Café de García, la vuelta de un clásico de Devoto

Café de García
El “Café de García” es uno de los dos bares “Notables” de Villa Devoto y tiene casi cien años de vida. Había cerrado en 2022 porque el heredero del fundador no pudo mantenerlo, y ahora lo compraron socios que poseen distintas tiendas gastronómicas. Prometieron mantener su identidad e idiosincrasia, aunque algunos clientes cuestionan la falta de los clásicos billares.

Por Mateo Lazcano
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Tantas palabras expresadas en sus mesas, tantas reuniones resolutivas café de por medio, y tantos encuentros familiares, de parejas o de amigos, no podían quedar silenciados. Después de casi dos años del cierre, y en el año de su 97º aniversario, reabrió el “Café de García”. Es un históricó local gastronómico de Villa Devoto, ubicado en Sanabria 3302, y uno de los dos bares “notables” de este barrio de la Comuna 11.

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Hugo García, hijo del asturiano que lo había fundado en 1927, el emblemático Metodio García, estaba al frente del bar y en los años 80 le había dado un gran giro que lo destacó en la zona por la concurrencia de personalidades destacadas y famosas. El cierre se produce en septiembre de 2022, luego de un período de agonía que incluyó la pandemia y sus restricciones, y la muerte del hermano y el hijo de Hugo. Reabrió sus puertas, el 7 de enero de este año, y hubo clientes emocionados al recordar momentos especiales de sus vidas que supieron compartir en este bar de Sanabria y José Pedro Varela.

El fondo de comercio lo compró la familia Miranda, de experiencia en el rubro gastronómico (fueron propietarios del reconocido Bar Bidou), asociados a “Los Notables”. Estos últimos tiene por política adquirir bares notables que son vendidos por sus dueños históricos, con el fin de reabrirlos manteniendo su esencia, entre ellos “El Federal” y “Café La Poesía” en San Telmo; “Café Margot” en Boedo; “Bar de Cao” en San Cristóbal y “Celta Bar” en Balvanera.

El local fue restaurado y renovado – estaba muy deteriorado señalaron sus actuales propietarios – con el objetivo de mantener similar su idiosincrasia, decoración, mobiliario y menú. lo cual se deja ver en algunos detalles, respondiendo a las exigencias que tiene el ser considerado “bar notable”.

Café de García
Entre lo que permaneció, están los pisos de damero, las aperturas originales, y la barra histórica donde los clientes leían el diario. Otros elementos vigentes de tantos años de vida fueron preservados y puestos en un sector como museo. Se lucen allí los tacos de los billares que supieron estar presentes en el salón, cuadros y vajilla original.

También mantuvieron los espacios de homenaje a dos ídolos populares: Diego Maradona y Carlos Gardel. El “10” en uno de sus tantas idas al bar, había regalado unos botines, una de las pocas cosas que quiso guardarse Hugo García.

Otros sectores se decidió hacerlos de nuevo. La cocina, por ejemplo, y el frente de la barra, aunque manteniendo la estética de época. Asimismo, ampliaron el acceso y habilitaron la terraza para instalar mesas. Y quitaron por el momento los billares, una decisión que genera críticas en vecinos y clientes frecuentes. Los actuales propietarios argumentan que así hay una mayor circulación entre las mesas y la posibilidad de tener más cantidad de comensales. El cierre extendido se mantiene: las persianas del “Café García” bajan a la una de la mañana.

El frente, con detalles como la tipografía de las vidrieras, los faroles dispuestos en las paredes, la arquitectura de la puerta de madera y hasta la presencia de un buzón del correo, que ya no abunda, hace pensar que en esta esquina de Villa Devoto es posible detener el tiempo y encontrarse con casi cien años de historia acumulada.

Café de García
Hay otros dos elementos conservados en esta nueva etapa que lo unen con el pasado. Uno de ellos tiene que ver con lo humano: a pesar de casi dos años de impasse, que obligó a los pocos mozos que quedaban a seguir con otros trabajos, varios de ellos fueron convocados para volver a trabajar.

No es menor el servicio que brindan los mozos en estos lugares: el conocimiento con el cliente, la complicidad y la predisposición suelen ser características de los bares notables, en los que la bohemia hace olvidar en muchos casos los roles y el personal con la clientela fundan un vínculo muy familiar. Al punto que se acercan al lugar para celebrar sus cumpleaños.

El otro es el menú. Lejos de platos con nombres marketineros o adaptados a tendencias, los propietarios se propusieron mantener una línea de propuestas clásicas de bodegón; las picadas características que hacía el “viejo” García, con distintos pasos, y mucha presencia de la gastronomía española con los jamones y las tortillas. Y por supuesto, los cafés de pocillos que tanto le dan el nombre al lugar.

Sus propietarios expresaron a nuestro medio la “satisfacción” por esta nueva etapa y resaltaron el desafío de “conservar” el espíritu de este casi centenario café.

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