Feria del Productor al Consumidor: una economía social es posible

Surgió hace dos años y ya es un éxito en el marco de uno de los mayores pulmones verdes de la Ciudad, el Parque de Agronomía. Es visitada , el segundo fin de semana de cada mes, por más de cinco mil personas cada mes con picos de diez mil en épocas de clima más agradable. Reúne y fortalece a pequeños productores promoviendo el comercio justo, el consumo responsable y la soberanía alimentaria.

Por Luciana Aghazarian

Desde abril de 2013, el segundo fin de semana de cada mes (en agosto se realizará como excepción los días 15 y 16) la “Feria del Productor al Consumidor” se hace presente en el Parque Agronomía. Este espacio, hoy, le da lugar a 90 emprendedores para que realicen la venta directa de sus productos, es decir sin intermediarios, promoviendo el establecimiento de precios justos, la promoción del consumo responsable y la soberanía alimentaria.

El crecimiento del proyecto – cada mes visitan la feria más de 5 mil personas, cifra que se duplica en primavera y verano – lo convirtió en un paseo de compras obligado de las familias de la zona y alrededores donde también se puede disfrutar de un almuerzo o merienda al aire libre – hay puestos que proponen desde el tradicional choripán hasta hamburguesas veganas o tartas y pizzas de harina integral así como manjares dulces -.

Transitar la feria es una experiencia en la que lo que predomina es la tentación a llevarse todo: hay mieles de distintas zonas del país, chacinados, yerbas orgánicas, dulces, tomates envasados, cervezas artesanales, licores, leches veganas de almendras, quesos saborizados, arándanos en todas sus formas, panes, indumentaria, objetos de decoración, plantas, semillas agroecológicas y hasta un puesto de Gratiferia.

Durante los dos días se llevan adelante actividades para el público en general como talleres de huerta orgánica o reciclado, clases de cocina, teatro para niños, espectáculos musicales, radio abierta, charlas en las que los mismos feriantes transmiten sus saberes, entre otros.

Asimismo, de cada evento participa el Programa de la Facultad de Agronomía “FAUBA Verde”, de separación de residuos en origen, por lo que los visitantes pueden acercar sus materiales reciclables que luego son donados a la Cooperativa El Álamo.

El Barrio Villa Pueyrredón habló con Valeria Rubio, una de las iniciadoras de la Feria e integrante de su Comité de Organización, para conocer más a fondo la clave del éxito de este espacio que comprueba que otra economía es posible.

¿Cómo surgió la idea de crear un espacio que reuniera a pequeños productores y artesanos que tuvieran acceso directo al consumidor?
– El proyecto nace como una iniciativa por parte de La Facultad de Agronomía de la UBA, el MAGyP (Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación), la CaLiSA (Cátedra Libre de Soberanía Alimentaria) y la agrupación La Cámpora del Centro de Estudiantes de la Facultad. En su lanzamiento, en octubre de 2013, nos acompañaron organizaciones como Colectivo Solidario, Fundación Proyecto Pereyra, La Pirka y la Fonaf que aportaron sus conocimientos para la construcción de lo que hoy es la feria. De la misma forma, a lo largo del tiempo, los trabajadores de la Universidad se convirtieron en actores indispensables dentro de la organización de este espacio. En cuanto a lo organizativo, las decisiones son tomadas colectivamente por medio de asambleas mensuales y la creación de comisiones con tareas específicas.
La Feria surge bajo la consigna de dar debate y discusión acerca de la formación de precios, la cadena de intermediarios – desde la obtención de la materia prima hasta la elaboración del producto final y su puesta en góndola -, la participación del pequeño productor en el mercado nacional y la posibilidad de ampliar los canales de comercialización mediante el desarrollo de estrategias de contención y acompañamiento a través de capacitaciones y asistencia técnica. El objetivo de fomentar la autogestión, el establecimiento de precios justos, la promoción del consumo responsable, la soberanía alimentaria y, por sobre todo, el deseo de que el productor fuera el protagonista, se plasmó en una feria de alimentos y economía social.

¿Qué diferencia tiene con las ferias artesanales u otro tipo de ferias?
– La mayoría de las Ferias que se realizan en la Ciudad de Buenos Aires tienen un fin meramente comercial y uno de nuestros objetivos principales es realizar un hecho concreto a través del cual demostrar que otro tipo de economía es posible, y así poder comenzar a generar espacios de debate y dialogo con los vecinos y la propia comunidad académica. Así, durante el paseo el visitante tiene no solo la posibilidad de acceder a productos sanos y de calidad a precios realmente bajos sino que también puede interactuar directamente con el productor, degustar y/o adquirir productos de diferentes regiones del país.
Asimismo, dos características diferenciales son: por un lado su realización dentro del espacio de una Facultad de la UBA y, por el otro, la capacidad de autogestión y de organización que ha logrado a lo largo del tiempo. Al día de hoy la Feria se mantiene con recursos propios que se generan del aporte de un pequeño porcentaje de las ganancias que obtiene el feriante cada día de exposición. De esta forma, se adquirieron los puestos propios, sillas, gráfica, instalaciones eléctricas y se han pagado otros gastos sin recurrir a financiamientos externos.

¿Quiénes son estos productores y de dónde provienen?
– La Feria abrió sus brazos con 60 emprendedores, actualmente son 90 los que forman parte del Colectivo de Feriantes entre los que se destacan pequeños productores, emprendedores de la economía social, gastronómicos, asociaciones, cooperativas, fabricas recuperadas, cátedras de la facultad (el Tambo Ovino de la Facultad y la Cátedra de Floricultura), Agrupaciones del Centro de Estudiantes que comercializan productos de la agricultura familiar en forma solidaria y experiencias de Voluntariados Universitarios. La mitad de los emprendedores provienen de la provincia de Buenos Aires, de la otra mitad una porción corresponde al ámbito de la Ciudad de Buenos Aires y otra parte surge de intermediarios solidarios de producciones de diferentes regiones del país.

¿Cómo pueden sumarse los productores que quieran vender en la Feria?
– Debido a las potencialidades de la Feria, la demanda para participar es muy elevada. Las incorporaciones al día de hoy se realizan en forma paulatina, relevándose las necesidades no cubiertas que reclaman los visitantes, sumando rubros que no estén representados aún, priorizando aquellos que contemplen un fuerte compromiso social y que compartan los pilares de la economía social y solidaria. También se prioriza la incorporación de estudiantes, docentes, cátedras y trabajadores de la universidad. La incorporación requiere por parte del nuevo emprendedor sumarse a una construcción colectiva que requiere de su participación activa en diversas instancias que hacen a la Feria. La inscripción se realiza mediante un formulario que puede solicitarse a feria-af@agro.uba.ar

¿Cuáles son sus proyectos a futuro?
– Los objetivos a corto plazo están ligados a la institucionalización de la Feria, la confección de un estatuto, la creación de una bolsa de trabajo, la conformación de un fondo rotatorio que permita al emprendedor fortalecer sus unidades productivas, la incorporación de más rubros y emprendedores, el posicionamiento de la Feria como un espacio de encuentro “diferente” a los actuales entre el productor y el consumidor, adquirir mejor infraestructura, entre otros. El proyecto más inmediato es la posibilidad de realizar análisis de inocuidad a los productos de los emprendedores de la Feria bajo un convenio a través de la Facultad con un laboratorio. También se están realizando lazos con otras universidades para replicar o participar con nuestra Feria. La Feria además es motivo de un Voluntariado Universitario de Economía Social que se está llevando adelante desde comienzo de año. A mediano plazo los objetivos se relacionan con los resultados efectivos del acompañamiento que se pretende hacer de aquellos emprendedores que presentan alguna dificultad en cualquier instancia de producción y/o comercialización, y con los procesos de conformación de una personería jurídica.

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