Visitamos al Club Comunicaciones que desde hace 15 años está intervenido judicialmente al ser decretada su quiebra en el año 2000. Nos recibieron como anfitriones Ariel Venneri, integrante de la Asociación Civil “Todos x Comu”, y Jorge Rapaport, del Órgano Fiduciario.
Por Ignacio Di Toma Mues
En agosto de 2012 un fallo de la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Comercial dio un vuelco en la situación del Club Comunicaciones. Este impidió la entrega de la institución a la Mutual de Camioneros por un precio irrisorio y prorrogó hasta marzo de 2016 la vigencia de la intervención judicial.
“La resolución de la Cámara le pide al juez, no solamente que no le entregue el club a Moyano sino que además modifique el órgano fiduciario y que éste en 30 días presente un plan de salvataje para que finalmente el club pueda quedar en manos de los socios” nos explica Jorge Rapaport, que encabeza el Órgano Fiduciario* desde marzo de 2013.
Jorge tiene 56 años, es vecino de la zona (vive en el barrio Villa Mitre) y durante la gestión de Aníbal Ibarra fue Director de Deportes de la Ciudad. Conoce muy bien al club: “a los 10 años venía a la pileta en verano, a los 30 a jugar al fútbol recreativo los fines de semana y a los 40 a jugar al tenis”.
“Al ser intervenido judicialmente no hay autoridades del club, no hay vida política, depende del juez de la quiebra. Lo que buscamos nosotros fue algún tipo de figura institucional, formal, que nos diera mayor representatividad y ahí se formó la asociación civil Todos x Comu” nos comenta Ariel Venneri.
Ariel vive en Villa Pueyrredón y hace 43 años que es socio de Comunicaciones. Nació en 1969, año en que “El Cartero” se consagró campeón de Primera C bajo la dirección técnica de Federico “Hacha brava” Pizzaro.
Respecto al levantamiento de la quiebra, Jorge se muestra optimista: “Es muy difícil decir cuando se va a quitar la figura del juez pero es muy probable que antes de mediados del año que viene ocurra. Esto significa, primero el levantamiento de la quiebra, que va a ocurrir en los próximos meses porque la plata ya está y segundo el llamado a la normalización del club para que pase a manos de los socios”.
El panorama es muy distinto al que este cronista vivió hace 12 años cuando recorrió este mismo predio. Todo era estado de abandono y decadencia.
“Este es un club que no solo tenía una deuda, este era un club que en los últimos años había tenido desgobierno. El órgano fiduciario anterior maltrataba a los empleados, a las subcomisiones, porque todo lo que la gente proponía para hacer no era autorizado, sólo le interesaba vaciar el club para entregárselo a Moyano” nos asegura Jorge.
Se respira un aire de renacimiento. Se están construyendo dos gimnasios cubiertos, uno para los equipos de voleibol masculino y femenino y otro multipropósito con cancha de handball incluida, y está proyectado otro – también cubierto y multipropósito – que incluye cancha de futsal. Los vestuarios, tanto de damas como de caballeros, se están haciendo a nuevo.
Ariel y Jorge nos cuentan que pasaron de 1.200 socios a casi 4.000, y que lograron que todos entiendan que hay que pagar la cuota. Hoy el 90 % de los socios están al día.
“La otra cuestión – para mi más importante que la deuda – era que había una comunidad con dificultades entre sí. Adentro estaba la barra que gobernaba el club, que manejaba recursos, lo hacía a través de la fuerza física y por lo tanto había mucho miedo, y por esto mucha gente se retiraba del club” nos comenta Jorge.
Y agrega: “Moyano había obligado a la Unión de Trabajadores de Entidades Deportivas y Civiles, y a sus delegados en el club, a sacar una solicitada en su apoyo, o sea que los socios estaban enfrentados con los empleados, había una pelea de todos contra todos y una cultura de que todo se resolvía a través de la violencia. Lo más importante para mí fue establecer un nuevo código de convivencia y una reconciliación de toda la comunidad del club, había que generar un clima positivo. Después aparte había que pagar la deuda, pero la deuda, antes o después se iba a pagar, porque yo sabía que este es un club viable”.
El pago de la cuota empezó a visibilizarse: luminarias nuevas, césped cortado, lugares pintados y limpios. “Cada moneda que entra es reinversión”.
Respecto a la barra en el club, Ariel nos comenta: “Son unos pibes un poco desorientados, son dos o tres y el resto acompaña, son buenos pibes, de hecho yo hace 43 años que vengo al club y son todos más chicos que yo y los conozco de cuando venían con la familia. Quizás les faltó liderazgo y todos necesitamos pertenecer a algo, no es que hay una barra brava con una mafia atrás. Bueno, la primera medida que toma Jorge es poner una persona en el tema seguridad, un ex comisario, ex jefe de custodia de Aníbal Ibarra, único policía socialista que yo conocí en mi vida, experto en solución de conflictos, y esto hizo que se controlara la situación”.
Por otra parte creció la cantidad de socios deportistas. Se pasó de tener entre 600 y 700 a 2.400 deportistas federados que pagan la cuota, aunque algunos también están becados, y por ser representantes del club tiene un descuento del 30 %.
“Comunicaciones es una marca, no somos Boca, pero somos una marca en crecimiento o en reconstrucción y vienen muchos chicos. Lo que intenté es que entendieran las subcomisiones que esto no es un polideportivo municipal donde el estado tiene que asistir y dar actividad deportiva a los pibes, pero por otro lado tampoco somos negadores de otras situaciones y es ahí que intentamos hacer un promedio entre la rigidez para salir adelante y la flexibilidad exagerada para darle becas a cualquiera” nos comenta Jorge.
También se modificó la ecuación económica con las distintas concesiones que había en el club, como ser el uso de un sector del predio que da sobre la Av. San Martín por parte de una concesionaria de autos y del Instituto Comunicaciones (con entrada por la calle Tinogasta) que está bajo la administración de una cooperativa de docentes.
Los “cánones de uso” que venía pagando eran irrisorios y lograron actualizar y mejorar esos ingresos para el club.
A su vez se recuperó la colonia de verano del Gobierno de la Ciudad. “La colonia volvió con la particularidad que pusimos algunas reglas muchos más claras y nosotros 60 días después de haber iniciado la colonia teníamos la plata, un millón de pesos cobrados” nos dice Jorge.
Este cronista termina la visita al Club Comunicaciones con la idea de que el lema que reza el cartel que está en la entrada refleja el clima que se respira (“estamos de pie”). Y una sensación que está resumida en una frase muy repetida por Ariel durante la recorrida: “ver todo esto me emociona”.
*| Órgano Fiduciario: Jorge Rapaport (Experto en gestión Deportiva); Carlos Lazatti (Abogado ) y Mario Bruzzo y Héctor Urueña contadores.
Acuerdo con AUSA
“Sabíamos que había un proyecto de AUSA (empresa de propiedad del estado porteño) para hacer un paso bajo nivel en Av. Beiró y vías del FFCC Urquiza, y además que por Beiró no se podía hacer (existe un caño de agua y otras estructuras subterráneas). Entonces activamos para que el túnel pase 20 metros hacia adentro donde está el club y en principio nos dieron 25 millones por media hectárea. Recordá que Moyano ponía 12 millones por todo el club que son 18 hectáreas” nos cuenta Jorge Rapaport.
El Club no pierde formalmente la propiedad ya que se usó la figura legal de una servidumbre de paso por 99 años. También acordó con AUSA la Universidad de Buenos Aires que cedió una franja de terreno perteneciente a la Facultad de Agronomía para esta obra que ya está ejecutándose.