Agarrate Catalina Títeres reestrena “La Luna como Testigo”

A partir del siete de marzo, se reestrena “La luna como testigo” de la compañía Agarrate Catalina Títeres. La obra podrá verse todos los sábados y domingos de marzo en el Centro Cultural de la Cooperación, Av. Corrientes 1543. En esta nota, Adriana Sobrero, codirectora del espectáculo y fundadora de la compañía de Títeres y Objetos, repasa sus comienzos en el mundo de los títeres y analiza las consecuencias que generó esta obra tras quince años en cartel.

“Un hombre cuenta sus historias tantas veces que al final
él mismo se convierte en esas historias. Siguen viviendo
cuando él ya no está. De esta forma, se hace inmortal”.
Will Bloom en la película “El gran pez”

Por Mailen Maradei

Agarrate Catalina Títeres reestrena “La luna como testigo”.

El títere ha sido considerado un elemento mágico para todas las generaciones de niños, niñas y adultos. Cautiva por su magia. Antiguamente, se utilizaba en ceremonias religiosas como un objeto intermediario entre los hombres y los dioses. Hoy en día, el teatro de títeres y objetos divierte a niños, niñas y adultos por igual en las salas de teatro.

“Para mí, el títere es una materia que actúa, es lo físico. Hay títeres que no tienen texto y la materia se mueve e interpreta igual”, afirma Adriana Sobrero, directora del espectáculo, titiritera, artista plástica y fundadora de la compañía de teatro de títeres y objetos Agarrate Catalina.

Agarrate Catalina Títeres es una compañía teatral que surgió en el año 1997 en la Escuela de Actores Titiriteros en Avellaneda fundada por el maestro Elvio Toto Villarroel. Desde sus inicios, la compañía ha recorrido escuelas, centros culturales, museos, pueblos y festivales nacionales e internacionales.

Este año, Agarrate Catalina festejará los quince años de “La luna como testigo”. Este espectáculo, dirigido por Adriana Sobrero junto al titiritero Sergio Ponce, cuenta dos historias que suceden con la luna como cómplice de miles de aventuras. Allí aparecerán una gama de personajes compuestos por una niña que sueña con la luna, un niño enamorado que quiere regalársela, un pintor que decide realizar su obra maestra y un simpático personaje que intentará dormir.

Tras quince años recorriendo festivales, pueblos y teatros del país y del mundo, Adriana rememora el punto de partida de esta obra: “La primera imagen que me vino a la mente para hacer `La luna como testigo` es la de un títere que pudiera pintar en vivo, después hubo muchísimo trabajo hasta que se llegó a la obra y fueron apareciendo otros personajes; un nene que quería pintar la luna, Rosaura la protagonista femenina”.

Adriana nos cuenta de la importancia de los ensayos. “Trabajo mucho a partir de los ensayos donde el director ve y ordena lo que se va haciendo con los títeres. Se va construyendo en los ensayos porque, a veces, improvisando surgen cosas que si uno las piensa, no salen. Entonces, es muy importante la improvisación. Yo diría que la obra es dirigida por Sergio Ponce y yo la codirigí porque fui cambiando cosas, pero la primera mirada fue la de él”, señala Adriana.

Tras quince años de recorrer festivales, enumera todos los países que conoció gracias a “La luna como testigo”. México, Puerto Rico, República Dominicana, Colombia, Guatemala, Perú, Brasil, Chile, Uruguay, Bolivia e incluso hizo una gira por Europa gracias a una beca del Institut International de la Marionnette para estudiar en Francia.

“Tuve mucha suerte con esta obra. Me llevé `La luna como testigo` a Francia, la traduje al francés y la presenté en el festival de Charleville, festival mundial de títeres. Yo estaba muy asustada porque traducir la obra al francés no fue fácil pero les gustó. Después de esa experiencia, hice una gira por Europa durante dos o tres meses. Fui a Estrasburgo, Berlín, Suiza”, destaca Adriana.

Y recuerda: “en Alemania, la hice en castellano y tuvo una aceptación importante a pesar de dificultad que generaba entender algunas cosas por el idioma. La historia en sí se comprendió. Yo trabajé para la comunidad argentina en Alemania e hice algunas funciones en un teatro para alemanes. Ese fue un gran desafío y funcionó”.

Al hablar, Adriana denota un entusiasmo por su profesión que inconscientemente ya latía en su corazón desde pequeña. Al preguntarle de dónde surge su pasión por este trabajo, recuerda dos etapas de su vida; la niñez cuando jugaba con sus hermanas y ya la Adriana adulta cuando se perfeccionó en Avellaneda.

“Desde muy pequeña, yo les hacía novelitas a mis hermanas y les jugaba con unos muñequitos muy chiquititos que venían en los chocolates Jack. Con esos muñequitos y el Scrabble que me había regalado mi papá, armaba unas cosas muy locas. Creo que esos fueron mis inicios como tiritera”, dice Adriana entre risas.

“Cuando fui más adulta, me recibí de maestra de plástica, daba clases en escuelas públicas mientras me perfeccionaba haciendo cursos hasta que un día hice uno de títeres con Mabel Marrone, titiritera del Teatro San Martín. Ella daba el curso en el IMEPA (instituto Municipal de Educación por el Arte) en Avellaneda. Me dijo por qué no iba a la escuela y así fue. Allí, conocí al maestro Javier ‘Toto’ Villarroel y me enamoré de los títeres”.

En cada creación de Agarrate Catalina, Adriana combina su formación como artista plástica y como titiritera. “Al ser artista plástica, no puedo dejar de crear mis propios títeres. Una sola vez, el diseño lo realizó otra persona pero me cuesta delegarle el trabajo a otro. Ahora, voy a hacer un trabajo para niños muy pequeñitos y estaba pensando que los hiciera otro”, resalta Adriana Sobrero.

El proceso de creación de cada títere es distinto dependiendo si realiza un trabajo para una obra propia o para otras compañías. “A veces, está la imagen, otras veces, hago estudios. Yo trabajo moldeando la arcilla y buscando el gesto en la materia. Los personajes de `La luna como testigo` los modelé y los fui buscando en la arcilla. También realice títeres para otras compañías. Ahí me pasan los textos o datos de los personajes que considere el autor de la obra para armar los personajes y hago bocetos porque el otro necesita saber qué voy a hacer”, explica.

Como titiritera y docente, Adriana señala que es una férrea defensora de la formación específica del titiritero/a, por eso al preguntarle cuál es la formación que debe tener explica: “Es una formación integral con un acento muy fuerte en lo corporal, en lo dramatúrgico y en lo actoral. Brinda conocimientos de música, plástica, se requiere un entrenamiento vocal para la emisión y generación de voces y sonidos, un entrenamiento corporal y ciertos conocimientos de la actuación y de la dramaturgia con títeres”.

Para Adriana, los títeres y los objetos siguen atrapando a niños y adultos por igual. “Los niños que viven en la ciudad tienen una gran cantidad de estímulos visuales y tecnológicos. Sin embargo, algo tan simple como el títere los sigue atrapando. Hay una esencia que tiene que ver con lo ritual, con lo mágico y con el juego, hay algo de eso que es atrapante tanto para los niños como para los adultos porque también atesoran algo del juego. Me parece que ver jugar a otros con los títeres les recuerda a su niño interior. Ese recuerdo sensorial es muy fuerte”, opina la creadora de Agarrate Catalina.

El reestreno de “La luna como testigo” implica un doble festejo para Adriana ya que la obra será reestrenada en el lugar donde unos años antes ella recibió galardones en los Premios Villafañe. Y porque este año la obra saldrá publicada en la antología “Títeres en palabras” de Ediciones Centro Cultural de la Cooperación.

Funciones: Sábados y domingos de marzo a las 16.30 horas.
Centro Cultura de la Cooperación, avenida Corrientes 1543.
Sala Osvaldo Pugliese. Entrada general 300 pesos.
Consultar promociones en boletería del teatro.

Ficha técnica: