Crónica de un negocio anunciado

Isla de la Paternal
Se reavivó la idea de construir grandes edificios en uno de los espacios verdes más importantes de la Ciudad de Buenos Aires, ubicado a sólo tres kilómetros de la estación de Villa Pueyrredón y vecino al parque de Agronomía. Lo firmó De La Rúa hace 20 años, lo revivió Larreta hace dos meses. Los vecinos de La Paternal advierten un daño ambiental importante en la Isla y esperan la audiencia pública.

Por Agustina Cavalanti

bujinkan illa pueyrredón

Que quieran construir en el segundo pulmón ambiental de la Ciudad no es una novedad. Sólo había que esperar un gobierno cementista que dé luz verde a semejante proyecto. Luego de la demolición de lo que fue el Albergue Warnes, allá por los años 90, los extensos terrenos de La Paternal fueron disputados por grandes desarrolladoras que veían en esos 22 mil metros cuadrados el gran negociado inmobiliario. Se trata de “La Isla” ubicada en el polígono delimitado por las avenidas Constituyentes y Chorroarín, y las calles Gutenberg y Zabala, en la Comuna 15.

Si bien históricamente se proyectó como un Parque Central, en el año 97 a través de la Ordenanza 52.295, publicada en el boletín oficial porteño con Fernando De la Rúa como Jefe de Gobierno, se aprobó la zonificación que aún no estaba dentro del Código de Planeamiento Urbano y el predio se dividió en cuatro: urbanización parque; residencial, comercial y equipamiento educacional. A la vez, De la Rúa firmó varios convenios porque creía “necesario proceder a la urbanización del inmueble y alentar la de las zonas aledañas con el objeto de permitir el desarrollo urbanístico del área, revirtiendo el deterioro y aislamiento de los barrios de Paternal y Agronomía”.

Así, la empresa francesa Carrefour S.A compró y construyó su hipermercado, y se comprometió a hacer el túnel en la avenida Chorroarín y una escuela dentro del parque. Ya en esa época se hablaba de un complejo habitacional con 11 torres.

Un segundo intento de construir 11 moles en el parque de La Paternal fue en el 2007, anunciado por la empresa constructora SADIA. En ese entonces, el diario La Nación escribía: “Algo cambió en esta zona históricamente degradada y promete una transformación más importante. Y el futuro se presenta con más construcción, algo que parece dividir a los que debaten si el progreso es con más verde o con más cemento.

Una cuestión que, por ahora, parece insoluble”. El proyecto fue parado por la lucha de vecinos y organizaciones ambientalistas que defendieron el activo ambiental de la Ciudad.

Nunca se hizo nada hasta ahora. A fines de 2018 la Legislatura porteña aprobó, en primera lectura, un convenio donde Horacio Rodríguez Larreta le extendió los permitidos a los dueños del terreno del ex Albergue Warnes. En síntesis, modificó los usos del suelo. “El Gobierno de la Ciudad reactualizó esta legislación excepcional con el convenio que firmó con la constructora, y mandó una ley para refrendar ese convenio por la Legislatura, que básicamente es una escribanía de Larreta y sus negocios”, aseguró la comunera por el Frente Para La Victoria, Camila Rodríguez.

De esta forma, mientras que la normativa urbanística aplicable al distrito U26 del Barrio Parque Central permitía edificios de perímetro libre sin basamento, para ser utilizado únicamente como vivienda colectiva, estudios y consultorios profesionales anexos a vivienda, con el nuevo convenio Larreta habilita la construcción de basamentos y autoriza una variedad de usos comerciales. Es decir, desafecta la zona “residencial” para poder instalar allí geriátricos, oficinas comerciales, alojamientos turísticos, gimnasios, casas de fiestas privadas, servicios públicos, jardín maternal y establecimientos de sanidad, además de subsuelos de estacionamiento que pueden ocupar la totalidad de la parcela, aumentando un 20% la capacidad construible.

“Este convenio para incentivar la construcción de las torres se firmó en el mismo momento en que discutió la modificación del Código de Planeamiento Urbano, donde el oficialismo planteó que se cambiaba expresamente para que no se construyan torres sorpresa e hicieron de eso una bandera de marketing. Viene a consolidar esta línea de negocios de Larreta donde cada metro de la Ciudad de Buenos Aires se puede transformar en un negocio”, agregó Rodríguez.

Vecinos de la Comuna 15 con el apoyo de organizaciones barriales y profesionales de la UBA, resisten a la nueva legislación de Larreta. Periódicamente se reúnen e invitan a la comunidad a sumarse a la lucha en defensa de La Isla, uno de los únicos pulmones verdes de la Capital Federal. Según el Dr. Juan Claver, Coordinador de COA Caburé – Aves Argentinas: “Estamos frente a un escenario preocupante, con consecuencias adversas sobre el corredor Agronomía-Paternal-Chacarita, que redundará en una menor biodiversidad zonal y barrial, y en el empobrecimiento del área verde para la recreación y disfrute de los vecinos”.

Dentro de los impactos que generaría la edificación de las torres, el especialista enumeró la reducción del área vegetada en favor de suelo cementado por la construcción de basamento; el empobrecimiento de la vegetación por la disminución del asoleamiento; la obstaculización en el desplazamiento diario de la avifauna por la altura proyectada del conjunto edilicio; y el aumento de la contaminación lumínica y sonora por la presencia de explotación comercial en el basamento y el mayor tránsito vehicular; “sin contar los impactos que acarrea la construcción de 2060 departamentos en las redes de servicios y la construcción de cimientos para edificios de 17 pisos con 1100 cocheras subterráneas, en el desplazamiento de napas de agua”.

Camila Rodríguez advirtió: “Este megaproyecto no tiene nada que ver con el entorno que lo rodea, son casas bajas con comercios barriales. Los vecinos se están organizando y reuniendo para pedir que no se destruya el parque, un pulmón verde, efectivo, público, que cumple una función ambiental muy importante. La calidad de vida de los vecinos empeorará, los servicios de agua, luz y cloacas van a colapsar. Y por supuesto se va a alterar el paisaje que permite que esta zona sea un foco de biodiversidad dentro de Ciudad de Buenos Aires”.

El acuerdo entre el Gobierno de la Ciudad y los titulares del ex Albergue Warnes fue aprobado por 33 votos contra 25 de los bloques opositores. Será tratado en audiencia pública el próximo 11 de marzo a las 14hs.
¿La lucha de los vecinos logrará hacer retroceder este inminente negociado inmobiliario?

“Claramente la oposición de los vecinos es un factor importantísimo. En esta ciudad regida por los negocios se demostró que cuando los vecinos se plantan con mucha fuerza las cosas se pueden torcer”, aseveró la comunera Rodríguez.

Mejor no hablar de ciertas cosas

En diciembre de 2018 el presidente de la Comuna 15, Jorge Lucchesi, se reunió con los vecinos de La Paternal y le sugirió armar un proyecto de ley, elevarlo a la legislatura, para traspasar los terrenos al patrimonio urbano de la Ciudad. “Se acercaron a pedir que los apoyáramos, nosotros dijimos que sí, pero no podemos hacer nada. Como es privado el Gobierno no puede intervenir. Estamos atados de pie y manos. Yo como comuna no puedo decir ¡váyanse de ahí que esto queda para los vecinos”, añadió.

Al ser consultado sobre el megaproyecto inmobiliario que pretenden desarrollar en el parque de La Paternal, el presidente afirmó: “¿De qué torres me hablas? No estoy al tanto de ningún proyecto. Desconozco”. Pero la comunera Camila Rodríguez refutó: “Miente, sabe que sí existe un plan incentivado por el Gobierno para que se hagan las torres. Están estimulando la firma de ese convenio, que entre otras cosas dice que la empresa tiene cinco años para empezar a construir”.

Además, Lucchesi aclaró que lo único que podían hacer desde la Junta Comunal era apoyar a los vecinos, pero no podían tomar ninguna determinación. Sin embargo, Rodríguez expresó que se podían hacer muchas cosas más “que solo acompañar, entre eso defender el espacio público. Es un activo ambiental que si ellos quisieran defender para la Ciudad perfectamente pudieran hacerlo, pero tienen la misión de transformar cada metro cuadrado de tierra en edificio”.

Para rematar, el presidente de la comuna certificó: “Si esto (el terreno) no fuera privado olvidate que ahí no se hace nada, lógico que se mantiene el espacio verde. Si fuese estatal y los vecinos piden espacio verde ¿quién le va a decir que no?, si desde el Gobierno no se busca negocio, se busca espacio verde”.

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