Barrio Parque Saavedra, un paseo señorial con historia fuerte en el norte de la ciudad

Barrio Parque Saavedra
Decorado por los colores naturales del Parque General Paz, este conjunto de casas bajas inaugurado en 1950 refleja el sueño aspiracional cumplido de la clase trabajadora. Aquí, además, quedó en el camino un proyecto de diseñar una suerte de “Pequeña Venecia”.

Por Cristian Sirouyan
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Una de las más genuinas expresiones del ideario justicialista aplicada en beneficio de la clase trabajadora goza de buena salud en la frontera norte de la Ciudad. Si bien el barrio Parque Cornelio Saavedra -originalmente bautizado “Presidente Perón”- fue concebido en los años ’40, el espíritu solidario de esa época todavía se advierte en las formas elegantes de los chalés destinadas a los sectores populares, toda una novedad para un diseño que estaba reservado exclusivamente para las clases más acomodadas.

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En este conjunto de 428 viviendas de una o dos plantas no falta el jardín como saludable patio trasero, mientras el entorno natural -las 8 hectáreas del Parque General Paz que decoran el barrio- amplía este rincón porteño que induce a la recreación y la actividad física.

Barrio Parque Saavedra
La atmósfera serena que se respira entre las manzanas de formas irregulares y las calles circulares concéntricas que conducen hasta la plaza Carlos Mugica es tal, que cualquier paseo a pie por el parque forestal se prolonga sin el más mínimo impacto con una caminata por las veredas curvas del barrio. De la armónica fusión del verde y el hormigón resulta un oasis de quietud y sonidos suaves, que se resiste a sucumbir al ritmo acelerado que sugieren desde sus límites las avenidas Crisólogo Larralde, Triunvirato y General Paz y la calle Galván.

Aunque Parque Saavedra conserva vestigios de la impronta del primer peronismo se torna bastante más difícil tratar de recrear el barrio como escenario de un hito conmovedor que sacudió la modorra de los vecinos durante el tercer ciclo de Juan Perón encaramado en el poder: en 1973, el cura Carlos Mugica encabezó una misa y una marcha de antorchas por la calles del barrio para honrar la memoria de Evita y, de paso, recordar a los visitantes que esas casas de estilo pintoresquista californiano que atraían su atención habían sido construidas por la Fundación de Ayuda Social María Eva Duarte de Perón.

Barrio Parque Saavedra
El propio líder del mayor movimiento de masas del país y su compañera habían encontrado en Parque Saavedra el lugar ideal para abstraerse de las tensiones que los acechaban antes del golpe militar de 1955. Los domingos a la tarde se habían habituado a desembarcar sin aviso en el centro cívico de esta miniciudad-jardín de estilo inglés, recorrían la Iglesia San Juan Precursor, el cine-teatro y la escuela pública, observaban el horizonte verde interrumpido por los tejados coloniales de las casas y coronaban el paseo tomando el té con el sacerdote Hernán Benítez y charlando con los vecinos.

De aquel ideal de “comunidad organizada” se levantan las propiedades de unos treinta pioneros. Son ellos los mejores referentes para reconstruir el pasado local, un recorrido de más de dos siglos sostenido -entre otros momentos imborrables- por la historia fuerte del boliche Bella Roma -clausurado en 2010-, los torneos de fútbol “relámpago” que se organizaban en los años ’60, ’70 y ’80 y el proyecto de transformar en una ciudad jardín las parcelas entonces destinadas íntegramente a la actividad rural, acunado desde 1936. Ese año, Gobierno nacional decidió expropiar las tierras que Luis María Saavedra -sobrino de quien asumiera en 1810 el cargo de presidente de la Primera Junta- había adquirido a mediados del siglo XIX para establecer una chacra.

Ya en 1890 habían despuntado aquí algunos trazos de los jardines franceses del original Paseo del Lago, un módico esbozo de una “Pequeña Venecia”, que atraería multitudes con canales a cielo abierto, mercados itinerantes, un hotel para inmigrantes y hasta el segundo puerto de la ciudad para vapores transatlánticos, sobre la orilla del arroyo Medrano. Pero ese ambicioso sueño nunca terminó de despegar.

Finalmente, Parque Saavedra adoptó su fisonomía decididamente terrenal, un destino escrito con el objetivo de gratificar a sus pobladores y huéspedes con el paisaje reparador del parque y las sugerentes formas de sus senderos y esculturas, una calesita, una cancha de bochas, un centro deportivo y una feria de alimentos. Pequeños mojones donde encontrarse, a salvo de las tensiones que proyecta la coyuntura.

Imperdible

En el triángulo que forma el cruce de las avenidas Crisólogo Larralde, General Paz y de los Constituyentes -en el extremo oeste del Parque General Paz, a pasos del Barrio Parque Saavedra-, las diez salas del Museo Histórico Cornelio de Saavedra reúnen documentos, manuscritos, obras de arte, objetos de uso cotidiano, indumentaria y muestras temporarias y permanentes que recrean los vaivenes históricos, políticos y sociales de Buenos Aires desde la época fundacional.

Museo Histórico Saavedra
La casona había sido abierta al público en 1921, cuando la Municipalidad porteña dio a conocer una colección de objetos donada a través de su testamento por el vecino Serviliano Zemborain. Un cañón -acompañado por el texto de la poesía “A un cañón que hay en Cangallo y Reconquista”, de Baldomero Fernández Moreno- es la primera pieza histórica que aparece en el exterior, frente a la entrada del museo.

Fuente: www.ebcprensacooperativa.net.ar
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