Cinco años de la Huerta La Unión, un sueño verde que floreció en Villa Pueyrredón

Huerta La Unión, Villa Pueyrredón
La Huerta La Unión, espacio comunitario nacido en plena pandemia, celebra su quinto aniversario y fue declarado de Interés Social y Ambiental por la Legislatura porteña. Vecinos y vecinas destacan su valor ecológico y social en el barrio.

Por Juan Manuel Castro

“El terreno era una cancha de fútbol, pateabas una pelota y rodaba de lado a lado”, dicen los integrantes de la Huerta La Unión de Villa Pueyrredón en el quinto aniversario de este proyecto ambiental y comunitario, ubicado en el terraplén de Larsen al 3200 y la avenida del Fomentista, junto a las vías del ramal José León Suárez de la línea Mitre.

Entre mariposas y a la sombra de los árboles plantados en comunidad, los vecinos celebraron el sábado 4 de octubre y soplaron las velitas en una torta adornada con flores nacidas de esta tierra. Además, se hizo presente el legislador Alejandro Grillo, quien entregó el diploma de la Legislatura de la Ciudad que, tras la aprobación de un proyecto de su autoría, declaró de Interés Social y Ambiental a esta iniciativa ciudadana surgida en plena pandemia.

Huerta La Unión
“Aquí crece amor”, sintetiza un cartel de madera pintado a mano dentro de un bancal con flores en pleno despertar primaveral.

“Hay colibríes que esperan a que reguemos las plantas para bajar y refrescarse. Es muy lindo. Son las cosas que reconfortan, se ve para qué sirve el trabajo”, dice José Luis, vecino y uno de los miembros fundadores, presente en aquella reunión histórica del 27 de septiembre de 2020. “Lo bueno es que cada vez se suma más gente del barrio y de otros lugares”, agrega.

En el pasado, cada tanto los trabajadores ferroviarios subían la lomita para pasar la bordeadora al ras del suelo, y algún que otro vecino paseaba con sus perros. Era un sendero al lado del paso bajo nivel del Fomentista. Para mucha gente, directamente era un sitio invisible.

“Era un lugar abandonado. Estamos contentos porque fundamos esta huerta en pandemia siendo pocos y la idea creció un montón. Logramos el lugar que soñamos. No es para nosotros, es para la comunidad”, dice Roberto Criado, activo desde los inicios del proyecto.

Huerta La Unión

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“Una huerta ayuda a tener una relación estrecha con la naturaleza. Ver el ciclo de la vida a través de pequeños seres y movimientos sutiles te genera un cambio en la mirada”, sintetiza Andrea, “huertera de toda la vida”, docente y artista botánica.

La Declaración de Interés Social y Ambiental por parte de la Legislatura porteña explica que La Unión usa “técnicas agroecológicas y fomenta el compostaje”, y que “la siembra se realiza a partir de semillas autóctonas” de hortalizas, verduras, árboles y plantas nativas.

Dentro de la huerta hay un pequeño invernadero y un sector de compostaje. La mayor superficie está ocupada por plantaciones nativas sobre el terreno, pese a la calidad relativa del suelo, al tratarse de un relleno artificial hecho hace años para la construcción del ferrocarril.

Allí hay membrillares, manzanos y limoneros, entre otros. También hay avena y gírgolas. Además, los vecinos construyeron bancales de distinta escala, con hierbas aromáticas, medicinales y flores de estación.

La presencia de especies nativas apunta a la “restauración del equilibrio ecológico de la zona rioplatense”, lo que atrae mariposas, abejas, colibríes y aves de distinto tipo. Se las encuentra también en otros espacios ecológicos de la zona, como el arboretum del Parque Sarmiento y el Paseo Goyeneche en la Plaza de Todos (Goyeneche y Tamborini).

Aparte de regar y mantener las plantaciones, en la huerta recuperan semillas para nuevas siembras e intercambios con otras huertas y entidades ecologistas. “A veces nos llevamos las semillas a nuestras casas para hacerlas germinar; es vivir el proceso desde el primer instante”, dice Andrea Caldarano, quien llegó a la huerta al vincularse con el proyecto Al Rescate del Tomate Criollo de la Facultad de Agronomía.

Durante la jornada de celebración, el legislador Grillo entregó el diploma parlamentario y los vecinos aprovecharon para pedir gestiones que garanticen el suministro de agua. “Debe ser de las únicas huertas sin agua. Nos ayuda un vecino, pero está como a 200 metros. Encontrar una solución ayudaría a cuidar y ampliar la cantidad de verde.”

Hacia afuera, La Unión de Villa Pueyrredón integra el grupo Inter Huertas, la Red de Huertas Comunitarias Agroecológicas de Argentina. Además, es parte de la Nueva Ruta Verde, un proyecto ciudadano para consolidar un “Biocorredor de especies nativas desde Tierra del Fuego hasta Alaska, una iniciativa para actuar frente al cambio climático”.

En el marco del quinto aniversario, se divulgó el tráiler sobre la Huerta La Unión, tercer corto de Metamorfosis Urbanas, una serie de Hospedera Audiovisual sobre metamorfosis naturales, personales y sociales. Antes abordaron el Pasaje de las Mariposas, de Villa Santa Rita, y Barrios Arborescentes Coghlan.

Hacia adentro, La Unión es un proyecto consolidado gracias al lazo social que la sostiene. Este sentir está presente desde los inicios mismos del proyecto. “Toda realidad comenzó siendo un deseo, y cuando los deseos son colectivos, persisten en el tiempo y se comparten entre todos”, señalaban desde La Unión en el comunicado oficial por su tercer aniversario. En redes, se pueden rastrear varios comentarios de vecinos que destacan el cambio positivo en el paisaje barrial y también su rol social. “Son genios, esa huerta nos salvó la pandemia. Íbamos con mi hija a tomar un poco de sol y aire, y cada día se ponía más lindo todo”, decía Caro, una vecina.

“Me gusta el clima social, está integrado a la naturaleza. Uno viene por la huerta porque quiere aprender y luego te abraza lo comunitario, el compartir”, destaca Andrea. José Luis opina de manera similar: “Es un lindo espacio para encontrarse. Después del trabajo nos juntamos a tomar mate. Es clave el grupo humano, que seamos más”.

Franco Musso, integrante de la primera hora, asegura: “Se armó un grupo muy grande. Tengo experiencias de otras huertas y veo que acá están consolidados. Hay gente que viene solo a tomar mate o quienes quieren aprender del laburo en la tierra. Ambos casos están bien, porque lo bueno es estar acá todos presentes”.

“Si generamos rinconcitos amables y vivibles, sucede la cultura, el intercambio, revive la urbanidad y la vecindad”, agrega Andrés Brailovsky, vecino e integrante de la huerta.

“Se trata de poner energía en este espacio hermoso y, a la vez, compartir, estar en comunidad, que es algo que tanta falta nos hace. La huerta es un espacio para intercambiar saberes y energías. Es un logro común sostener un corredor de vegetación así”, destaca Andrea, “huertera de toda la vida”.

En este sentido, la declaración sancionada en la Legislatura porteña reconoce: “La huerta se gestiona de manera horizontal, permitiendo a los vecinos involucrarse activamente en el mantenimiento del espacio, promoviendo un sentido de pertenencia y cuidado del ambiente”.

“Es también un espacio de encuentro donde se realizan actividades culturales y recreativas al aire libre, promoviendo la integración social y fortaleciendo los lazos comunitarios. La huerta funciona como un aula a cielo abierto, brindando talleres sobre huerta agroecológica, compostaje, siembra de plantas nativas y armado de bancales”, finaliza el homenaje de la Legislatura porteña.

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