Faltan dos meses y medio para el momento más esperado para los y las murgueras. Si bien está previsto que se hagan actividades, la pandemia impedirá el corso tradicional. Mientras tanto, las murgas se dividen entre las que retomaron los ensayos, limitados, en las plazas y las que prefieren esperar.
Foto que ilustra la nota es del archivo de elbarriopueyrredon
Por Mateo Lazcano
A pesar de la pandemia, el tiempo no se detiene y el almanaque avanza. Febrero está cada vez más cerca, y la incertidumbre reinante en la mayoría de las actividades masivas se traslada a un clásico porteño: los corsos. Las murgas de la Ciudad fueron autorizadas a ensayar recién días atrás. Con fuertes protocolos, la mayoría lo hizo, pero hay otras que prefieren esperar. Mientras tanto, en el horizonte aparece el “Carnaval alternativo” que se llevaría a cabo este verano, como un consuelo para saciar una fecha esperada en nuestros barrios.
“Nos reinventaremos realizando distintas actividades”, afirma Hernán, de “Los Legendarios de la Esquina”. Su murga retomó en la última semana los ensayos en el parque de la estación de trenes de Villa Pueyrredón. Lo hizo luego de que estos encuentros, como el resto de las actividades culturales con público, fueran autorizados a volver al aire libre.
Aún así, si alguien que haya visto algún ensayo murguero, verá un escenario bastante inusual. Sin permiso para desplazarse, las formaciones se mueven y bailan en el lugar. Para garantizar un cumplimiento del distanciamiento (se exigen 2 metros entre cada persona), marcan su ubicación con una tiza en el suelo. La concurrencia es limitada: se admiten 30 integrantes de la murga en total, divididos en 3 grupos de 10.
Algunos clásicos de las tardes de ensayos están prohibidos: no se comparte el mate y tampoco puede ocurrir la charla o reunión social posterior a practicar: deben irse de las plazas apenas finaliza el tiempo de ensayo.
El protocolo enfatiza también el impedimento para que se compartan los elementos, algo que era bastante usual entre quienes tocaban los instrumentos en las murgas, y los alternaban. Por ahora, lograron “salvar” del veto al silbato, que cumple un rol clave en este género, ya que estaba desaconsejado por expulsar saliva.
“El protocolo surgió de una comisión que trabajó cinco meses para armarlo, e incluyó gente especializada y médicos. Así como hay uno para los teatros o eventos culturales al aire libre, tenemos también para las murgas”, explica Hernán.
Para otra de las formaciones de la zona, “Los Amos de Devoto”, será el próximo domingo 22 de noviembre la vuelta a la plaza Riccheri (Beiró y Quevedo). “Volvemos, solo con las 30 personas que nos permiten”, cuenta Sebastián.
“Preferimos cuidar a los mayores e hicimos una selección en el grupo de quienes se acercarán a ensayar. Pero la idea es juntarnos, vernos, encontrarnos, mas que practicar cuestiones de la murga. No estamos desesperados por eso”, explica.
“Nosotros nos solemos ver todas las semanas, y ahora hace casi 9 meses, cuando terminaron los corsos a principios de marzo, que no nos encontramos. Hay que tener en cuenta que para mucha gente que está sola, la murga es su lugar de encuentro para sociabilizar, por eso es importante este regreso. Siempre tratamos de priorizar la parte social en nuestra murga”, agrega Sebastián.
Desde “Los Amos”, se propusieron en este tiempo de aislamiento no dejar de mantenerse en contacto. Además, llevaron a cabo entrega de ropas y bolsones de alimentos, y ahora preparan una iniciativa similar para Navidad.
Por el contrario, otra de las formaciones relevantes en el barrio, como “Los Renegados de Villa Pueyrredón”, optaron hasta el momento no retomar los ensayos por cuestiones sanitarias.
Mientras tanto, una comisión se encuentra ultimando detalles para el “Carnaval alternativo” que, salvo que ocurra algo inesperado, se desarrollará durante febrero.
El corso consistirá de actividades en las plazas y algunas presentaciones de las murgas, pero sin el despliegue ni los traslados tradicionales. Se agregarán iniciativas virtuales y radios abiertas, siempre con el objetivo de mantener el espíritu carnavalero.
“Estará la mística presente, pero siempre priorizando la salud. Vamos a involucrar a los barrios, colocando banderines con los colores de las murgas características en los puntos más importantes, para marcar que estamos presentes” señalaron desde la comisión.
“El eje estará puesto en mantener vivo el clima del Carnaval, acercándonos a los/as vecinas, y utilizando las redes y medios de difusión para transmitir la cultura carnavalera. Seguramente, a diferencia de otros años, las actividades sean diurnas”, adelantaron desde la comisión que prepara el evento.