Mauricio Macri obtuvo un triunfo en las PASO en la ciudad de Buenos Aires e intenta reducir la diferencia con Daniel Scioli en el resto del país. Mientras tanto, las problemáticas en la Capital de los argentinos no tienen solución.
Por Fernando Casasco
Tal como se esperaba, Mauricio Macri y el sello Cambiemos se impusieron con comodidad en la Ciudad de Buenos Aires. Fue uno de los dos distritos a nivel nacional -el otro fue Mendoza – en los que se impuso el actual Jefe de Gobierno porteño y su alianza con la UCR y la Coalición Cívica.
En cambio, el gobernador bonaerense y candidato del Frente para la Victoria, Daniel Scioli, ganó en 20 provincias.
De todos modos el triunfo porteño del PRO no fue todo lo contundente que se esperaba. Macri obtuvo 751.557 sufragios, bastante por debajo de lo conseguido por su partido en las elecciones porteñas recientemente realizadas. Sin ir más lejos, Horacio Rodríguez Larreta consiguió casi 68 mil votos más en la primera vuelta electoral de los comicios para Jefe de Gobierno porteño.
Se podría argumentar que con la suma de los tres candidatos de Cambiemos, la cifra superó los 880 mil votos y rozó el 49%. Sin embargo, se debe advertir que parte de esos votos (casi 130 mil) fueron para Ernesto Sanz y Elisa Carrió, quienes en las elecciones porteñas respaldaron a Martín Lousteau y no a Rodríguez Larreta.
El objetivo de Macri, entonces, será retener todos los votos de Cambiemos para las elecciones generales y si es posible engrosarlos, con la intención de rebasar los 50 puntos en su propio distrito y achicar la diferencia con el oficialismo.
En la Capital Federal, el Frente para la Victoria superó por poco su performance de las elecciones locales. Scioli consiguió casi 420 mil votos, unos 27 mil sufragios más que los que había cosechado Mariano Recalde en las elecciones para Jefe de Gobierno.
El gobernador bonaerense sabe que deberá mejorar su rendimiento porteño, en busca de los puntos porcentuales que le faltan para conseguir una victoria en primera ronda.
Uno que tuvo una actuación más que aceptable fue Sergio Massa, quién se impuso en la interna de UNA, consiguiendo en territorio porteño 211 mil votos. De piso, el tigrense buscará retener sus sufragios y los que consiguió José Manuel de la Sota (casi 30 mil en la Ciudad) y tratar de sumar. Cuarta en Capital Federal quedó Margarita Stolbizer con 121 mil votos.
En la interna del Frente de Izquierda y los Trabajadores, Nicolás Del Caño dio la sorpresa al superar a Jorge Altamira, aunque el histórico líder del Partido Obrero venció en la ciudad de Buenos Aires.
Con algo más de 21 mil votos terminó el ex presidente Adolfo Rodríguez Saá, quien se aseguró participar de las elecciones generales.
Por debajo del 1% se ubicaron Víctor de Gennaro (Frente Popular), Alejandro Bodart (MST), Manuela Castañeira (MAS), Mauricio Yattah (Partido Popular) y Raúl Albarracín (Acción Vecinal). Ninguno de ellos tendrá otra chance en octubre.
Lo que viene y lo que falta
De cara a la elección de octubre, el líder del PRO puso su mirada sobre la estratégica provincia de Buenos Aires, donde su candidata a gobernadora, la vicejefa de Gobierno, María Eugenia Vidal, cosechó casi un 30% de los votos y fue la postulante más elegida a nivel individual (aunque lejos del más del 40% del FPV).
Por ello, el macrismo aprovechó la contigencia climática de las inundaciones en territorio bonaerense para mostrarse “solidarios” y ofrecer ayuda a los distritos anegados, con lo que intentaron instalar la disputa política en el propio corazón de la provincia gobernada por Scioli.
Otra región en la que el kirchnerismo le saca mucha diferencia a sus rivales directos es en el Noroeste del país. En las elecciones en la provincia de Tucumán se registraron incidentes y – pese al amplio triunfo del candidato oficialista – la mayoría de la oposición protestó y denunció un supuesto “fraude” electoral. La represión a los manifestantes en la capital provincial no hizo más que agravar la situación y caldear los ánimos.
Con una nueva dosis de oportunismo, los principales candidatos a la presidencia de la oposición reclamaron “transparencia” en las elecciones nacionales (que en ningún momento habían sido cuestionadas anteriormente). Y desde el macrismo apuntaron la necesidad de implementar un sistema de boleta única electrónica similar al que se utilizó recientemente en la Ciudad de Buenos Aires.
Para tener en cuenta: en la ciudad de Buenos Aires, el sistema de boleta única electrónica (BUE) fue aprobado por la Legislatura a fines de 2013, pero fue reglamentado casi diez meses después por el Ejecutivo porteño. En tanto, la licitación para la incorporación de las máquinas se realizó en febrero de este año. Pero el sistema no se implementó para las PASO de abril, debido a que no se había brindado información a los ciudadanos, ni se había capacitado a las autoridades de mesas.
Recién se puso en práctica en las elecciones generales del 5 de julio, más de un año y medio después de su aprobación parlamentaria. Difícil que se pudiera hacer lo mismo en dos meses, en un territorio extenso y complejo como la Argentina.
Pero si las inundaciones en la provincia de Buenos Aires y el reclamo de transparencia electoral le permitieron a Macri pasar a la ofensiva, otros casos de la realidad le obligaron a fijarse en su propio “patio trasero”.
Cuando más intentaba explotar en sus discursos el tema de la corrupción, se supo que su primer candidato a diputado en la provincia de Buenos Aires, el periodista y ex funcionario menemista Fernando Niembro, había recibido a través de la empresa “La Usina” millonarios contratos del Gobierno porteño y del Banco Ciudad (sus únicos dos clientes), en concepto de “encuestas” o de colocación de publicidad en medios de comunicación.
Las contrataciones se hicieron sin licitación, a una empresa que no tenía antecedentes en el rubro y que no estaba inscripta para contratar personal. Otro dato “curioso” es que pese a que la firma facturó más de 20 millones de pesos, Niembro vendió sus acciones en apenas 20 mil pesos. Y por si fuera poco el socio del comentarista en La Usina, Atilio Meza, es también candidato a diputado suplente en la boleta de Cambiemos. Por todo esto, Macri y su candidato a diputado fueron denunciados ante la Justicia.
Como contraste a los gastos exorbitantes en materia de publicidad, otro hecho oscurece el panorama de la gestión macrista: la muerte de un joven de 17 años (otros dos fueron internados en grave estado) tras caerse desde uno de los rellanos de la escalera de un edificio del Complejo Urbano Soldati.
La caída se debió a la falta de mantenimiento del edificio, a pesar de que existían dos fallos judiciales que obligaban al Gobierno de la Ciudad a mejorar la seguridad.
La noticia generó airadas protestas de los vecinos del barrio y puso la lupa sobre algunos números lapidarios. Según informó la Asociación Argentina de Presupuesto y Administración Financiera Pública, sólo se ejecutó el 9,3% del presupuesto asignado para el Instituto de la Vivienda de la Ciudad (IVC), durante el primer trimestre de 2015. De acuerdo con el mismo informe, el Programa Rehabilitación de Conjuntos Urbanos, encargado de las obras de reparación, tiene asignados 195,3 millones de pesos para 2015, de los que sólo se ejecutaron el 17,6%.
El déficit habitacional es una dramática realidad en la Ciudad de Buenos Aires, de la cual las autoridades porteñas no se hacen cargo, más allá de alguna política aislada, como el programa “Alquilar se puede”.
Sin embargo, a cinco meses de lanzado el plan, sólo lograron firmar su contrato de alquiler diez inquilinos sobre 15 mil que solicitaron su adhesión. Y los sectores marginados siguen siendo los menos contemplados en la administración de los recursos: el Programa de Mejoramiento de Villas cuenta con un presupuesto de 49,7 millones de pesos, de los que en el primer trimestre del año sólo se ejecutó el 4,2%.
A un mes y medio de los comicios generales, los candidatos hacen sus cálculos electorales. Pero las cuestiones de imagen parecen estar de más cuando están en juego la vida y la dignidad de los ciudadanos.