En los últimos días, algunos de los deportes retomaron sus prácticas en las instituciones deportivas de la zona. Con un protocolo estricto, fue el reencuentro después de siete meses de los/as deportistas con sus pares y los elementos deportivos, aunque las competencias están aún muy lejos en el horizonte.
(foto que ilustra la nota es de archivo)
Por Mateo Lazcano
Desde que se decretó el Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio, los pasillos de los clubes de barrio se vaciaron y las pelotas de cada deporte dejaron de picar o rodar. Como sucedió en cada actividad durante la pandemia, los entrenamientos se trasladaron a la virtualidad, y los encuentros entre profesores/as y deportistas se desarrollaron a través de videollamadas.
Esta situación se mantuvo por varios meses. Hasta que en octubre, con muchas limitaciones, quedaron habilitados los entrenamientos para algunas disciplinas. Y al mismo tiempo, se autorizó a los clubes a reabrir. Así, distintas instituciones de la zona abandonaron por fin la triste imagen de las puertas cerradas y volvieron a recibir a parte de sus socios.
“El club se debió readaptar en varios aspectos, considerando fundamental la implementación de nuevos protocolos”, destacó en un comunicado al oficializar la reapertura el Club Pinocho de Villa Urquiza, el último 20 de octubre.
Los requisitos incluyen sentidos para la circulación en los pasillos, la sanitización de elementos y el entrenamiento en distintas ubicaciones prefijadas en cuadrados o con conos y sin que haya roce entre los/as deportistas. También se habilitó la salida a la calle Núñez, para descomprimir la circulación en Manuela Pedraza, la entrada tradicional.
Los grupos se encontraron en distintos horarios al aire libre, en el espacio que el club dispone al lado de la pileta. Gimnasia artística, básquet y vóley fueron algunos de los deportes que retomaron la actividad. Y en la última semana, comenzó a habilitarse la práctica bajo techo, aunque exclusivamente en las canchas que tienen muchas ventanas y con circulación de aire. En estos casos, como en los gimnasios, solo se admite el 25% de los deportistas que habitualmente entrenan.
El retorno de los socios trajo también la vuelta del buffet, que presta servicio al aire libre. El equipo de futsal, deporte estrella en “Pinocho”, ya se hizo los respectivos hisopados, y tiene agendada una próxima participación en un torneo corto. Es la única disciplina que por ahora tiene competencia en el horizonte.
El Club Fénix de Villa Devoto, por su parte, aún no retomó las actividades de la escuela de fútbol y de danza, así como el tenis de mesa, que se llevan a cabo en su sede de la calle Vallejos. Estos permanecen vía Zoom tanto para los entrenamientos técnicos como para los encuentros recreativos que mantienen profesores/as y adolescentes y jóvenes. Para fin de mes está previsto el retorno presencial de estas actividades.
Lo que si volvió en los últimos días fue el gimnasio. “Contamos con todos los protocolos, ya que le damos una vital importancia a la seguridad e higiene. Nos manejamos con turnos para la asistencia, control de temperatura, uso obligatorio de tapabocas y elementos de higiene. Hay un distanciamiento deportivo de 5 metros y se forman burbujas para el entrenamiento individual. Y los vestuarios permanecen cerrados”, precisó Fabián Bloch, secretario de Fénix.
En el Sunderland de Villa Urquiza, en tanto, se incorporó una nueva variante: utilizar las plazas como ámbito de entrenamiento. A finales de octubre, todas las categorías de básquet femenino realizaron sus entrenamientos en la Plaza Hungría, en Arias y Goyeneche (Saavedra). Allí hay una cancha de ese deporte, y formaron distintos grupos reducidos para volver a tener contacto con la pelota.
Para este mes de noviembre la institución obtuvo el permiso para usar la terraza, por lo que ahora rotarán entre esa sede y la plaza. Allí no hay aros colocados, por lo que se valdrán de ese espacio para los movimientos técnicos con el balón que no precisen de los lanzamientos. Y la Primera seguirá yendo a Plaza Hungría.
Uno de los profesores, Nicolás Castro, comentó que la concurrencia fue mayor a la que venía reuniendo el formato virtual. “En Zoom teníamos un 70 por ciento de las jugadoras. Hubo varias ahora que se sumaron”, resaltó. Cualquier competencia, por ahora, está de todos modos muy lejana, y no hay precisiones al respecto. “Pero las ganas de entrenar y volver a estar juntas supera al deseo de jugar partidos”, indicó Nicolás.
Si la situación sanitaria continua mejorando en la Ciudad, se prevé que para el mediano plazo algunas de las medidas se flexibilicen y todas las actividades puedan regresar, dándole a los clubes de barrio parte del clima que acostumbraban a tener antes de la pandemia. Pero muchas otras reglas del protocolo llegaron para quedarse, en la nueva normalidad del deporte y las actividades grupales.