en escuelas públicas, afirmó que el Ejecutivo porteño rescindió su contrato mientras ella estaba de licencia por una grave dolencia y dejó entrever el peligro de su cierre. Lo hizo en una carta publicada en el portal “dondevivenloslibros.com”.
“Durante cinco años coordiné un programa bellísimo, tuvo varios nombres: 3 X 1, Biblioteca Personal, Leer para Crecer y LPC. El programa entregaba tres libros por año para todos los alumnos de la Gestión Estatal de la ciudad de Buenos Aires, desde sala de 5 al último año de la escuela media. Luego se incorporaron las escuelas especiales y las escuelas de adultos. Y más tarde algunas escuelas privadas” afirmó Martínez Arroyo.
A su vez puntualizó que el programa contaba con un grupo de especialistas y docentes extremadamente capacitados: “con cada uno de ellos fue un placer y un aprendizaje trabajar. A cada uno les agradezco enormemente” destacó Martínez Arroyo.
Por otra parte, indicó que “El diario de Ana Frank” lo entregaron todos los años con el objetivo de que los chicos de 12 años supieran “que una nena de su misma edad vivió encerrada y murió en un campo de exterminio por ser diferente” y detalló los autores que abarcaron: Gelman, Ana María Machado, Lauren Child, Rodolfo Walsh, Alejandro Dolina, Liliana Bodoc, Max Velthuijs, Gustavo Roldán, Mc Ewan, entre otros.
“Siempre tuvimos en la cabeza potenciar las pequeñas editoriales, hacer visibles a autores que nos parecían interesantes” explicó y aseguró que trabajo como técnica “más allá del signo político de la gestión por considerar que el programa si bien no paliaba las desigualdades del acceso a la lectura era un aporte para los alumnos y las escuelas”.
También hizo hincapié en que la selección de los libros seguía el razonamiento de elegir para todos los niños de la ciudad: “todos los niños, son todos los niños. Los niños de los colegios de Belgrano, los niños de Lugano y Barracas, los chicos que van al programa Puentes escolares, los chicos que tienen padres testigos de Jehová, los chicos de familias ateas, todos los niños recibirán ese libro. Y deberían ser libros que respetaran esas diferencias”.
Por otra parte dio cuenta de su enfermedad: “Hace tres años me enfermé gravemente, resistí a medias un año entero y luego pedí licencia. El año pasado ya no se entregaron libros de literatura y este año al parecer se dio de baja el programa” y relató que recientemente recibió un correo electrónico anunciándole la baja de su contrato.
“Y claro, no solo me dejan en banda en medio de un tratamiento, que, no es poca cosa, también deja sin literatura a todos los alumnos de la educación estatal obligatoria de la ciudad de Buenos Aires. Y estoy segura que nadie le parecía mal que parte de sus impuestos fuera gastado en libros para los chicos. ¿O sí?” concluyó su carta Carola Martínez Arroyo.