Ana Luque, cantante de tangos y letrista
Ana Luque, vecina de Villa Pueyrredón, es intérprete y compositora de tangos. Este año, presentó su tercer álbum “Dos Angustias” en el Bar Notable El Faro, ubicado en el barrio de Villa Urquiza.
Por Mailen Maradei
En medio de una semana intensa de ensayos para la presentación de su último disco “Dos Angustias”, Ana Luque hizo un breve descanso para conversar con El Barrio Villa Pueyrredón sobre el tango y el canto, una pasión que comenzó a cultivar en el año 2000 pero que se gestó antes a través de su participación en distintos coros.
Una presentación internacional que realizó con el coro de música popular llamado “Vocal Juntos” en el marco de la Semana Internacional Coral que se realizó ese año en Vittoria – España -, marcó un antes y un después en la carrera de Ana.
En esta experiencia, representó a la República Argentina junto a sus compañeros de coro y pudo interpretar como solista y por primera vez, una parte del estribillo del tango “Los Mareados”.
Allí, comenzó su carrera como solista. “Íbamos cantando por las iglesias y por los pueblos y yo me sentí muy bien al poder cantar como solista el estribillo de ese tango”, cuenta sobre su experiencia en el país vasco.
En el camino, encontró maestros y acompañantes que la guiaron para realizar su primera presentación en el Teatro Gargantúa. En este sentido, Ana Luque agradece a José María Torelli, un joven guitarrista de Suipacha, que la ayudó a definir su estilo como intérprete.
“Para un cantante de tango que recién comienza, es muy importante rodearse de músicos que sean buenos porque pueden enseñarnos muchas cosas. Yo aprendo mucho de los músicos que me acompañan”, comenta Ana.
Tras el lanzamiento de su segundo CD llamado “Intimo” – el primero se llamó “Los Mareados” en honor a la canción con la que inició su carrera solista -, Ana partió en busca de nuevos rumbos a Barcelona donde se presentó en cafés y restaurantes.
En esa oportunidad interpretó tangos de Eladia Blázquez. “Me trataron con respeto pero yo sentí que el tango no era aceptado allí. Además, no era conocida pero pasé experiencias que me encantaron, venían estudiantes de todo el mundo”, Ana sobre sus presentaciones en la capital de Cataluña.
Al recorrer su discografía, Ana cuenta cómo elige el repertorio de temas que realiza en cada presentación y cuáles son las condiciones que debe tener una canción para integrarla a su playlist.
”Cuando empecé a elegir temas para cantar no me preocupaba quiénes eran los músicos. Ahora, para elegir un repertorio, la letra me tiene que conmover y la música tiene que hacer una buena dupla con la letra. Me gusta que se entienda bien lo que dicen los temas”, opina y agrega: “Concibo mis conciertos con poesía y con un estilo que no sea agresivo. Hay tangos que ya sabemos que a la gente se les pega y los empiezan a cantar enseguida, pero también hay otros que tienen mensajes extraordinarios y no puedo dejar de lado. Mi gran desafío es que la letra les llegué a la gente”.
A la hora de nombrar su repertorio, mencionó intérpretes como Homero Manzi, Mariano Mores y Enrique Santos Discépolo, todos hombres. Sin embargo, es ineludible preguntarse qué rol tiene la mujer en el tango.
“El tango es machista. Sin embargo, los poetas les cantaron mucho a las mujeres. Puede ser que las mujeres hayan ocupado un lugar subordinado como músicas o poetas. Ahora, hay un movimiento desde hace muchos años donde las mujeres hicieron sus temas pero siempre la cantidad de producción masculina fue mayor. También, el rol de la mujer hace muchos años estaba en el hogar y la historia del tango marcó esa realidad pero conozco muchos letristas nuevos y me parece que eso se va a ir diluyendo. Esa diferencia ya no tiene tanto peso”, reflexiona Ana.
Aunque su último disco presenta varios temas de Eladia Blázquez y de Homero Manzi, reconoce que no posee ninguna influencia musical o intérpretes que la inspiren ya que ella no escuchaba tangos antes de volcarse a la interpretación pero si admite que la música de Eladia Blázquez “es bastante difícil” de interpretar pero con la cual se siente reflejada en las letras.
“Yo escuché a pocos intérpretes de tango. No me copié de nadie, no creo que canté similar a nadie. Cuando uno escucha mucho un cantante, sin quererlo va copiando cosas y viendo cómo interpreta. A mí eso no me pasó, aunque un músico me dijo que tenía una voz parecida a María Graña”, dice Ana.
Todavía recuerda algunas de las enseñanzas que aprendió al cantar “con otros” – como dice ella – y cuenta una anécdota que marcó su estilo de interpretación como solista: “Una compañera me pidió que la acompañe a un curso de canto en el Centro Cultural San Martín que enseñaba María Fernanda Lavía. Fernanda, una gestadora de talentos, me enseñó que no había que cantar como nadie, que estábamos ahí para aprender la letra y la melodía, para pensar qué puntos nos tocaba la canción y que queríamos interpretar. Eso es muy importante porque así el mensaje le llega a la gente”.
En cuanto a la interpretación, Ana es muy respetuosa de la composición original, respeta las notas tal como fueron escritas en la partitura pero también absorbe y se nutre de las cosas que va aprendiendo de los músicos que la acompañan. Además, continúa su formación musical ya que este año se recibió de letrista de Tango en la Academia Nacional del Tango, fundada por Horacio Ferrer.
Sobre su experiencia en la Academia, comenta: “Cuando empecé el seminario, me decían que escribiera cada semana sobre un tema en particular y no podía, no me salía nada. Después de tres cuatrimestres, quería dejar el curso pero el director del seminario me convenció para que me quedara porque decía que tenía mucha poesía en mis letras. A fin de año, tuvimos que entregar cinco letras. Me acuerdo que el día de la entrega, me encerré en la Biblioteca Devoto, me puse a escribir y a pensar horas y horas. Así fue como el 31 de diciembre a las cuatro de la tarde, pude mandar mis cinco letras, estaba muy contenta por haber logrado eso”.
Por último nos anuncia que hará una segunda presentación de su disco “Dos Angustias” el domingo 26 de noviembre en el Teatro Gargantúa, ubicado en Jorge Newberry 3563, en el autodenominado barrio de “Palermo Hollywood”.