“Se miraron en la arena los dos gallos frente a frente,
el gallo negro era grande pero el rojo era valiente”,
Canción Gallo Rojo, Gallo Negro (Chicho Sánchez Ferlosio)
Un emprendimiento gestado y sostenido por mujeres militantes del barrio. Un espacio para la crianza colectiva, para vivir y trabajar de manera más justa. Una cooperativa que camina hacia la construcción de una economía saludable y solidaria.
Por Agustina Cavalanti
Gallo Rojo nació como un emprendimiento de mujeres para sostener grupalmente a compañeras que se habían quedado sin trabajo. Actualmente se está formalizando como cooperativa gastronómica y cultural en Villa Pueyrredón. Una gastronomía que apuesta a la vida, al amor, y que aparece repleta de convicciones, historia y sabores.
“Como mujeres y vecinas de Villa Pueyrredón fuimos compartiendo nuestras historias y encontramos muchos factores en común que tienen que ver con situaciones de violencia, discriminación o con haber quedado “afuera de” por ser mujeres”, cuenta Julia Dorin, integrante de la Cooperativa y militante del Partido Comunista Congreso Extraordinario (PCCE).
Así, apareció el alimento y la cocina, el juntarse y compartir; el mostrar lo que cada una sabía hacer como posibilidad de generar un espacio creativo. “Muchas compañeras sostienen el hogar y la crianza de sus hijas e hijos en soledad, entonces se nos ocurrió empezar a caminar esta idea de cocinar para vivir”, agrega.
El emprendimiento forma parte de Unidad Barrial de Villa Pueyrredón desde sus inicios, a principios de 2019. También, articula permanentemente con otros espacios de militancia de la Comuna 12 como la Feria Mil Flores, la Olla Popular, la Huerta Comunitaria y la Cooperativa de Recuperadores Urbanos “El Álamo”.
Aunque no tienen un lugar estable para cocinar, las compañeras de Gallo Rojo venden comidas dulces y saladas; preparan viandas y realizan servicios de catering para fiestas, cumpleaños, casamientos y eventos. Una cooperativa que se distingue por ser un espacio de militancia para la mujer, para la crianza colectiva, para vivir y trabajar de manera más justa y solidaria.
“Empezamos ofreciendo panificados y pre-pizas, después armamos viandas, comidas navideñas y cocinamos para diferentes eventos. También, los fines de semana empezamos a implementar el delivery de pizas y empanadas. Y lo que está bueno es que a la gente que compra le gusta y vuelve a comprar”, dice Natalia Ortiz, militante y participante de Gallo Rojo.
Y relata su experiencia personal: “Con algunas compañeras trabajé muchos años en gastronomía y conozco desde adentro cómo se mueven las empresas que se llenan de dinero a costa de los que compran. En Gallo Rojo no hay una persona o grupo minoritario que decide y se lleva una diferencia a expensas de lo que hacen los demás, sino que busca reforzar un tipo de economía y de intercambio más justo”.
Julia agrega que con el emprendimiento buscan “que no haya situaciones de jerarquías de explotación. Formamos la Cooperativa para trabajar de esa manera. Somos producto de una sociedad en la que no estamos acostumbrados a pensar cooperativamente, solidariamente”. Mientras relatan, Natalia y Julia junto a compañeras, compañeros y familiares dibujan la bandera distintiva de Gallo Rojo, en la Plaza de la Estación de trenes del barrio.
“Cuando comes sientes que el pueblo te acompaña, sientes que la tierra es tu madre”, dice la frase que rodea el dibujo de América Latina. Porque Gallo Rojo no es solamente comida. También es arte, costumbre e historia. Gallo Rojo es cultura.
Por eso, el sábado 15 de febrero a las 20hs desde la Cooperativa de vecinas de Villa Pueyrredón realizarán una “Peña Latinoamericana”, en el Centro Cultural “Nunca Más” (Nazca 5099). Un evento para toda la familia donde se podrá disfrutar de música y pinturas en vivo, participar de clases de baile folclórico, de sorteos, consumir bebidas y probar las comidas elaboradas por Gallo Rojo a precios populares.
Será la primera de una serie de actividades que las compañeras están organizando para recaudar fondos y adquirir su espacio propio, un lugar desde donde trabajar, debatir y cocinar. La futura casa de Gallo Rojo que combine comida con historia, música e imagen.
“Son diferentes temáticas que tienen que ver con nuestra soberanía y la posibilidad de construir una economía que no sólo sea justa a nivel micro, sino que podamos ser un país sostenido con una economía mucho más saludable y solidaria”, asevera Julia Dorin.
Asimismo, como parte de las actividades, durante el 2020 organizarán diferentes talleres abiertos a los vecinos y vecinas sobre masa madre, kéfir, panificados, cocina vegana y cocina “sin tacc”.
“En marzo vamos a comenzar con el taller de sushi popular junto a niños y niñas. Ya lo hicimos el año pasado con mucho éxito. Está a cargo de una compañera que viene de Necochea y se ofrece voluntariamente a llevarlos a cabo. Talleres que involucran a niños y niñas para que aprendan a cocinar y conocer el sentido de la comida que tiene mucho que ver con nuestra cultura y nuestros orígenes. De recuperar las raíces, de juntarse, compartir. Sintetiza un montón de significados”, expresa Julia.
Gallo Rojo no es sólo un proyecto comercial. Gallo Rojo surge de la militancia, de la organización entre compañeras de Villa Pueyrredón que participan activamente en espacios de trabajo territorial y social.
Así como la canción de Chicho Sánchez Ferlosio, la Cooperativa nació en tiempos de resistencia y de riñas. Así como lo describe, el Rojo es pequeño pero valiente, es honesto y va a la lucha de frente. En Gallo Rojo las mujeres decidieron ir por sus sueños, con sus propias manos. Porque como dice el cantautor, Gallo Rojo se rinde solo “cuando ya está muerto”.