Por estas horas se definen las alianzas y las listas de candidatos a senadores y diputados para los comicios nacionales del próximo 26 de octubre. Tal como ocurrió en la provincia de Buenos Aires, La Libertad Avanza logró quedarse con la parte del león en las negociaciones con el PRO, tras una serie de fuertes tironeos. Mientras tanto, el peronismo vuelve a enroscarse en su propia interna y las fuerzas de centro derecha buscan una brújula que les marque el norte.
Por Fernando Casasco
Si a esta altura queda algo claro es que ya nadie en política puede tomarse en broma a La Libertad Avanza, la fuerza política del presidente Javier Milei. Esa novedad que sorprendió a muchos en 2021 y se convirtió en gobierno de 2023, hoy es el centro de la política nacional alrededor del que gira todo el espectro partidario del país.
Así se confirmó en las negociaciones que dieron como resultado la alianza entre el oficialismo y el PRO en la provincia de Buenos Aires, para los comicios legislativos de septiembre. Los libertarios impusieron al partido amarillo – con dirigentes de mucha mayor experiencia y algunos con trayectorias dilatadas -, su propia estrategia de poder: los candidatos responderán mayoritariamente a la Casa Rosada y más específicamente a sus estrategas principales, la secretaria general de la Presidencia, Karina Milei; los primos “Lule” y Martín Menem; y el armador partidario bonaerense, Sebastián Pareja. En cambio, quedaron relegados los miembros de “Las fuerzas del cielo”, la formación que agrupa a los dirigentes con extracción en las redes sociales, cuyo cerebro en las sombras es el estratega oficialista Santiago Caputo.
De no existir sorpresas de último momento, La Libertad Avanza también será la cabeza de la alianza con el PRO en la Ciudad de Buenos Aires, cuya inscripción ocurría sobre el cierre de esta edición. La jefa política de LLA no se conformó con haber logrado el acuerdo en la mayor provincia del país. El triunfo en los comicios de la Ciudad de uno de sus amadrinados, el vocero Manuel Adorni, con el doble de votos del oficialismo porteño, no hizo otra cosa que ratificar su intención de “ir por todo”.
Aquí también terció la voluntad de supervivencia de Mauricio Macri. El ex presidente prefiere que su partido sea “furgón de cola” de los empoderados libertarios, antes que sufrir otra humillación como la de aquellas elecciones que su primo Jorge adelantó, pensando que de esa manera podría separar la discusión local de la nacional. Los resultados fueron bien distintos y el líder del PRO decidió mover sus fichas y acordar con el avasallante mileísmo.
Eso sí, en las negociaciones hubo dimes y diretes. Las imposiciones que surgieron desde la Casa Rosada fueron bien claras: el nombre de la alianza será La Libertad Avanza, dejando afuera cualquier referencia al partido de los Macri. Además, las dos candidaturas a senadores serán para candidatos libertarios, mientras que sólo se reservarán dos lugares expectantes en la lista de diputados a los dirigentes amarillos.
A quien todos ya dan como la candidata cantada a senadora es a la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, la primera en pegar el salto desde el PRO hacia el oficialismo y con buena imagen en el electorado porteño. Hasta el propio Mauricio Macri ya mandó a archivo las querellas que tenía contra su antigua candidata a Presidenta. Bullrich, en tanto, ya no rechaza esa candidatura con la expectativa de poder disputar la jefatura de gobierno en 2027. La ministra dice que hará lo que el Presidente le pida. Algunos de los nombres que barajan los libertarios para la lista de diputados son los del abogado liberal Alejandro Fargosi, el economista Ramiro Castiñeira y la diputada bullrichista Sabrina Ajmechet.
Por orden de Karina Milei quedó afuera de las negociaciones el jefe de gobierno, Jorge Macri, a quien los hermanos Milei siguen acusando de haber orquestado una “campaña sucia” contra el Presidente; en su lugar, quien encabeza las tratativas es el secretario general porteño, Ezequiel Sabor, pero con la supervisión del mayor de los Macri. Con lo obtenido en las negociaciones, el PRO tendría al menos dos diputados – de las tres bancas que renueva – y la primera candidatura a senador/a suplente. Poca cosa para una fuerza otrora hegemónica a nivel porteño.
Por si las negociaciones fracasaban, el jefe de gobierno había activado la posibilidad de reeditar la formación de Juntos con el Cambio, en alianza con el radicalismo y con la Coalición Cívica. En caso de concretarse ese “plan B”, María Eugenia Vidal tenía todos los boletos para ser candidata a senadora; la ex gobernadora bonaerense fue una de las que internamente se opuso a un acuerdo con la fuerza libertaria y ha dicho que no pretende ser candidata en una boleta violeta. De todos modos, la Casa Rosada también la tenía vetada. Asimismo, otro de los que rechazó el acuerdo con LLA fue el ex embajador Diego Guelar, quien ya anotó su candidatura a senador por la UCEDE.
Una alianza que incluya a la UCR y a la Coalición Cívica – en una situación similar a la que se da con Somos Buenos Aires en provincia -, podría integrarse también el sector de Horacio Rodríguez Larreta, con una probable candidatura a senadora de Graciela Ocaña.
Desde el radicalismo pocos creen que Martín Lousteau pueda reeditar su banca como senador tras el magro resultado de mayo, en el que su candidata Lula Ley ni siquiera logró una de las 30 bancas en disputa. Al ex ministro le quedaría el consuelo de buscar una banca de diputados por el frente de centro derecha. Haya o no acuerdo, la Coalición Cívica promueve a Hernán Reyes para diputado. Allí también podrían sumarse las candidaturas del socialista Roy Cortina y de Ricardo López Murphy.
Así las cosas, de los tres senadores salientes (Guadalupe Tagliaferri fue electa legisladora porteña por la lista de Rodríguez Larreta) el único con expectativas fundadas de renovar su mandato sería el peronista Mariano Recalde, tratando de revalidar la banca por la minoría.
El camporista cuenta con el apoyo de Cristina Fernández de Kirchner y con el respaldo del Partido Justicialista de la Ciudad, el cual preside.
De ahí en más todas son dudas para el peronismo. Tras un ajetreado cierre de listas en la provincia de Buenos Aires, que no dejó conforme a casi nadie, otra interna estalló en el armado del ex Unión por la Patria, ahora denominado Fuerza Patria. La que primero se hizo oír fue una de las sindicadas como posible candidata a diputada por la ciudad, Ofelia Fernández. La ex legisladora planteó que dadas las condiciones en que se consiguió la unidad del peronismo, ella preferiría ir con listas separadas. La postura fue ratificada por el referente de Patria Grande, Juan Grabois, quien reiteró sus discrepancias con el sector del Frente Renovador, liderado por Sergio Massa.
En este sentido, se plantea la posibilidad de que el sector de Grabois lleve sus propios candidatos a diputados en octubre tanto en la Ciudad como en la provincia de Buenos Aires, aunque respaldaría la candidatura a senador de Recalde. Tanto desde el massismo, el kicillofismo y el cristinismo criticaron la actitud del dirigente del MTE, al señalar que la unidad de la fuerza ya había sido ratificada en los hechos en la negociación bonaerense.
Algunos ven en esta movida un tironeo de Grabois y los suyos para obtener más y mejores puestos en las listas legislativas nacionales, a diferencia de lo que ocurrió en la bonaerense, donde solo aspiran a renovar una banca en la Legislatura. Pero los referentes del sector aseguran que la autonomización de Patria Grande va en serio. Si están o no adentro del frente se resolverá sobre la hora.
El peronismo deberá negociar además si la alianza se extiende a los que presentaron listas separadas en mayo, como el sector de Guillermo Moreno y las agrupaciones que postularon a Juan Manuel Abal Medina. ¿Candidatos? Algunos de los nombres que suenan para ocupar una banca en diputados son los de Matías Lammens, Gisella Marziotta, Carlos Heller y Juan Manuel Olmos.
Con los frentes así conformados y las listas a punto de presentarse, el próximo 17 de agosto, comenzará la cuenta regresiva para los comicios de octubre.
