“La Margarita”, la primera Escuela de Huerta Urbana Agroecológica de la Ciudad de Buenos Aires y Latinoamérica. Estimula a que lxs vecinxs aprendan a producir alimentos sanos, con materiales reutilizados, en plena urbanidad. Por la pandemia, las clases comenzaron de forma virtual y se realizarán cada sábado, durante 16 semanas. El curso está a cargo de Carlos Briganti y demás miembrxs del Colectivo El Reciclador Urbano.
Por Agustina Cavalanti
“Había una vez un baldío, al costado de la autopista, donde la murga ‘Les Verdes de Monserrat’ ensayaba y organizaba una olla popular para compartir con quienes viven a diario la inseguridad alimentaria. Decidieron no contribuir al circuito de la basura y se contactaron con el Colectivo El Reciclador para informarse sobre el compostaje”. Allí -comparten en redes sociales- comenzó la historia. Lo que parecía una utopía, poco a poco se fue haciendo realidad.
Se trata de “La Margarita”, la primera Escuela de Huerta Urbana Agroecológica de la Ciudad de Buenos Aires. Está ubicada en medio del barrio porteño de Monserrat (Solís 1286) y fue presentada recientemente por el Colectivo El Reciclador Urbano. El propósito, promover prácticas para el armado, mantenimiento y planificación de una huerta productiva en espacios reducidos, patios, balcones y terrazas, e incentivar la producción de alimentos sanos, seguros y soberanos.
“El futuro está en la producción de alimentos, en la producción de compost, en reutilizar todo lo que tiramos. La escuela está para eso, para formar formadores. Ya se inscribieron 210 personas que cursan el primer cuatrimestre de huerta, en un contexto donde todos ‘se rajan las vestiduras’ por la presencialidad en las escuelas”, afirmó a este medio Carlos Briganti, responsable de la Escuela de Huerta Urbana e impulsor del Colectivo El Reciclador.
En la Escuela, el aula es una huerta. Funciona como espacio lúdico y recreativo, como lugar colectivo y solidario, donde lxs participantes aprenden a producir alimentos sanos, con materiales reutilizados, en plena urbanidad. Es libre y gratuita. Se sustenta con los aportes de una cooperadora y brinda certificación para quienes aprueben las instancias teóricas y prácticas.
“Es la primera en toda América Latina, una escuela urbana y popular que se mantiene con una cooperadora, con una contribución voluntaria, donde docentes, asistentes y ayudantes trabajan ad honorem. Más allá de que sea algo novedoso es una piedra fundamental, un cambio de paradigma, y ojalá que todxs aquellxs que quieran cambiar el mundo colaboren, porque este es el primer paso hacia la evolución de una sociedad con una mentalidad diferente”, expresó Briganti.
“La Margarita” es una huerta educativa, una herramienta pedagógica para visibilizar y transformar la gran cantidad de espacios improductivos y el déficit de espacios verdes que padece la Ciudad de Buenos Aires. Las inscripciones aún permanecen abiertas y no hay límite de edad para sumarse. “La escuela para enseñar a todos los grupos etarios porque es un problema de toda la sociedad”, agregó el Reciclador Urbano.
Por la situación actual de pandemia, los encuentros se realizan en formato virtual (se transmiten vía YouTube con acceso cerrado), cada sábado de 9 a 13hs. Lxs estudiantes inscriptxs reciben el programa de estudios, el material bibliográfico de cada clase, y un kit de almácigo, sustrato y semillas. Además, está pautada una clase mensual en el anexo del “Museo del Hambre”, donde un/a especialista diserta sobre temáticas de agroecología, soberanía alimentaria, alimentación, políticas ambientales, ecología, reciclaje y residuos sólidos urbanos.
“Nosotros abrimos una escuela en un contexto de pandemia y manejamos un presupuesto cero, mientras que la Ciudad de Buenos Aires tiene uno de los presupuestos más ricos. Sin embargo, inauguramos un espacio de agricultura urbana para enseñar a lxs vecinxs y articular con los barrios. Eso no trasciende. Si es tan importante la escuela como dicen, ¿por qué la currícula de huerta urbana no le interesa a nadie?, siendo tan transcendental enseñar a las futuras generaciones a producir alimentos en un contexto donde el 92 por ciento de la población argentina hoy vive en ciudades. Al Gobierno porteño no le interesa acercar el campo a la ciudad”, cerró Carlos Briganti.