El Espacio Sísmico festeja sus cinco años con una nueva edición de “Buenos Aires Empírico”, festival de lenguajes escénicos. Contará con diez obras de teatro, una instalación visual, una exposición de artistas plásticos, tres talleres y dos charlas de artistas locales. Se extenderá del 9 al 15 de marzo.
Buenos Aires Empírico, festival de lenguajes escénicos
Por Mailen Maradei
El Espacio Sísmico, ubicado en Lavalleja 960, Villa Crespo, cumple cinco años y lo festeja con la llegada de una nueva edición de “Buenos Aires Empírico”, el festival de lenguajes escénicos creado por Juan Isola y Catalina Villegas en coproducción con la sala teatral.
Del nueve al quince de marzo, se desarrollará la segunda edición del festival Buenos Aires Empírico. Diez obras, una instalación visual, una exposición de artistas plásticos, talleres y charlas son las actividades que se podrán disfrutar durante una semana.
Ubicada en el barrio de Villa Crespo, el Espacio Sísmico es una sala teatral que cuenta con un bar y unas mesas para disfrutar de una cerveza, un vino o una buena comida. Algunos cuadros de artistas plásticos terminan de conformar la dinámica de un espacio donde se respira arte.
El año pasado, la sala teatral de Villa Crespo decidió dar un paso más e inauguró el festival Buenos Aires Empírico. “Con la primera edición, quedamos muy contentos. Es un festival que producimos de cero. En general, logramos bastante el objetivo; mostrar la diversidad de géneros presentes en las artes escénicas en Buenos Aires. Estamos super contentos porque la convocatoria estuvo bien, nos gustó cómo resultó la comunicación. En esta edición, apostamos a que el festival crezca aún más”, señala Catalina Villegas, creadora del Festival junto a Juan Isola.
Al igual que la primera edición, el festival independiente propone mostrar los diferentes lenguajes escénicos presentes en la escena teatral porteña: performance, danza, teatro documental, dramaturgia colectiva, unipersonales, varietés, café concert y teatro callejero.
Con la experiencia de la primera edición que contó con muchas obras de danza, el equipo de producción del festival decidió repensar algunas cuestiones. “En la primera edición, lo llamamos ‘Festival Empírico, festival de lenguajes teatrales’. Y sin embargo, programamos danza, que también es un lenguaje escénico. Nosotros nos dedicamos al teatro pero no quisimos dejar a la danza por fuera. A raíz de eso, cambiamos la bajada del ciclo. En la escena, la danza y el teatro siempre estuvieron separados pero hoy se producen de manera similar y también el teatro toma mucho de la danza y viceversa. Formamos parte del mismo circuito. Buscamos equilibrar bastante la programación, el equipo de trabajo y la calidad de las obras por encima de todo”, comenta Catalina.
La apertura, con entrada libre y gratuita, estará a cargo de una performance duracional del artista plástico, actor y director Alberto Antonio Romero. “Es una obra – adelanta Catalina – que ganó el premio en obra en ArteBA 2019, se va a realizar en la calle, son esculturas vivientes y durará una hora”.
Tras esta performance, comenzarán siete días de puro teatro y reflexión sobre la práctica teatral. Se inaugurará el festival con “Mis días sin Victoria” de Rodrigo Arena, una obra que combina la danza, la performance y el teatro que ganó el Premio Mejor Dirección en la Bienal de Arte Joven 2019.
El segundo día se presentará “Desmontable”, obra del dramaturgo y director Ramiro Guggiari. Se trata de un “work in progress” y una coproducción del festival con interpretación y dirección de Hernán Franco y Juan Isola. El año pasado, el Espacio Sísmico ya presentó una producción propia que se llamó “Que todas las vaquitas de Argentina griten MU” del Grupo Mínimo.
En ese sentido, la segunda edición también pretende ser una vidriera para mostrar producciones propias del espacio. “Es una idea desde el espacio – asegura Catalina – para dar una mayor visibilidad al lugar y generar producciones propias. En la primera edición, tuvimos una coproducción con el espacio que fue ‘Que todas las vaquitas de Argentina griten MU’ y este año también se presenta un trabajo en proceso de Hernán Franco y Juan Isola”.
Desde Uruguay, el tercer día, arribará la obra “Luz negra” con dirección de Christian Zagía y dramaturgia de Fernanda Muslera. Es la única obra internacional que se presenta dentro del festival y una posibilidad de intercambio para el espacio.
“Generamos un intercambio con Uruguay porque la obra ‘Que todas las vaquitas de Argentina griten MU’ fue convocada para el festival Temporada Alta de Montevideo. Ahí empezamos a generar lazos y el Instituto Nacional de Artes Escénicas de Uruguay les facilitó el dinero para que el elenco pueda venir. Comenzamos a incursionar pero no queremos que toda la energía se vaya en generar un festival internacional, sino que queremos crecer desde lo que somos e ir sumando cosas”.
El jueves 12 de marzo, cuarto día del festival, viene con dos propuestas que tienen dos registros diferentes. Se trata de la obra de teatro documental “Imprenteros” de Lorena Vega y de “Enamorarse es hablar corto y enredado” con dramaturgia y dirección de Leandro Airaldo.
La serie de dobles presentaciones continúa el viernes 13 con el unipersonal “Destructivo de un desastre irruptivo” de la directora y bailarina Eugenia M. Roces y la obra “Pobre Daniel” con dramaturgia y dirección de Santiago Gobernori y un elenco conformado por Laura Paredes, Julián Cabrera y Manuel Attwell.
El sábado 14 de marzo habrá dos funciones de la obra “De la mejor manera”, un trabajo de dramaturgia colectiva de Jorge Eiro, Federico Liss y David Rubinstein. “una obra de teatro y una experiencia site specific; la acción sucede y se representa en el bar”, anuncian sus creadores.
El mismo sábado continúa con una propuesta varieté. “Myrian Cardozo y las golondrinas del monte” serán las encargadas del toque musical del festival. “Acompañada por su asistente y ‘Las golondrinas del monte’, Myrian recorre un repertorio musical que abarca géneros tan diversos como la chacarera, la zamba y el hip hop”.
El cierre del festival estará a cargo de Víctor Ávalos. Con su obra “Tomate, puro tomate”, espectáculo que transita la comedia gestual, el bufón, la magia y el humor de vodevil. Destreza e improvisación al borde de lo incorrecto serán las claves del Payaso Tomate.
También habrá charlas y talleres. Los directores Nacho Bartolone y Silvio Lang y el compositor de imágenes y diseñador Endi Ruiz brindarán tres talleres gratuitos con inscripción previa y habrá dos charlas gratuitas; una sobre gestión y producción colectiva a cargo del Circuito Local de Intervenciones Culturales (C.L.I.C) y otra sobre la representación y los medios de producción en el circuito independiente.
“Queremos crear un clima festivalero de intercambio y debates por eso hay charlas y talleres. En cada edición, queremos ir profundizando un poco más y repensar el circuito independiente como creadores y ver cómo se puede mejorar las condiciones de producción, cómo se puede profesionalizar el trabajo sin relegar ni el contenido ni la forma” comenta Catalina.
Y agrega: “el circuito independiente no solo es un semillero que tiene aspiraciones, lo que se produce no necesariamente pretende salir de aquí. Las posibilidades que tenemos de contar lo que queremos en este circuito, no se dan en otro”.
Durante todo el festival se podrá disfrutar de las artes plásticas. Habrá una instalación visual y una muestra colectiva de artistas plásticos. Dentro de las exposiciones, se presentan tres obras; una instalación visual que se llama Germen y la expo ‘Liquidación por fin’ de Lautaro Parada y Lisandro Argañarás que propone la compra de una obra al precio que cada espectador/a le ponga.
“También – destaca Catalina – habrá una muestra colectiva donde participan cinco artistas con diferentes técnicas, entre los cuales se encuentra el colectivo mexicano ‘La marisquería gráfica’, por eso creo que va a ser interesante estar ahí más allá de ir a ver las obras”.
“Tuvimos una muy buena primera experiencia, ahora queremos que el público crezca y el festival se instale de una manera más sólida en Buenos Aires. Entendemos que no hay tantísimos festivales de teatro independiente y es muy difícil lograr hacerlo. Queremos que el festival se instale para el público general, que siempre le interesó ir a ver algo del teatro off y no sabe qué. En una semana, puede ir a ver un salpicadito de obras que después pueden abrirle un mundo para seguir investigando qué lenguajes le gustaría seguir viendo. Es un festival de nicho pero para darlo a conocer”, concluye Catalina Villegas
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