“Compré los bombos, fui a la plaza Martín Rodríguez y empecé a tocar”

Pachu Paluci, creador en 2011 de “Los Enamorados de Agronomía”, cuenta acerca de la conformación de esta murga en la Plaza Martín Rodríguez (Habana al 3000) lugar donde ensayan todos los domingo a las cinco de la tarde.

Urquiza se Organiza

Por Mailén Maradei

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“Ahí van. Se marchan desfilando / son los Enamorados /ahí van bailando con destreza /no termina la fiesta, muy pronto volverán /se va la murga de la gente/ quizá usted tenga presente/verá que siempre se llena de poesía/ la murga es libertad”, de esta forma, la Murga “Los Enamorados de Agronomía” se despide del público de la Plaza Martín Rodríguez – ubicada en Habana al 3000 – donde ensayan los días domingos.

Los “Enamorados de Agronomía” surgieron en 2011 cuando Pachu Paluci, su director general, decidió “sacar de su cabeza” una idea que le rondaba desde hace algún tiempo. “Somos una murga chiquita que está arrancando. Formamos la murga en 2011 pero todavía no está establecida. Hay que incentivarla todo el tiempo”, señala.

Pachu Paluci cuenta que es un murguero que convirtió en realidad el sueño de tener su murga, actividad que venía realizando cuando participaba de “Los Pitucos de Villa del Parque”.

“Cuando comenzamos, el barrio de Agronomía no tenía murga que lo identifique. Compré los bombos y fui a la plaza Martín Rodríguez, empecé a tocar y vinieron un par de chicos conocidos, le enseñé a tocar a uno y se juntó gente. El laburo fue muy progresivo. También con el boca en boca y el Facebook se sumó gente y gracias a eso, el año pasado hicimos nuestra primera presentación”, relata sobre los comienzos de “Los Enamorados de Agronomía”.

¿Y por qué eligieron una plaza de Villa Pueyrredón para ensayar?, es la pregunta que resuena. Frente a esto, responde: “En Agronomía, no hay ninguna plaza – excepto el parque – pero la plaza es donde están los chicos, hay juegos, está la calesita, es más visible y hay más gente. Yo venía a jugar cuando la cancha era de barro y siempre me gustó este lugar”.

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“Hay varios estilos de murga, tantos como murgueros. Cada uno tiene su propia idea de murga, hay algunos que logran ponerla en la plaza, otros no. Yo arme la mía y un día dije: tengo que salir y compartirlo con el barrio y con la gente que quiero para devolverle una parte de lo que soy” afirma.

A un año de su primera presentación, la murga cuenta con 30 integrantes pero todavía no forma parte del circuito oficial de murgas que organiza el carnaval porteño.

“La murga no participa oficialmente del carnaval pero nuestra idea es poder entrar. Hay una instancia de precarnaval donde se anotan todas las murgas y se realizan concursos donde se obtienen puntos para entrar al circuito, nos anotamos el año pasado y no conseguimos una plaza. Este año decidimos bajarnos pero queremos entrar”, enfatiza Pachu Paluci.

Esta murga de Agronomía se define como “un grupo heterogéneo” donde se puede “bailar, tocar, cantar o llevar fantasías” sin importar credo ni religión.

Sobre la murga, Palluzi piensa: “Es un grupo artístico y social porque permite el reencuentro con el barrio y su historia sin importar ideologías ni credos. En el carnaval porteño, no se valora este contexto social sino el hecho artístico. La murga es como una familia. A veces estás bien y otras estás mal, tiene sus altibajos y eso se nota en lo artístico”.

De cada presentación rescata algo y dice: “Cuando venimos a la plaza, los chicos se ponen locos. El bombo con platillo es un instrumento maravilloso porque cuando sos chico, el ritmo te sacude el pecho. Sentís el ritmo en el pecho y lo ves imponente. Los chicos abren los ojitos, te miran y se van enganchando mientras que se va armando una ronda y la gente mira. Algunas personas no logran romper con ese cristal de vergüenza que les da bailar. Todos lo tuvimos alguna vez pero la murga me atravesó desde chico y yo lo perdí”.

Paluci lleva el carnaval en la sangre aunque no fue por herencia ya que ningún integrante de su familia es murguero, una maestra despertó su interés. Una profesora de música de la Escuela N° 11 “Congreso de Tucumán” donde cursaba la primaria daba talleres de murga a sus alumnos. Allí, Pachu empezó a despuntar esta pasión.

“Yo tenía 10 años. Mi profesora tocaba el bombo, bailábamos y hacíamos canciones con mis compañeros. En esa época, se escuchaba mucho la canción ‘Tonta’ del grupo Comanche, entonces adaptamos la canción y decíamos ‘Menem como quieres que te vote si me tienes todo el día trabajando’. Era muy inocente todo. Fui un extremista de la murga. Ana Jerez, mi profesora, me llevó a su murga y ahí para mí fue una locura. Había músicos y sonaba muy lindo”, cuenta emocionado.

Cuando Pachu arrancó en la murga, youtube no estaba a su alcance para mirar videos y sacar pasos. “El murguero es un ladrón de pasos y ritmos porque uno para formarse necesita ver a otros bailando. Cuando empecé, no existía youtube ni había muchos bailarines. Tenías que tomarte un colectivo y preguntarle a algún integrante de una murga que te explique el paso y los viejos contaban que se escondían detrás de los árboles para robarle pasos a otros murgueros que estaban ensayando”, dice Paluci.

Los integrantes del Centro Murga “Los Enamorados de Agronomía” dejan todo en cada presentación. Hicieron presentaciones en los corsos de Castelar y de La Plata y estar, aunque sea por un ratito, es ya una fiesta: “El carnaval es una fiesta popular que ningún gobierno le dio a ningún pueblo pero todos lo tomaron”.

Sea en una plaza o en un corso, “Los Enamorados de Agronomía” ya van formando de a poco una parte de la nueva escena murguera.

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