Sin clases porque no tienen los recursos básicos para estudiar en forma virtual. Sin canasta escolar nutritiva, porque no alcanza a la educación de adultxs. Frente a la desidia del Gobierno porteño, queda la solidaridad de docentes y vecinxs que reparten bolsones de alimentos a las familias de lxs estudiantes. Entrevista a Fernando Santana, miembro fundador de la Cooperativa de Educadorxs e Investigadorxs Populares Histórica.
Por Agustina Cavalanti
“Sueñan las pulgas con comprarse un perro | y sueñan los nadies con salir de pobres, | que algún mágico día llueva de pronto la buena suerte, | que llueva a cántaros la buena suerte; | pero la buena suerte no llueve ayer, ni hoy, ni mañana, ni nunca, | ni en lloviznita cae del cielo la buena suerte, | por mucho que los nadies la llamen y aunque les pique la mano izquierda, | o se levanten con el pie derecho, | o empiecen el año cambiando de escoba” (Eduardo Galeano)
La educación de adultxs también es educación pública. Pero para el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires son los “nadies” que parafrasea Galeano: hace más de 60 días que los bachilleratos populares de Ciudad se encuentran sin clases, porque no cuentan con los recursos necesarios para continuar de forma virtual, y sin “Canasta Escolar Nutritiva”, porque la entrega quincenal que realiza la gestión porteña no alcanza la educación media de adultxs.
“Entendemos que es el Estado quien debe garantizar el acceso a la alimentación para todxs lxs estudiantes y garantizar las herramientas necesarias para enfrentar este escenario que estamos viviendo. Presentamos distintas notas y cartas abiertas al Gobierno de la Ciudad y no obtuvimos ninguna respuesta. Estamos en plan de lucha para que el Estado se haga responsable y garantice las condiciones mínimas para todxs lxs estudiantes”, asegura Fernando Santana, miembro fundador de la Cooperativa de Educadorxs e Investigadorxs Populares Histórica (CEIPH), una organización social, política y educativa que nuclea bachilleratos populares de la Argentina.
Actualmente existen cerca de cien Bachilleratos Populares en el país, concentrándose el mayor porcentaje en el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA). En Capital Federal representa el 30% de la oferta pública de la educación de jóvenes y adultxs.
En 2019 cumplieron 15 años de existencia: la empresa recuperada IMPA, en Almagro, fue el primer bachillerato popular. En la Comuna 12 se encuentra el “Berta Cáceres”, una propuesta educativa para estudiantes a partir de los 16 años. Funcionó en la Asamblea vecinal de Villa Urquiza y, luego de su desalojo, se mudó a la Huerta de Saavedra (Plaza 3556). Este año iba a sumarse un grupo de jóvenes de la Olla Popular de Villa Pueyrredón.
Pero la cuarentena obligatoria por Covid-19, que ya lleva más de dos meses, complicó la situación de estas instituciones educativas: las clases en los bachilleratos están totalmente paradas.
“No hay una propuesta específica por parte de las autoridades ministeriales para toda la educación de adultos en general y, por ende, tampoco para la educación que se brinda en los bachilleratos populares. Es decir, la propuesta de la virtualidad es muchas veces inaccesible para nuestra población porque no cuenta con los dispositivos tecnológicos, con conectividad, más las implicancias familiares y laborales dificultan que sea posible.
En lo que hace a la educación de jóvenes y adultos de nivel medio no existen políticas de gobierno para entregar materiales tecnológicos (computadoras) como lo han hecho, por ejemplo, en la provincia de Buenos Aires y en algunas primarias de Capital”, cuenta Santana.
Ante la ausencia del Estado, lxs docentes de la educación popular no se quedaron de brazos cruzados: reinventaron estrategias y crearon modalidades para seguir encontrándose con lxs estudiantes.
“Desde la educación popular consideramos que lo central es la presencia, pero en tanto no estén dadas las condiciones para juntarnos seguimos manteniendo contacto con lxs estudiantes. Cada bachillerato popular establece la manera de hacerlo, pero por lo general designamos a profesorxs como tutorxs encargados de hacer un seguimiento de las situaciones particulares”, explica el referente.
Pero además de las clases, los bachilleratos populares de la Ciudad de Buenos Aires no son alcanzados por la “Canasta Escolar Nutritiva” que reparte el Gobierno porteño. Con la lucha y a través de la articulación con programas educativos, consiguieron que el bolsón de alimentos llegue a los bachilleratos populares que tienen primaria en su interior. En términos concretos, apenas representa la entrega de 20 bolsones de más.
“El bolsón que reparte el Gobierno de la Ciudad no alcanza a estas instituciones educativas. No alcanza en dos sentidos: por un lado, porque no están destinadas a las escuelas medias de adultxs. Por otro lado, porque resultan sumamente insuficientes, cada vez hay mayor necesidad y esa canasta no permite ni apaliar la crisis ni dar cuenta de las complejidades de lxs adultxs en este escenario mundial y local de la pandemia”, agrega Santana.
Hoy los bachilleratos populares se enfrentan a la desidia y el abandono estatal, y apuestan a la solidaridad colectiva: desde la CEIP Histórica ya distribuyeron más de 100 bolsones saludables armados con donaciones de vecinxs y, a su vez, con la colaboración recaudada a través de los distintos conversatorios virtuales.
“Son instancias de intercambio y de reflexión en torno a la educación popular, la crisis actual y las pedagogías críticas, que organizamos para seguir problematizando entre todxs, y como una invitación para que colaboren y nos permitan seguir ayudando a quienes más lo necesiten”, reflexiona Fernando.
El aporte se puede realizar a través del número de cuenta del Banco Ciudad: 000000600203014581. CBU 0290060510000030145811. Más información en la red social Facebook del CEIPH.
En el Gobierno más rico de la Argentina “los nadies cuestan menos que la bala que los mata”. No debemos abandonar la lucha colectiva por una educación y una escuela pública popular. Porque la educación es un derecho de todxs.