Las Asociaciones Cooperadoras de la Ciudad de Buenos Aires representan una pieza fundamental para la comunidad educativa: se encargan de gestionar los fondos solidariamente recaudados, establecer colectivamente las prioridades y peticionar necesidades. Entrevista a Daniel Ortiz, miembro de la Cooperadora de la Escuela de Enseñanza Artística Musical Juan Pedro Esnaola y delegado de la Asamblea de Cooperadoras de la Comuna 12.
Por Agustina Cavalanti
La educación no es un privilegio, es un derecho. Y el trabajo de las cooperadoras escolares es primordial para romper con la desigualdad educativa y resguardar los derechos de todxs lxs alumnxs y docentes. Frente a la situación de emergencia sanitaria por Covid-19 y la falta de respuestas de la gestión porteña, madres y padres que conforman las cooperadoras y que eligen “caer” en la escuela pública, luchan incansablemente para recaudar fondos e intervenir en las acciones “postergadas” del Gobierno, para evitar el desfinanciamiento de las instituciones.
En una entrevista para nuestro portal, Daniel Ortiz, miembro de la Cooperadora de la Escuela de Enseñanza Artística Musical Juan Pedro Esnaola y delegado de la Asamblea de Cooperadoras de la Comuna 12 relata cuál es la situación actual de las escuelas de nuestro distrito, dónde está enfocada la lucha en tiempos de ineficiencia estatal y por qué el protocolo de regreso a las aulas porteñas es sólo un “acting para las cámaras”.
– A cuatro meses del inicio de la cuarentena, ¿cuál es el escenario actual de las escuelas públicas de nuestra comuna?
– La situación en la Comuna 12 es dispar. Tenemos aquellas escuelas de construcción más reciente – que aún necesitan mínimo mantenimiento – con comunidades escolares pujantes que conforman Cooperadoras Escolares movilizadas, que pasan menos necesidades que aquellas otras escuelas de construcciones centenarias, postergadas en su mantenimiento, y que por sus propias realidades muchas veces apenas consiguen completar la grilla de una comisión directiva de Cooperadora: son escuelas que consiguen recaudaciones voluntarias magras y dependen en gran medida del subsidio estatal.
– ¿Hacia dónde apunta el reclamo que le realizan al Gobierno de la Ciudad?
– Que la acción estatal permita recuperar la igualdad en las escuelas, superando las barreras materiales que hace que haya escuelas públicas de primera y escuelas de segunda o tercera, según si la propia comunidad escolar puede o no puede sostenerse. Porque a las escuelas de gestión estatal las debe sostener el GCBA.
– ¿Qué sucede con el subsidio escolar que el Gobierno debe pagar por Ley?
– El FUDE (Fondo Único Descentralizado de Educación) debe ser entregado anualmente a la Cooperadora de cada escuela para ciertos gastos: están excluidas las obras en el edificio y restringidos los gastos de mantenimiento, porque le Gobierno los sostiene – a su manera, con sus costos y con sus tiempos – mediante prestadores privados. Este subsidio en muchas escuelas, con escasa matrícula y poca recaudación de cuotas sociales, constituye una gran parte de sus recursos. En otras escuelas, representa una suma irrisoria en comparación con necesidades, matrícula o comparándola con la propia recaudación. Es una suma ínfima por alumne por día, que no alcanza prácticamente para nada en ninguna escuela.
– ¿Cobraron el FUDE este año?
– Con nuestra lucha evitamos lo que era intención manifiesta del Gobierno: no pagarlo, bajo el pretexto de que no habíamos podido completar las liquidaciones anteriores y realizar la asamblea en la cual se fijan las líneas generales del destino de esos fondos. Pero si no podemos movernos de nuestras casas casi desde el inicio del año lectivo! Hace unos días autorizaron a realizar estos trámites y asambleas mediante medios remotos. En eso estamos: aunque el tema parece haberse destrabado, aún no vimos un peso de FUDE. Estamos alertas.
– ¿Están conformes con la “Canasta Nutritiva Escolar” de Ciudad?
– Ante el aislamiento, el Gobierno debía implementar mecanismos que sustituyeran su obligación de proveer presencialmente un desayuno o merienda más un almuerzo diario. En otros casos, sustituir refrigerios que se entregan en escuelas sin servicio de comedor y jornada simple. El primer mes el sistema fue un caos, fracasaron en organizar un sistema de retiro periódico del sustituto, no sabían a quién le correspondía, ni facilitaron el acceso de las familias a las escuelas. Dentro, había envasados vencidos, de marcas desconocidas, frutas y verduras en mal estado, sumado a las fallas en el transporte y almacenamiento. Tuvimos que ir lxs cooperadores a las escuelas, a pelearnos para que nos permitieran colaborar con nuestras propias comunidades escolares, algo que nos niegan.
– ¿Tuvieron que reforzar la canasta “oficial”?
– Sí, con el trabajo conjunto de otras cooperadoras con más ingresos, agregamos una bolsa de alimentos de menos precio, mayor calidad y comprada con el trabajo cooperativo y autogestionado. Por suerte, muchísimos directores y directoras de escuelas están en la misma sintonía que las Cooperadoras, facilitando la llegada de los alimentos a quienes los necesita. El problema lo tenemos con los casos en que esto no ocurre y ateniéndose a reglamentaciones absurdas, se devuelven canastas porque no se pudieron presentar los beneficiarios inscriptos, pero aún hay otras familias afuera haciendo fila, que no pudieron anotarse porque – literalmente – no hubo tiempo para hacerlo en el poco tiempo de clases de marzo.
Junto a representantes de diversos colectivos que defienden la Educación Pública presentaron una carta dirigida al Jefe de Gobierno porteño y al Ministerio de Educación, donde proponen, entre otros puntos, la creación de una Tarjeta Escolar Alimentaria.
– ¿Qué beneficios tendría?
– En realidad fue un tema que discutimos mucho, no hay unanimidad entre les compañeres. Pero sopesamos que la tarjeta escolar alimentaria (un monto depositado a cada familia para cubrir sus necesidades) puede permitir por un lado orientar el gasto hacia déficits puntuales que pueda tener una familia en su propia realidad (conectividad, medicamentos, etc., aspectos no alcanzados por el abastecimiento alimentario) y por otro, reduce la circulación de personas por la vía pública, contribuyendo a controlar el virus. Además, reconoce una realidad: está restringida la circulación de personas y el acceso al transporte público.
En el mismo documento plantean la falta de garantías para el regreso a las escuelas.
– ¿Por qué están en desacuerdo con el protocolo que propone el Gobierno de la Ciudad?
– Sencillamente porque vemos, al día de hoy, lejanas las condiciones para el regreso a las aulas. ¿El Gobierno de la Ciudad que elabora esos protocolos: acaso tiene previsto proveer el alcohol en gel o el detergente en las cantidades necesarias para cumplirlo? Si no lo hacían antes de la pandemia, cuando nos enviaban elementos de limpieza suficientes para limpiar la escuela durante dos meses pero… una vez por año. El resto, lo tenemos que poner las Cooperadoras. Hay escuelas, como el Esnaola, que por sus dimensiones, cantidad de aulas, aptitud económica de su Cooperadora, quizás se pudieran cumplir los requisitos de distancia, higiene, etc. ¿Por qué hay que establecer diferencias con las escuelas públicas que tienen edificios antiguos y pequeños? ¿Por qué hacernos cargo de un gasto que no nos corresponde?
– Es ahí donde se refleja la desigualdad en las condiciones de los establecimientos…
– La igualdad de oportunidades está en la base de nuestro pensamiento como cooperadores escolares. ¿Por qué el Gobierno realiza estos planes cuando no está dispuesto a sostenerlos con medios ni tiene edificios que cumplan con las pautas que ellos mismos elaboran? Nos parece que es una actuación “para las cámaras”, como lo vemos tantas veces. Nosotros, por el momento, estudiamos los proyectos de protocolo de los que nos enteramos por trascendidos, porque este es otro problema: todo nos enteramos por rumores, poca o ninguna información oficial.
– ¿Recibieron alguna respuesta del Jefe de Gobierno porteño?
– No. Nosotres somos delegades de nuestra Asamblea Comunal de Cooperadoras, creado por una Resolución ministerial de 2013. Somos, por esta resolución, les interlocutores oficiales del movimiento cooperador escolar ante las autoridades. Pero… nunca nos reciben, no responden nuestros mensajes. Al Director General actual no lo conocemos, les delegades de la Comuna 12 le enviamos una nota con diversos puntos y ofreciendo colaboración (hace mes y medio) y nunca nos respondió.
– Por último, ¿qué le dirías a la comunidad educativa?
– Que sean parte, que apoyen a su Cooperadora, que se involucren en su trabajo, que sean parte: es una escuela de ciudadanía, donde aprendemos a gestionar fondos solidariamente recaudados, a establecer colectivamente prioridades, a defendernos, a peticionar. Y mostrándole esto a nuestros hijes, también los estamos educando.