Mientras el recorte presupuestario de Milei amenaza la continuidad de proyectos de universidades públicas, el Sistema Participativo de Garantía de la Facultad de Agronomía acompaña a productores del AMBA en su proceso de transición agroecológica. Pese a la falta de presupuesto, estudiantes y docentes sostienen su trabajo para consolidar una red que acerque el campo a la mesa.
Por Agustina Cavalanti
Un proyecto de la Facultad de Agronomía de la UBA (FAUBA) acompaña a unas 20 familias productoras hortícolas del AMBA en su transición hacia la agroecología. A través del Sistema Participativo de Garantía (SPG), docentes, estudiantes y técnicos visitan los campos, evalúan indicadores, realizan análisis de residuos y otorgan una garantía agroecológica. Los segundos sábados de cada mes, esos alimentos están presentes en la Feria del Productor al Consumidor que se realiza en el predio de Agronomía.
En diálogo con El Barrio Villa Pueyrredón, Eduardo Wright, coordinador de la Cátedra Libre de Soberanía Alimentaria y miembro de la Comisión Técnica del SPG; y Juan Rodríguez Subia, integrante del SPG y acompañante técnico, explican el impacto de este proyecto que acerca alimentos sanos y sustentables a la mesa de los consumidores, y que actualmente enfrenta un contexto difícil de sostenibilidad económica.
– ¿De qué se trata el Sistema Participativo de Garantía?
– Es un proyecto de la Facultad de Agronomía que conecta a productores y consumidores para promover prácticas agrícolas sustentables, transparentes y con respaldo técnico-académico. El sistema releva indicadores sobre prácticas agroecológicas, realiza visitas técnicas con equipos de estudiantes de distintas carreras y organiza capacitaciones para fortalecer la producción sin agroquímicos. El SPG brinda una garantía agroecológica visible para los consumidores que compran en la Feria del Productor al Consumidor de la Facultad. Uno de los últimos avances es la incorporación de análisis de residuos de plaguicidas. Esto le da un valor agregado a la garantía…
– ¿En qué consiste?
-Realizamos análisis que nos permiten detectar situaciones complejas, como contaminaciones externas por deriva que no dependen de los productores.
– ¿Qué valor tiene para ustedes que los consumidores conozcan el proceso técnico y participativo del SPG?
– Que los consumidores conozcan el proceso los acerca a la forma de hacer agricultura de los productores, al enfoque agroecológico y a los múltiples beneficios familiares y sociales que genera, así como a las dificultades y riesgos que implica esta opción. Conocer el SPG permite acercarse a mirar de dónde provienen los alimentos que consumen, cómo funciona el sistema agroalimentario, qué esfuerzos se están realizando para transformarlo en uno más justo y sostenible desde lo ambiental, económico y también social, tanto para productores como para consumidores. Es una invitación a ser parte del cambio que se está realizando en el sistema de producción, comercialización y consumo.
– ¿Qué rol juegan los consumidores dentro del SPG?
– Los consumidores son uno de los tres pilares fundamentales del SPG, junto con los productores y la Universidad. El objetivo es que, a través de las visitas a las fincas, los indicadores construidos con los equipos de trabajo y el intercambio con los productores, entre estos tres actores se garantice el proceso productivo. Se ha articulado en otras oportunidades con organizaciones de consumidores o compradores habituales de la feria y otros circuitos para participar de visitas a los campos, donde también asisten otros productores del sistema. De esta manera se intenta seguir construyendo confianza y validar el trabajo realizado. Estamos buscando profundizar la participación de consumidores y seguir generando espacios de participación e intercambio.
– El aporte de las/os estudiantes también es fundamental ¿no?
– El trabajo de los estudiantes es un sostén fundamental del proyecto y es voluntario. Es un complemento muy enriquecedor en su formación académica, pero en contextos de crisis puede ser difícil de sostener.
– ¿Cuáles son hoy los principales obstáculos que enfrenta el proyecto para sostenerse?
– El principal sostén económico del proyecto es el aporte de la Facultad de Agronomía (a través de la Secretaría de Extensión), con fondos provenientes de la Feria del Productor al Consumidor, que nos garantizan poder realizar los viajes con los equipos técnicos de docentes y estudiantes a las fincas. Pero otros gastos como los análisis de laboratorio, poder generar líneas de investigación vinculadas a las necesidades de los productores y otras actividades requieren financiamiento externo. Para ello, obtuvimos en varias oportunidades subsidios de proyectos de extensión e investigación.
– ¿Qué estrategias están realizando para conseguir financiamiento?
– Actualmente se están presentando proyectos a líneas de financiamiento de la universidad, como los proyectos de Extensión UBANEX. Estamos, como solemos decir, “a la pesca” de cualquier otra posibilidad de financiamiento que pueda sostener este trabajo.
– ¿Qué impacto tendría la interrupción de los análisis de laboratorio en la confianza de los consumidores y en la calidad del proceso?
– La confianza en el proceso se fundamenta en la red y en los vínculos entre los distintos actores que se ha construido en estos años. Las visitas a los predios, con la mirada crítica de los equipos de trabajo, y el acercamiento del vínculo entre productores y consumidores son una garantía en sí mismas. Pero creemos que los análisis de residuos brindan todavía más transparencia. En comparación a otros sistemas que certifican la calidad de los procesos, esta herramienta le da al SPG de FAUBA una cualidad distintiva, que ayuda a los productores a visibilizar la calidad del trabajo realizado y brinda información extra a consumidores conscientes e involucrados.
– En este contexto de recorte presupuestario, ¿qué riesgos corre la continuidad del proyecto?
– Si bien la Facultad ha manifestado el interés de seguir sosteniendo el proyecto, el recorte genera una sensación de incertidumbre que es común a muchas de nuestras actividades. Lo más valioso que logramos construir es la red. Una red diversa, amplia y activa, donde cada actor aporta y se lleva algo. El productor se fortalece, el consumidor gana confianza y alimentos sanos, el estudiante se forma en territorio y la Facultad se enriquece con la experiencia concreta. Esa es la verdadera garantía.
