Carpe Diem

“Ya que el mañana es incierto, vive hoy. | Toma un jarro de vino y ve a beberlo a la luz de la luna. | Pensando que mañana tal vez la luna te busque en vano” (Omar Khayyam)

Por Aldo Barberis Rusca

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Carpe Diem, literalmente “toma el día” o, según las interpretaciones, “aprovecha el día” o “aprovecha el momento” o “vive el momento”.

Quinto Horacio Flaco, más conocido simplemente como Horacio, fue el poeta romano que acuñó esta frase, cuya versión completa es “Carpe diem, quam minimun credula postero” algo así como “vive hoy, no confíes en mañana”.

Esta frase tuvo durante la historia diversos momentos de relevancia de acuerdo con el estilo que adoptara la vida en cada momento.

La caída del Imperio Romano significó para Europa una profunda caída de los valores civilizados.

El Imperio que había mantenido una férrea unidad en casi todo el continente ya no existía y lo que quedaba de él se había subdividido en pequeñas unidades con muy poca comunicación entre sí, debido a que las vías de comunicación se volvieron inseguras.

En este estado de cosas la única manera de vivir era confiando en que el mañana traería algo mejor.

Esta situación se prolongó durante casi mil años, tiempo en el cual toda la literatura de los tiempos clásicos quedó olvidada o censurada bajo la estricta vigilancia de los monasterios.

Pero en los finales del siglo XIV y comienzos del XV una serie de descubrimientos e invenciones, fundamentalmente la imprenta y la llegada de Colón a América, transforman al mundo en un lugar mucho más amplio y diverso de lo que se había creído hasta entonces.

La imprenta expande las posibilidades del conocimiento de formas que hasta ese momento eran desconocidas. Y los textos clásicos dejan de estar bajo la atenta mirada de la Iglesia para convertirse en un bien al alcance de cualquiera.

Es así como la Edad Media deja paso al Renacimiento y este pone al hombre como sujeto de la historia y se vuelve a dudar de que exista un mañana mejor. Y los textos clásicos no hacen otra cosa que dar fundamento a esta visión del mundo.

El Carpe Diem renacentista es optimista ya que no hay mejor momento que el hoy; hoy estamos vivos y hoy tenemos un mundo por descubrir.

Muy distinto es el Carpe Diem del romanticismo que está fuertemente signado por el pesimismo y una visión oscura del futuro.

El romanticismo vive el hoy porque el futuro es incierto y las perspectivas no son muy halagadoras.

Como vemos un mismo concepto puede tener diferentes motivaciones y consecuencias.

Hace unos años, finalizando el siglo XX, una película volvió a poner de moda el Carpe Diem y lo hizo de modo tal que fue utilizado con sentidos casi opuestos por distintos grupos.

“La sociedad de los poetas muertos” se estrenó en el año 1989 y fue merecedora de un premio Oscar al mejor guión original.

La película narra la llegada de un profesor de literatura inglesa poco ortodoxo a un internado ultraconservador en EE.UU. en 1959.

El personaje del profesor, interpretado por Robin Williams, se esfuerza para que cada alumno desarrolle su propio camino, dejando de lado la tradición y los mandatos familiares, sociales y culturales. Y para esto les inculca el Carpe Diem como guía.

Es interesante pensar en los dos momentos que marca este film; el de la acción y el del estreno.

La película transcurre en 1959 y el autor ya sabe lo que iba a suceder después, porque seguramente lo vivió.

Por lo tanto está muy bien hacer que esos jóvenes entren en la década del 60 con un espíritu libertario que será el que marque la cultura durante buena parte de los años siguientes.

La película, en cambio, se estrena en 1989 y su mensaje llega a mucha gente que, inspirados por el excéntrico profesor van por la vida repitiendo Carpe Diem a cada momento como un mantra y viviendo en un individualismo feroz.

Lo que en 1959 deriva en una cultura libertaria en 1989 desemboca en el pensamiento global neoliberal.

Sin embargo algunos pensamos que vivir el día aún tiene algún sentido.

Algunos creen que Carpe Diem es no preocuparse irresponsablemente por el mañana. Otros piensan que hay que aprovecharse del día de hoy porque tal vez mañana no tengan la oportunidad de hacerlo.

Y otros viven disfrutando de cada momento como si fuera el último. Porque el tiempo se va y no sabemos si mañana la luna tal vez nos busque en vano.

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