La Huerta Vecinal Villa Pueyrredón y el Proyecto Pedagógico Comunitario “Futuro para Siempre” lanzaron la séptima edición de la convocatoria “Del aula a la huerta”, que invita a las escuelas a participar de talleres y recorridos en el espacio agroecológico del barrio.
Por Agustina Cavalanti
La primavera trae novedades al barrio. La Huerta Vecinal Comunitaria de Villa Pueyrredón (Curupaytí al 3000) abrió una nueva edición de su programa “Del aula a la huerta”, destinado a estudiantes de todos los niveles educativos. La iniciativa, que combina educación ambiental y trabajo comunitario, busca ofrecer a las escuelas del barrio un espacio para que estudiantes y docentes vivan experiencias significativas relacionadas con la huerta, apliquen conocimientos y fomenten la vinculación entre lxs chixs, la comunidad y los espacios verdes.
“Invitamos a las escuelas a participar de las visitas a nuestra huerta urbana agroecológica, un espacio donde los grados podrán explorar el cultivo de alimentos sanos imitando a la naturaleza, conocer prácticas de reciclaje y compostaje, aprender sobre regeneración ecológica y descubrir la flora y fauna nativa”, señalaron desde la organización.
La historia de la Huerta Vecinal comenzó en 2018, cuando un grupo de vecinxs, docentes, familias y estudiantes vinculadxs a la Unidad Básica Rodolfo Walsh (Nazca 5471) decidió intervenir un terreno ferroviario abandonado, lindero a las vías del tren Mitre. “Era un espacio degradado, compactado, sin árboles ni cobertura vegetal, con basura acumulada. Lo transformamos en un lugar vivo, educativo y de encuentro para el barrio”, recuerda León, uno de sus impulsores.
Según cuenta León, militante de la Campora Villa Pueyrredón y estudiante de Producción Vegetal Orgánica en la UBA, el camino no fue sencillo: al principio, el cultivo de alimentos se vio limitado por las condiciones del suelo y el clima. La experiencia llevó a repensar estrategias e incorporar otras prácticas, gracias al acompañamiento de Carlos Briganti, conocido como “El reciclador urbano”, creador de la Escuela de Agroecología Urbana “La Margarita”.
“Entendimos que no se trataba solo de producir, sino de reconstruir las condiciones ecológicas del espacio. Así fue como incorporamos árboles, plantas nativas y distintos saberes que nos ayudaron a regenerar el terreno y consolidar la huerta. Los principios que impulsaron la iniciativa fueron la revalorización del espacio público, la transformación comunitaria y la participación de una comunidad organizada y comprometida con el cuidado y desarrollo de un parque público educativo”, relata León.
Con relación a los talleres que se dictan en la huerta, asegura que se trata de una experiencia pedagógica significativa en la Ciudad. Estudiantes de nivel inicial, primario, secundario e incluso de instituciones de salud mental visitaron el espacio en los últimos años. Allí aprenden a sembrar, compostar, observar insectos y aves, y reconocer el valor de las especies nativas.
“Buscamos que lxs chicxs puedan meter las manos en la tierra, observar, aprender y comprender que somos parte de la naturaleza y que cuidarla es también cuidarnos a nosotrxs mismxs. Los árboles que plantan hoy podrán darles sombra cuando sean adultxs y vuelvan al barrio”, sostiene León.
La huerta, además, se piensa como un lugar de debate y reflexión sobre la soberanía alimentaria, la producción agroecológica y el modelo agroalimentario argentino. “Una huerta sin discusión política es solo jardinería. Para nosotrxs, es un espacio que debe abrir debates sobre cómo se producen, distribuyen y consumen los alimentos en nuestro país, y sus consecuencias en la salud y la dignidad de las personas”, afirma.
Hoy, la Huerta Vecinal Villa Pueyrredón es reconocida como un espacio público comunitario. Además de las escuelas, lxs vecinxs se acercan a disfrutar del lugar, participar de talleres o colaborar en las jornadas de trabajo colectivo.
El balance, a siete años de su nacimiento, es más que positivo: de un terreno baldío y abandonado se pasó a un parque agroecológico que mejora la calidad de vida urbana, brinda servicios ecosistémicos, genera identidad barrial y abre la puerta a nuevas formas de organización comunitaria.
“Lo más lindo es que ya trasciende a quienes lo impulsamos. La huerta es parte de la dinámica del barrio, un lugar de encuentro y de vida. Un espacio donde se aprende, se debate y se piensa en un futuro más sustentable y comunitario”, concluye León.
Las escuelas pueden contactarse al 11.5953.7867





