Bachillerato popular en Agronomía |
Desde abril de este año funciona en el Club Social y Deportivo Agronomía Central un Bachillerato Popular. Ya cuenta con 17 alumnos, y los docentes trabajan “ad honorem”.
Por Mariana Vaccaro
“Vimos la necesidad y nos pareció que el club no es sólo deportivo, sino que tiene otras aristas y la educación para nosotros es importante”, sostiene el presidente del Club Social y Deportivo Agronomía Central, Fabio Romanella.
Desde el club notaron que varios de los chicos que entrenaban fútbol de salón no habían terminado el secundario y decidieron abrir un bachillerato a pulmón. Se trata de un espacio de enseñanza cercano a la comunidad del club, donde asisten jóvenes deportistas y también personas adultas.
Muchas de ellas son mujeres que llevan a sus hijos e hijas a la institución y que por motivos económicos debieron salir a trabajar y no finalizaron sus estudios. “Se anotaron 17 personas, la mitad eran de futsal y después se sumaron mamás de gente de acá del club y socias que tenían la tarea pendiente de terminar el secundario”, explica Laura, profesora de Comunicación e Historia.
La dinámica del club genera un contexto diferente al de las escuelas de adultos. En este sentido, Laura aclara que “es el entorno conocido lo que da tranquilidad, por ejemplo, mientras uno de los chicos está estudiando en el ´bachi´, la nena está tomando danza en el salón del club y el más chiquito está en la escuelita de fútbol y la mamá se está tomando un café acá (en el bufet). Entonces toda esa situación diferente a un colegio les da cierta comodidad en términos de que es un ámbito familiar”.
Además del lugar donde funciona, este bachillerato por ser “popular” tiene características propias que lo diferencian de las escuelas formales, apunta a generar conocimientos con los y las estudiantes a partir de sus propios saberes.
“Los contenidos se plantean de lo general a lo particular, es decir de los conocimientos previos que trae cada uno, de sus propias experiencias de vida. No vemos a los alumnos como el vacío al que tenemos que llenar de contenidos y que lo que nosotros damos es lo único que vale. Se suman los bagajes de cada uno y se enriquece la formación”, apunta Laura y Elena, profesora de Lengua, agrega: “Es una relación más simétrica entre el alumno y el profe, se va construyendo entre los dos, no sólo conocimiento sino también un vínculo”.
Los docentes que trabajan ad honorem no evalúan con nota numérica, sino que les dan devoluciones a quienes estudian respecto a su desempeño durante la cursada. Otra característica es que no se aprueba por año sino por materia. El bachillerato de Agronomía Central consta de 24 materias totales y está pensado para que dure tres años, ocho materias por año.
Estos tiempos estipulados resultan flexibles ya que como plantea la docente de Comunicación e Historia: “El dispositivo está pensado para que se termine en tres años, pero va a depender del tiempo que le dedique a cada uno en su propia formación”.
Esta experiencia educativa comenzó en abril de 2017 y se basó en el bachillerato del Club Atlanta que se formó gracias a los aportes del Movimiento Popular La Dignidad.
Alejandro, profesor y parte del movimiento, explica qué implica la educación popular: “La principal diferencia que tiene respecto a un secundario formal o una escuela de adultos es la conformación y el funcionamiento interno de esta institución. Nosotros no nos manejamos con la estructura burocrática típica, sino que nos manejamos en asamblea donde participan los docentes y estudiantes, todas las decisiones del bachillerato desde el contenido de las materias, el régimen de faltas, los horarios de entrada, las normas de convivencia hasta los modos de aprobación son discutidas de manera asamblearia por el equipo docente en constante diálogo con los estudiantes.
Nosotros apostamos a la construcción de un conocimiento colectivo con una fuerte intencionalidad de que los docentes formen parte de ese proceso”.
Si bien la interpretación de qué significa “lo popular” tiene variaciones, aquí cuando se utiliza se hace referencia al concepto de “educación popular” entendido como “una serie de experiencias y teorías que se desarrollaron a partir de los escritos y la práctica de Paulo Freire en Brasil con el movimiento campesino y el movimiento sin tierra. Éste implica ver la educación y ver la construcción del conocimiento desde abajo, desde una mirada de los trabajadores, del pueblo”, plantea Alejandro.
Sobre la perspectiva pedagógica, el docente resalta que la educación popular “se reconoce como no neutral – toda la educación es no neutral, aunque la escuela formal se autoproclama neutral o inocente -. Nosotros tenemos claro que todo tipo de educación sirve para defender algún u otro interés. La educación popular lo que intenta es construir una educación que sea para los intereses de la clase trabajadora, de los vecinos. Y poder construir un conocimiento que sirva para, obviamente, obtener un título secundario e insertarse en el mundo. Pero que eso sea un punto de partida que nos permita modificar nuestra realidad, nuestra vida, nuestro barrio”.
Para inscribirse acercarse a la secretaria del club (Bauness 958) o contactarse por correo:
bachiagrono@gmail.com o al Facebook: / clubagronomiacentral.
“Sólo hace falta: certificado de 7mo grado, DNI y ganas de venir a formarse y terminar el secundario”, apunta Laura.