Encuentro inter-huertas en Villa Pueyrredón por ley de agricultura urbana. Se desarrolló el 21 de diciembre en un espacio recuperado y acondicionado por la comunidad del barrio, lindero a las vías del ferrocarril Mitre.
Por Juan Manuel Castro
Huerteros urbanos porteños y bonaerenses se reunieron este sábado 21 de diciembre en la Huerta Vecinal de Villa Pueyrredón con el objetivo de trazar las ideas fuerza de una futura ley de agricultura urbana para la Ciudad de Buenos Aires. También para sentar bases de un trabajo en red, a fin de intercambiar conocimiento y articular acciones conjuntas.
Estuvieron presentes integrantes del Corralón de Floresta; de Plantas Saludables y Buen Vivir y docentes de huertas en el Polo Mugica del Barrio 31 de Retiro, entre otras entidades. Hablaron de hacer una base de datos con todas las huertas y experiencias similares en la Ciudad y alrededores. Citaron el ejemplo de la Red de Compostaje, que nuclea a emprendimientos de compost (material orgánico)
La reunión se llevó a cabo entre las plantaciones de frutas y verduras sobre terrenos ferroviarios de la línea Mitre, en Argerich y Curupaytí. Se trata de un extenso corredor verde de acceso público que incluye una plaza y mobiliario urbano, como bancos y mesas. La intervención de la huerta cuenta con decenas de plantas, incluso un “hotel de insectos”, canteros y carteles con los nombres de las especies utilizadas.
Los huerteros locales montaron un gazebo para evitar el sol y acomodaron sillas en torno a una mesa principal. En tono informal, con mate, limonada y bizcochos, se acordaron líneas comunes de trabajo.
Por una ley de agricultura urbana…
En primer lugar, se habló sobre dar un marco legal a las distintas experiencias de huertas urbanas. Hablaron de la necesidad de contar con un respaldo parlamentario para poder montar huertas y no temer a desalojos, contravenciones o destrucción de las plantaciones por parte de autoridades oficiales. Resaltaron la diferencia en trabajar sobre terrenos que están bajo la jurisdicción del Gobierno nacional y del porteño.
“¿Qué figura institucional cabe para la huerta de este tipo?”, se preguntaron durante esta etapa del debate. Señalaron que en la Ciudad y alrededores hay experiencias en espacios públicos como plazas, por ejemplo el Corralón de Floresta. También en terrenos ferroviarios, como la de Villa Pueyrredón o la Chacrita del Galpón, en el Playón de Chacarita, barrio en proceso de urbanización.
También hablaron que, en el marco de la ley de agricultura urbana, es necesario establecer que el Estado porteño pueda ayudar a las huertas urbanas con distintos materiales, herramientas, baños químicos, mangueras para hacer distintos tipos de riego. Señalaron que tierra, semillas y otros objetos es mejor conseguirlas mediante el intercambio entre huertas.
Integrantes del Corralón de Floresta contaron sobre la experiencia de este predio público. Años atrás fue recuperado por la comunidad para usos culturales y ambientales. Allí se empezó a trabajar en una huerta de perfil comunitario. A mediados de 2017 el Gobierno porteño informó que iba a restaurar el terreno. Los arquitectos contratados para tal fin acordaron con los huerteros que el espacio de cultivo iba a seguir en pie.
Lo vivieron como una victoria para el trabajo comunitario en el barrio y hoy siguen activos. En su momento tuvieron una “Huerteca”, pero ahora el material bibliográfico está disperso en varias casas particulares. Otra acción valorada en la huerta es la visita de estudiantes, lo que genera conciencia y un clima de sinergia entre instituciones del barrio.
Una de las asistentes en hacer uso de la palabra fue Rita, vecina de Marcos Paz e integrante de Plantas Saludables por el Buen Vivir. Señaló que el “conocimiento popular de plantas y yuyos se enlaza con la dinámica de huerta”.
Dijo que esta entidad articula a través de nodos en la zona oeste del conurbano y de la Ciudad de Buenos Aires. En general, se trabaja con huertas particulares y en muchos casos se utilizan las plantas para hacer pomadas. También realizan boletines anuales para dar a conocer a la comunidad de su labor. En este contexto acordaron que la huerta de Villa Pueyrredón sea un nuevo nodo de trabajo.
Los huerteros de Villa Pueyrredón agradecieron la visita de los presentes y contaron que esta es una experiencia nacida en la Unidad Básica “Rodolfo Walsh” de Nazca 5481. Contaron que los sábados desde las 16 se reúne la comunidad del barrio a trabajar en la huerta.
“Es algo orgánico que se da de buena manera”, señalaron y agregaron: “Cumple función paisajística, ya que se configura un corredor de caminada donde se inserta la huerta, ya que estamos a tres cuadras de la estación”.
“Esto se sostiene con la voluntad y acción de los vecinos, es un proyecto comunitario”, agregaron. Contaron que enseñan nociones básicas sobre huertas para que “que cada uno lo replique en su casa”. “Pensamos en poder hacer una casa autosustentable”.
Manifestaron que esta experiencia fue bien recibida en el barrio, salvo en los comienzos por algunas quejas de vecinos en forma esporádica. “La situación se asentó”. Como problemas cotidianos, dijeron que a veces se complica el suministro de agua para regar las plantaciones, la crecida de yuyos y que muchas personas se llevan las frutas y verduras sin avisar. De todos modos, nada de esto detiene la labor de esta comunidad.
Describieron las distintas articulaciones que tiene este trabajo. Por un lado, hacen participar a vecinos adultos mayores: “Hay algunos a quienes les cuesta venir a trabajar la tierra los sábados, pero nos traen bolsa de compost, se nota por la cantidad que le ponen muchas ganas. Les cuesta venir, sobre todo ahora con el calor, pero les invitamos a que vengan a pasar la tarde acá, todos juntos”. Hablaron de generar conciencia en las escuelas de la zona al visitar la huerta o ir a los establecimientos a hablar de temas ambientales.
También articularon con la Fundación Faldad (ubicada a una cuadra del lugar) en los comienzos de la huerta. La fundación tiene un vivero y un taller protegido que integra a personas con discapacidad mental. Solían donar plantines. Integrantes de la Fundación todavía colaboran con la huerta del barrio.
Y a todo esto se suma el trabajo articulado con la Cooperativa de Recuperadores Urbanos El Álamo de Villa Pueyrredón, una de las experiencias ambientales más importantes de la Ciudad de Buenos Aires.
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