Aumenta la pobreza y la indigencia en la Ciudad de Buenos Aires |
Los datos son cada vez más duros e incontrastables. De la mano con la crisis económica que sufre el país durante el gobierno de Mauricio Macri, aumenta la pobreza y la indigencia. La Ciudad de Buenos Aires, pese a sus ínfulas de metrópoli europea, no está ajena a la situación social que azota la Nación.
Por Fernando Casasco
El dato frío llegó impiadoso. Según cifras de la Dirección de Estadísticas y Censos de la ciudad, durante el cuarto trimestre de 2018 la cantidad de pobres ascendió a un 21,3%, unas 654 mil personas. El índice es 3,6 puntos porcentuales superior al mismo período de 2017. En tanto, el organismo midió que entre las personas bajo la línea de la pobreza, unos 204 mil no alcanzan ni siquiera a la canasta alimentaria: la indigencia subió 2,6 puntos hasta el 6,6 por ciento.
Pese a los esfuerzos comunicacionales del gobierno nacional y de sus partidarios porteños, acerca de que el país está mejor hoy que en 2015, las cifras marcan lo contrario. En tres años, la pobreza en la Capital Federal aumentó casi 8 puntos: al final del gobierno de Cristina Fernández de Kirchner se situaba en 13,6%, mientras que la indigencia se duplicó desde el 3,3% en 2015.
Para poner en contexto las cifras, basta decir que cuando en octubre de 2002, el país alcanzó el record de pobreza del 57,5% de la población, en la Ciudad de Buenos Aires la pobreza sólo aquejaba al 21,2%, según datos del INDEC. Se puede alegar que los métodos de medición eran distintos de los que utiliza la dirección de estadísticas de la Ciudad y que el periodo medido era otro; pero lo innegable es que el empeoramiento en las condiciones de vida de la población es alarmante y sólo comparable con el que se vivía tras el estallido del país en 2001.
Otros datos de las estadísticas oficiales muestran cómo la crisis también golpea a los sectores medios porteños: la clase media se contrajo en 213 mil personas, mientras que la clase media frágil (la que apenas supera la línea de la pobreza) alcanza a 340 mil personas, 11,1% de la población, 108 mil más que a finales del 2017.
Desde el oficialismo, con el presidente Macri a la cabeza, se asegura que pese a este aumento de la pobreza, las condiciones de vida son mejores por las obras de infraestructura que se han emprendido. Una medición de la Universidad Católica Argentina también desmiente esta afirmación. En la Ciudad de Buenos Aires la pobreza multidimensional (que cruza los datos de ingresos con otras seis dimensiones: alimentación y salud, servicios básicos, vivienda digna, medio ambiente, accesos educativos y empleo y seguridad social) pasó del 7% al 8,6% entre 2017 y 2018.
En lo que respecta al empleo, el promedio de la tasa de desocupación en la Ciudad de Buenos Aires roza los diez puntos (9,4%). Pero una vez más, se evidencia la diferencia entre el norte y el sur: en las comunas 4, 8, 9 y 10, el desempleo alcanzó el 13,1% en el tercer trimestre de 2018, con una diferencia de 7,5 puntos respecto a la zona norte, según un informe del Centro de Estudios de la Ciudad, que depende de la UBA.
En estos tres años de gobierno, la gestión del macrismo se caracterizó por la recesión económica, espiralización de la inflación, cierre de empresas, caída del consumo y aumento del desempleo. Atrás quedaron frases antológicas lanzadas en campaña como “eliminar la inflación será la cosa más simple que tenga que hacer” (Mauricio Macri, febrero 2015); o “eso de los precios cuidados no son lo nuestro” (María Eugenia Vidal, 2014). O durante el gobierno:
“El trabajo sucio está mayormente hecho» (Alfonso Prat Gay, junio 2016); “La meta que siempre ha sido y la que siempre será (10% de inflación para 2017)” (Federico Sturzenegger, octubre 2017); “A partir de mayo vamos a tener tasas de inflación mucho más bajas” (Nicolás Dujovne, abril 2018). La lista de “perlitas” es larga…
Ahora parece que la salida es esconder la ideología liberal-conservadora en el ropero y apelar al pragmatismo pre-electoral. Así se informa que el Gobierno nacional apronta un acuerdo con las empresas productoras para congelar por seis meses los precios de 40 alimentos de la canasta básica, además de descuentos para jubilados, pensionados y beneficiarios de planes sociales en supermercados.
Tácitamente el Gobierno que venía a terminar con “setenta años de decadencia” admite que la solución pasa por un Estado activo y presente en defensa de los más necesitados. Justamente todo lo contrario de lo que han venido predicando en los últimos años.
Un Estado que en la Ciudad de Buenos Aires, a cargo del Jefe de Gobierno Horacio Rodríguez Larreta, ha demostrado estar cada vez más lejos de atender las necesidades de la población más postergada.
Un hecho alarmante es el que se vive a diario en las escuelas porteñas con las viandas para los/as alumnos/as. Recientemente el Gobierno de la Ciudad informó que los menores que no tengan el trámite de beca comedor, no recibirán el almuerzo. Además, se conocieron mediante redes y medios locales distintas denuncias de partidas de alimentos que llegaron a las escuelas en mal estado o de cada vez menor contenido nutritivo.
La legisladora por Unidad Ciudadana Andrea Conde presentó un pedido de informes acerca de la situación y marcó un panorama desolador: “Están reduciendo raciones, reemplazan la carne por lentejas, eliminan el pan, están llegando sándwiches con gusanos y milanesas con plástico. Y por si eso fuera poco, ahora para ajustar el presupuesto, te dicen que si no hacés el trámite online, tu hijx no come. El mismo presupuesto que después dilapidan en macetas, veredas, jardines verticales y otras cuestiones decorativas para los empresarios amigos del macrismo. O sea que los recursos están, pero las prioridades de Rodríguez Larreta están trastocadas, fuera de la realidad”.
A esto se suma que en los comedores se exponen a los/as alumnos/as a “productos ultraprocesados”, cuyo consumo es desaconsejado por Organización Panamericana de la Salud. En resumen: a mayor necesidad, mayores probabilidades de tener problemas de salud derivados de esta mala alimentación fomentada por el propio Estado.
La falta de respuestas alimenticias de parte del Estado porteño aquejan no sólo a los/as niños/as en edad escolar, sino también a recién nacidos/as: el doctor Oscar Trotta, ex pediatra del Hospital Garrahan, junto a trabajadores del área de Salud de la Ciudad de Buenos Aires denunciaron la falta de suministro de leche en los principales Centros de Salud y Acción Comunitaria (CESAC) de la Ciudad.
El médico denunciante afirmó que “según un relevamiento en algunos centros, de los 3.600 kilos de leche – que entregaban por mes – pasaron a sólo 600, y en algunos directamente suspendieron la entrega desde mes de febrero”.
La titular de la Auditoría General de la Ciudad, Cecilia Segura, sostuvo que “Larreta dispone de recursos para entregar la leche que se dejó de dar. Con sólo una pequeña parte del presupuesto que destina a publicidad o en arreglar las veredas, puede comprar la leche y satisfacer la creciente y nueva demanda”.
Otro grave problema es la crisis de vivienda. Actualmente hay más de 12 mil familias en situación de calle o en riesgo que reciben un subsidio mensual que va de 4 mil a 4.800 pesos, que no alcanza a cubrir el valor impuesto por los hoteles de la ciudad. El Bloque Peronista presentó un proyecto de ley para actualizar el monto a 400 UVAs.
“Con esta actualización, el subsidio quedaría en 13.636 pesos, lo que permitiría que efectivamente las familias accedan a una solución habitacional concreta”, informó el diputado Santiago Roberto.
Asimismo, el Gobierno de la Ciudad dedica cada vez menos recursos al programa “Con todo derecho Ciudadanía Porteña”, que brinda a personas bajo la línea de la pobreza un subsidio mensual, a través de la entrega de una tarjeta de compra precargada.
“Las metas presupuestarias del Programa se mantienen en una cobertura de 96.000 hogares en situación de pobreza desde el presupuesto 2015 hasta el 2019 pese a que en ese mismo período los hogares pobres pasaron de 123.000 a 191.000, más de un 55% más”, afirma un informe del Centro de Estudios Metropolitanos. Con un agravante, la ejecución presupuestaria de 2018 solo alcanzó a 36.480 hogares, según información oficial del Ministerio de Economía porteño.
“Un gran remedio para un gran mal”, suena en un tema de Patricio Rey y sus Redonditos de ricota. Para combatir el gran mal de la pobreza que su política económica ha incrementado, el macrismo sólo exhibe un paquete de curitas.