En enero se llevó a cabo la segunda etapa de proyección de la película sobre la vida del Polaco en el Cine Gaumont (espacio INCAA) dirigida por su sobrino nieto Marcelo Goyeneche. Contiene material inédito de sus presentaciones, testimonios de familiares y colegas y archivo del propio tanguero. La concurrencia superó las expectativas y volvió a mostrar que a 30 años de su fallecimiento mantiene su magnetismo con su público y con los jóvenes.
Por Mateo Lazcano
La realidad marca que este año se cumplirán treinta desde que no está entre nosotros. Pero tras atravesar la boletería, subir las escaleras, presentar la entrada a las acomodadoras, caminar por los oscuros pasillos y sentarse en la butaca, la voz, la presencia y la complicidad de Roberto “El Polaco” Goyeneche harán parecer que está aquí. Es una tarde de enero, una de las tantas de una semana en la que se proyectó la película “Roberto Polaco Goyeneche. Las formas de la noche” en el Cine Gaumont en el centro porteño a metros del Congreso Nacional.
Los momentos de luz clara de la pantalla permite ver la concurrencia: la sala, a pesar de la alta temperatura y la época de vacaciones, está con más del 80% de ocupación. Hay adultos, desde ya. Muchos de ellos parejas. Pero hay también familias, y grupos de jóvenes atraídos por lo rupturista de su figura.
Sobresalen los tangueros: en los momentos en que suenan las interpretaciones del cantor, muchos de ellos “vocean” las canciones. O le cuchichean a quien tienen al lado los nombres de quienes van apareciendo en las imágenes de archivo, en un intento de demostrar conocimiento en la materia.
La película es dinámica, en sus 108 minutos de duración. No es una “biopic” como acostumbra este tiempo; el Polaco no es representado por ningún actor, sino que es él mismo en entrevistas e interpretaciones, el protagonista. Pero lo es a su vez por quienes hablan, y especialmente, lo que hablan de él. ¡Quién pudiera, Polaco! Los testimonios de familiares, de colegas, de compañeros de tertulias y hasta de testigos, lo presentan en su faceta humana, con sus seguridades y sus miedos, lo presentan como esposo y padre, como trabajador, como estudioso y como cantor.
El film sostiene un orden cronológico, a tono con su biografía, pero que se entremezcla con efemérides de la historia nacional, que permiten a los espectadores también ponerse a pensar qué hacían en ese momento. Hace foco en sus orígenes, en el sostén que significó para su madre viuda, y en los comienzos de su vínculo con Luisa (su esposa, fallecida en 2020) protagonista estelar del documental con su testimonio, por su memoria y sus tonos: emotivos, risueños y hasta retando a quien fuera su marido.
Esta película muestra sus inicios en la música y la coexistencia de otros trabajos – al igual que todo artista que recién comienza – como chofer de la Línea 19.
Hace un foco importante en su relación con los grandes, como Horacio Salgán, Aníbal Troilo y Astor Piazzolla, y como supo ganarse su confianza personal, humana. No omite los bajones y momentos de depresión, como tras la muerte de “Pichuco” o los problemas familiares, así como tampoco la bohemia, y tal vez la cercanía no tan deseada con vicios que conllevaba la noche, de la que nunca pudo despegarse ni casado (como bien recuerda o lamenta Luisa).
Y la dificultad que le dejó su operación en la garganta, con las presiones del momento y el pedido de la familia de frenar. En tanto, tiene en cuenta su vinculación con el barrio de Saavedra en general y su amado Club Atlético Platense en particular, con anécdotas suyas y de terceros.
La película tiene material de archivo inédito: primeros conciertos de tango en “Super 8”, o su presentación nada menos que en Japón. Y otros materiales emitidos en la TV, en entrevistas realizadas entre otros por Antonio Carrizo o Juan Carlos Mareco.
Opinan de él emblemas y analistas del género como Lito Nebbia, Adriana Varela, Jorge Boccanera, Esteban Morgado, Matías Longoni, José Colángelo, Néstor Marconi y Julio Dávila. Y acompañando cada época narrada, hay momentos donde lo único que vale es detenerse en los minutos que ofrece el audiovisual para escucharlo cantar. Con gran calidad fílmica, se presentan así sus interpretaciones de “Sur”, “Naranjo en flor”, “Balada por un loco”, “Afiches”, que terminan con aplausos del público presente en el cine.
La última parte, tras mostrar también un material inédito junto a Mercedes Sosa, donde es inevitable la emoción, trata su muerte, sin golpes bajos y pocas palabras. Simplemente, se posiciona en su legado tanto para la familia, con las sensaciones de Luisa y sus hijos Roberto y Jorge, y sus colegas del género, que destacan la complicidad que mostró en sus tiempos finales e incluso póstumo, con los jóvenes.
La palabra del director, Marcelo Goyeneche
“Roberto “Polaco” Goyeneche. Las formas de la noche” llevó cuatro años de producción, y estuvo a punto de caerse tanto por la pandemia como por el riesgo de no contar con el financiamiento por parte del INCAA. Fue producida por Marcelo Goyeneche, sobrino nieto del tanguero, y a la vez realizador de piezas como “El largo viaje de Alejandro Bordón” y “Las enfermeras de Evita”.
-¿Qué balance hacen de esta segunda etapa de proyección de la película?
-Volvimos al Gaumont por pedido del público, algo que se agradece, así como las devoluciones y muestras afectuosas que hemos recibido. Queremos continuar con las proyecciones, porque muchos se van enterando de la película por el boca a boca. No tenemos los recursos económicos para hacer una campaña de difusión grande, es una película independiente y por eso es muy importante lo que pasa con los espectadores y cómo apoyan la película yendo al cine.
-El film muestra un costado del artista y también humano del Polaco. ¿Eso fue algo propuesto o se dio a partir de los testimonios recogidos?
-Es que forman parte del mismo Polaco, aunque es verdad que los sabía diferenciar muy bien. Él era el tipo de la noche y los escenarios y también el de barrio, con sus canarios, charlando con vecinos y el pucho en el umbral. La idea fue siempre indagar en su vida. Siempre a través de su propia voz. Creo que fue la decisión más respetuosa y sincera que tomamos. Escucharlo en todas sus facetas, pero siempre y cuando él nos quisiera contar algo.
-¿Cómo sigue ahora el panorama para la película durante el año?
-Seguimos con lo que denominamos “Gira Polaquiana” por distintos puntos del país llevando el documental a donde nos pidan. Para mí esto es muy importante, buscar distintos lugares de proyección, de acompañarla y difundirla junto con la vida del Polaco Goyeneche. Por ejemplo, el lunes 29 de enero festejamos el cumple del Polaco en la Academia Nacional del Tango, con entrada libre y gratuita y la presencia de su familia.
-En paralelo a la reproducción de la película, se da el debate por el proyecto de Ley Ómnibus del Gobierno. ¿Cuál es la importancia de que se mantenga el INCAA (Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales) y el subsidio al Fondo Nacional de las Artes?
-La cultura está en riesgo, pero sería muy limitado mi análisis sino comprendiera que todo está en riesgo, nuestra democracia y nuestros derechos. ¿De qué sirve que deroguen una parte de la ley, por ejemplo, la de cultura, referida al INCAA y al cierre del Fondo nacional de las Artes, al Instituto del Teatro o al de Música, si otros artículos de la ley proponen quitar derechos conquistados a los trabajadores? ¿Para quién vamos a hacer una película, una obra de teatro o musical, si la gente no va a poder pagar la entrada para disfrutarlos? Desfinanciar al cine es poner en riesgo no solo la continuidad de la producción de cine independiente, las escuelas de cine, los miles de puestos de trabajo que sostiene, las políticas de federalización y exhibición. También habrá grandes ganadores en esto: las plataformas de streaming y un grupo pequeño de productoras que contarán las historias solo como una mercancía rentable, que impida cualquier posibilidad de reflexión social.