Alimentos Cooperativos cuenta con un local en La Pampa 4801. “Somos una red de organizaciones que cree en otra forma de alimentar, fuera de las corporaciones”. Dentro de la Ciudad también están en Villa Devoto, Habana 3277, y Palermo, en Bonpland 1660.
Por Juan Manuel Castro
Los sabores y saberes de todo un país están al alcance de los vecinos en tres barrios de la Ciudad y sus alrededores. Alimentos Cooperativos cuenta con tres locales donde se venden productos elaborados desde la agricultura familiar, el cuidado del ambiente y el sentido comunitario. En Villa Urquiza, La Pampa 4801, en Villa Devoto, Habana 3277, y en Palermo, Bonpland 1660.
“Somos un montón de organizaciones en todo el país convencidas de que es posible trabajar y cooperativizar la cadena de valor, desde la semilla hasta el consumidor final”, cuenta a este medio Ignacio Vila, presidente de Alimentos Cooperativos.
“Nosotros somos una cooperativa y venimos trabajando con la agricultura familiar hace varios años. En los hechos, hemos generado una comunidad o una red de cooperativas que producen alimentos en todo el país. Al estar en la Capital Federal desde nuestro lugar nos toca un rol más comercial, generar los canales de contacto con los consumidores”.
Ignacio indica que este estadio de la cadena es fundamental: “Este es un tema histórico, el sector de las pequeñas y medianas cooperativas tiene problemas para ingresar a los grandes mercados. Hay acuerdos entre la gran industria alimenticia y grandes cadenas de supermercados. Por más que uno tenga, por ejemplo, una mermelada rica, sana, sin químicos y a buen precio va a quedar fuera de las góndolas por estos acuerdos”.
“En algún momento comenzamos a comprender que lo que se necesitaba era armar canales de comercialización propios. Debían ser profesionalizados, lo mejor posible. Es una respuesta al consumo de la gente, de a poco arrancamos”.
“Es un camino que se hace juntos. Actualmente en Capital Federal funcionamos en una fusión de dos cooperativas, junto al Centro de Comercialización de Productos de Agricultura Familiar (CECOPAF). Hace años trabajamos como si fuera una sola cosa. Esa juntada nos permitió dar unos cuantos saltos, lo que nos pone muy contentos”.
Al vender alimentos, son una actividad exceptuada durante el aislamiento social obligatorio. Ignacio explica: “Desde que empezó todo nunca tuvimos la posibilidad de tener una reflexión del cómo, lo que si nos agarra este contexto y básicamente al estar dentro de actividades esenciales seguimos trabajando. Para nosotros es importante, en términos económicos y en seguir acercando alimentos de calidad de diferentes provincias del país a gente que tiene derecho a comer y alimentarse dignamente”.
“Nosotros funcionamos con un espacio mayorista y los tres locales comerciales en Capital Federal, incluido el de Villa Urquiza. Nuestros locales siguen abiertos, acortando horarios en algunos casos. En el medio decidimos avanzar con la entrega a domicilio y el comercio digital; esto último lo queríamos hacer hace tiempo y ante la necesidad por la caída de ventas en pandemia lo aceleramos”.
Señala que no hay un perfil específico de consumidor final, pero que en general se trata de “personas que están alejadas de las grandes marcas y los supermercados, que está enojadas por este tipo de alimentos de menor calidad o con menos nutrientes”.
“Cuando hablamos de trabajar y cooperativizar la cadena de valor pensamos que la cadena de producción debe pasar por nuestras manos, no por una sola cooperativa sino por el conjunto, desde el que produce la semilla hasta el que consume. Tenemos una mirada crítica sobre el rol de las empresas transnacionales y corporaciones que hacen daño en varios sentidos. A esa lógica buscamos esquivarle con la alimentación nacional de agricultores familiares, obteniendo calidad lejos de químicos o trabajo infantil. Queremos otra forma de producir alimentos, con otras prácticas”, concluye Ignacio.
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