En Villa Santa Rita funciona una casa taller donde se preparan ilustraciones, fotos e incluso objetos. En esta nota entrevistamos a la creadora de Cuadra Atelier.
Por Juan Manuel Castro
El silbato que un veterano de Malvinas usó en las islas, los primeros dibujos de un hijo, una camiseta firmada por los ídolos futboleros, un juego de lápices presentes desde la infancia. Todas estas piezas evitaron la oscuridad de muebles y cajones. Un olvido o distancia de lo cotidiano. En cambio, hoy lucen enmarcados, en primer plano, sobre los muros de las personas cuya historia está atravesada por estos objetos queridos. Así ocurre gracias al trabajo de Cuadra Atelier, un taller de marcos personalizado del barrio Santa Rita.
Es un proyecto iniciado por Carola, vecina del barrio y diseñadora gráfica. “Creo que cualquier cosa se puede enmarcar. Que algo que para vos es una reliquia lo puedas conservar y lo puedas contemplar, en vez de tenerlo guardado. Me pasaba a mí, que tenía cosas pero no quería que se arruinen. Con un marco vos conservás esa pieza de valor y además la tenés a la vista”, dice como línea de trabajo.
Nos cuenta que todo empezó con un conflicto: “Me sentía en una sobredosis de computadora, herramienta que usaba para trabajar, así que empecé a hacer un taller de enmarcado. Me gustaba porque combinaba lo manual, el oficio y tenía cosas de diseño, de ser meticulosa. Podía aplicar lo que ya había aprendido”.
Todo esto en un comienzo fue un hobbie para Carola. “Primero hacía cosas para mí, que tenía muchas pinturas. Luego lo extendí a amigues. Después me dije de trabajar de esto y ver qué pasaba”, rememora. Así nace Cuadra Atelier.
Hoy funciona en la casa de Carola: “Lo pensé como una casa-taller porque llegó a tener talleres de cerámica, serigrafía. Previo a la pandemia lo pensé como un lugar para quien quiera dar clases”.
Ella misma daba talleres de enmarcado. “Lo que mostraba es que no necesitás una gran marquería para enmarcar, que es lo que suele pasar. En una parte hacen el trabajo sucio como cortar madera, lijar, pintar. En otra cortan vidrio, paspartú. Es el trabajo limpio. El taller donde yo trabajo es una habitación y acá hago todo, se puede”.
“La importancia del enmarcado es conservar, que esté prolijo, que no llame más la atención el marco que la obra y el objeto. Se pueden armar buenos diseños combinando el objeto con los colores o molduras del marco. Llevándolo más allá, hay gente que sabe dónde lo va a poner, así que ahí se puede pensar un diseño que dialogue con el objeto y el entorno”.
En cuanto a su trabajo cotidiano, Carola nos cuenta que en general le piden que enmarque fotos o pinturas propias, también láminas de otros ilustradores. “Con el tema de la cuarentena salió el marco vacío, yo enviaba las partes y el cliente le ponían las láminas en su casa”, detalla.
“A veces me piden enmarcar objetos. Es algo que me copa, es un desafío. Cada objeto es distinto, no hay reglas. Es como un mini trabajo de ingeniería enmarcar cosas que no sean papel o lienzos”, cuenta. Con esta línea de trabajo por caso ha constituido piezas donde combinó fotos y medallas e incluyó llegó a montar un cuadro con dos mariposas disecadas.
Carola también expone su trabajo en redes sociales, en Instagram. Allí también suceden cosas. “Me gusta mostrar en los trabajos terminados, que la gente pueda ver lo que puede hacer con sus cosas de valor. Sirve para abrir cabezas, para compartir los distintos tipos de trabajos que se pueden hacer, las distintas formas en que pueden conservarse y exhibirse los elementos a los que uno le tiene cariño y que son importantes en su vida”.