El Barrio Villa Pueyrredón entrevistó a Ricardo Colonna, coordinador y creador de la ONG “Mar para todos” en Mar del Plata. Su organización, integrada por 50 voluntarios y 15 guardavidas, comenzó con una silla anfibia y hoy cuenta con más de cuarenta y cuatro bajadas accesibles en Punta Mogotes, La Perla y El Torreón.
Por Mailen Maradei
Es una tarde de verano soleada y son muchas las personas en sillas de ruedas que ingresan a la playa para disfrutar de un día agradable en la ciudad de Mar del Plata. Tras atravesar una pasarela de madera, se acomodan en carpas dispuestas en el balneario y se trasladan a las sillas anfibias compuestas de asientos bajos, respaldares y dos ruedas.
El material es de fierro y tela vinílica. Al llegar, Ricardo Colonna, coordinador de la ONG “Mar Para Todos” se acerca y comenta que no le gusta “poner un lugar reservado para las sillas” ya que le gustaría que todas las personas estén integradas en la playa pero reconoce que si hace esto “no hay lugar para nadie” ya que mucha gente visita estas playas durante la temporada.
“Yo soy guardavidas, hacía temporada en Alicante e Islas Canarias – España -, ahí conocí las sillas anfibias. Se me ocurrió traer esta idea a la Argentina, pedí un préstamo para comenzar este proyecto y fui a ver un herrero que colaboró y lo sigue haciéndolo con su trabajo”, dice Ricardo Colonna, coordinador de esta organización que cuenta con 50 voluntarios y 15 guardavidas especializados en utilización de sillas de esta índole.
“Éramos un grupo de guardavidas y nos chocamos con todas las entidades que decían que les correspondía ciertas partes del balneario. Llegó un momento que me comprometí tanto con el tema que entendí que teníamos que agruparnos para ingresar a otros lugares que antes no podíamos. Empezamos con la ONG y el boca a boca de la gente ayudó mucho”, cuenta Ricardo.
El camino que realizo esta organización para que hoy miles de personas puedan disfrutar del mar fue arduo y no exento de trabas pero el saldo es positivo. El diseño de la silla debió atravesar sus modificaciones por el costo ya que Colonna afirma que antes el costo final de “las sillas valía 600 pesos” y ahora aumentó y agrega: “hicimos una silla pensando que nos iba a alcanzar. Hoy tenemos más de cuarenta ya que el ex gobernador Daniel Scioli nos donó algunas durante su gestión. También hemos puesto sillas en distintos centros para personas con discapacidad y las usan un montón de gente”.
El boca a boca fue fundamental para la expansión de esta idea hacia otros balnearios y playas del país. “En Mar del Plata hay cuatro bajadas accesibles en Punta Mogotes, La Perla y El Torreón”.
A su vez, esto generó la necesidad de sumar más voluntarios. En ese sentido, Colonna afirmó: “Las sillas tienen tres ruedas y si no hay gente que tenga la voluntad de ayudar, esto no funciona”. Para contrarrestar este inconveniente, el coordinador de “Mar Para Todos” decidió armar un proyecto para generar puestos de trabajos a través de las sillas anfibias y también para sumar seis bajadas accesibles más pero las elecciones y el recorte de presupuesto frenaron la iniciativa.
“Le habíamos ofrecido a la Municipalidad hacer seis bajadas accesibles con la recaudación de la ONG. También habíamos hecho un convenio con dos sindicatos de guardavidas para que ellos emplearan personal a través del municipio. Esto estuvo a punto de hacerse pero cambiaron las cosas, recortaron presupuesto y nosotros quedamos estancados. Ahora hay que empezar todo de nuevo”, cuenta desilusionado.
“Mar Para todos” se financia gracias al aporte de la gente y de un puesto de sombrillas y de comida que el balneario le concedió a la organización. “Cuando hacemos una silla, también renovamos nuestra flota y donamos otra a otros puestos que no tienen”, explica Ricardo y afirma que, aunque el material no es ideal, las sillas anfibias están hechas al “estilo argentino” caso contrario el costo de producción aumenta mucho que nadie puede solventar.
A diez años de sus inicios, Ricardo Colonna hace un balance del camino recorrido. “Cuando empecé, era un ignorante en este tema porque no tengo familiares con discapacidad entonces no entendía muchas cosas. Pensaba que había pocas personas que tenían discapacidad y la mayoría había tenido accidentes o son personas que han caminado entonces ahí empecé a tomar conciencia que nos puede pasar a todos. Tomé con cariño esta tarea y recibí una enseñanza de vida. También es una terapia”, sostiene.
Para él su trabajo fue una enseñanza de vida muy importante pero también las familias que cada año concurren a Mar del Plata debieron recibir este avance. “Al principio, costó hacerle entender a la gente lo que era la accesibilidad y la integración social. Nosotros íbamos con la silla hacia el mar y la gente se abría y decía: ¿Qué es esto? El segundo año la gente se levantaba para ayudarnos y hoy los chicos juegan en la silla, mucha gente colabora y sabe de qué se trata”, recuerda.
La experiencia de entrar al mar es sinónimo de alegría y libertad o tal vez significa la posibilidad de compartir un momento con sus seres queridos. Cualquiera sea la razón, Ricardo Colonna cuenta: “Cuando llevamos a las personas al mar y le preguntamos qué sienten, ellos contestan: Libertad porque en el mar somos todos iguales. Nosotros somos un pequeño eslabón en la cadena de accesibilidad y con esa silla hemos hecho felices a un montón de personas” resalta contento.
“Mar Para todos” hace felices a muchas personas y familias y también visibilizaron la necesidad de entornos accesibles para que todas las personas puedan gozar de su autonomía.
Nuevas directrices de Accesibilidad
La Secretaría de Turismo de la Nación en conjunto con el Servicio de Rehabilitación lanzaron “Nuevas Directrices de Accesibilidad”, un manual que pretende ser un marco de referencia para mejorar la calidad de los servicios turísticos y lograr un ambiente inclusivo.
En este contexto, se inscriben los balnearios, los parques temáticos, los predios deportivos y las plazas integradoras.
Este manual establece cómo deben equiparse los lugares (con una carpa con sombrilla exclusiva para personas con discapacidad y un sendero sólido que se conecte con otras áreas del balneario) y asimismo, afirma que el balneario debe contar con una silla anfibia y con personal capacitado para la atención de personas con movilidad reducida.
También existen otras legislaciones que garantizan el libre acceso a los espacios turísticos. Tal es el caso de la ley 25.997 “Ley de Turismo” – artículo 2 titulo 1- donde aclara, en sus principios, que se debe promover “la eliminación de las barreras que impidan el uso y disfrute de la actividad turística por todos los sectores de la sociedad, incentivando la equiparación de oportunidades”.
Asimismo, la ley 25.643 de “Turismo Accesible” establece que los servicios turísticos deben adecuar condiciones de accesibilidad para personas con discapacidad.