En su 25º Aniversario, Fabián Ucello y Raquel Prestigiacomo, fundadores del Museo Viajero junto al recordado actor Héctor López Girondo, repasan en esta nota los comienzos de una compañía de teatro que combina la investigación histórica, teatro y humor.
Por Mailén Maradei
Una reunión y una comida de por medio fue el puntapié inicial para esta compañía de teatro que ya lleva 25 años de vigencia en el Museo Saavedra – Crisólogo Larralde 6309 -. Tras el fallecimiento del actor y titiritero Héctor López Girondo, uno de los fundadores del Museo Viajero, Fabián Ucello y Raquel Prestigiacomo continúan realizando obras de teatro para niños.
“Yo tenía una colección de objetos antiguos que iba encontrando en la calle. A Raquel se le ocurrió hacer una obra de teatro con esas cosas para contar la vida cotidiana de una época determinada y logramos que esos objetos irradien información en el teatro”, cuenta Fabián Ucello, dramaturgo, actor, historiador y director de Museo Viajero.
Una de las primeras obras del Museo Viajero fue “Un siglo, un ratito”, una comedia sobre la familia argentina desde 1880. Radios, tocadiscos, fonolas y teléfonos a disco son algunos de los objetos que se utilizaban en la obra para contar los avances tecnológicos e industriales del cambio de siglo, los usos y las costumbres de la vida cotidiana y la distribución social de la época.
“Esta obra la hicimos hasta hace tres años atrás. Después, ya no la pudimos hacer más porque hubo otros cambios tecnológicos y empezaron a venir públicos que ya desconocían de qué se trataban algunos artefactos. Había chicos que no sabían que el teléfono antes se discaba”, cuenta con nostalgia Raquel Prestigiacomo, escritora y directora del Museo Viajero.
Otro hito en la historia del Museo Viajero fue “La pequeña aldea”, donde un director de museo contaba cómo era la vida cotidiana entre 1800 y 1850. Esta obra de teatro que terminó convirtiéndose en un texto dramático publicado por EUDEBA, la editorial de la Universidad de Buenos Aires (UBA).
La escenografía era una maqueta de 88 metros cuadrados que reproducía toda la época colonial en la Ciudad de Buenos Aires. “Para hacer la obra, leímos cerca de cien libros, relatos de viajes y crónicas. Con todo ese material, también armamos el libro”, señala Raquel Prestigiacomo.
Además de festejar un nuevo aniversario, el Museo Viajero viene cargado de propuestas ya que se cumple el bicentenario de la muerte de Manuel Belgrano. Para conmemorar esta fecha, los integrantes incorporarán dos obras nuevas al repertorio que ya tienen sobre esta figura histórica.
“Si bien ya hicimos cuatro obras sobre Belgrano, este año se estrenarán dos obras nuevas; El bomberito de la Patria y El examen final”, cuenta Fabián Ucello. A la par, Raquel agrega: “La idea de El bomberito de la Patria es rescatar el apodo que le decían a Belgrano y jugar en toda la obra con la confusión entre el trabajo y el apodo”.
La continua incorporación de obras que el Museo Viajero incluye en su repertorio se debe a la gran demanda de escuelas que año tras año lo visitan. “Hace 25 años que estamos haciendo obras y están destinadas a niños en edad escolar, hay muchas escuelas que ya vieron determinadas obras y piden permanentemente que hagamos nuevas. Estrenamos tres o cuatro obras por año”, cuenta entusiasmado Fabián Ucello.
En sus 25 años de trayectoria, el Museo Viajero ya cuenta con una gran experiencia en contar acontecimientos históricos de una manera sencilla y divertida para cautivar a su público; los niños. “El tratamiento que reciben los chicos como público es alto. Se busca un lenguaje sencillo y directo pero lo que se cuenta es historia argentina. Así, se genera una relación cercana entre los niños y los actores. Hemos explicado cosas difíciles y hemos emocionado a chicos de doce o trece años que son más difíciles de conquistar. Que sigan las obras y griten ¡Viva la Patria! De verdad, es conmovedor”, dice Raquel Prestigiacomo.
En poco tiempo, comenzará una nueva temporada y un cumpleaños especial para el Museo Viajero. Este aniversario no escatima en reflexiones para los integrantes de la compañía quienes recuerdan la transformación de la sala que les brindaron en el Museo Saavedra, y les permitió recorrer escuelas y diversas provincias de Argentina.
Para los integrantes, el Museo Saavedra más que un teatro, es una casa. “Llegamos en 1996 y nos dieron una sala vacía. Ese año, empezamos a hacer funciones y, para nuestra sorpresa, siempre vienen muchas escuelas. En 25 años, se armó una sala hermosa. Es nuestra casa”, señala Fabián Ucello.
Más información: http://elmuseoviajero.com.ar/