De un programa radial a la comunidad online. Hagov Villa Pueyrredón es parte de la constelación seguidora de la “Máxima Ciencia y de la Máxima Verdad”. Creada por el vecino y militante Luca Agranatti, está en la red social X (ex Twitter).
Por Juan Manuel Castro
“Según sagradas escrituras de fuentes poco fiables será en Pueyrredón donde crecerá vigoroso el Hagov (Hacer a la Argentina Grande Otra Vez)”. Así se presenta la cuenta Hagov Villa Pueyrredón en la red social X (ex Twitter), creada por el vecino y militante Luca Agranatti. Es parte de la constelación de hagoveros y hagoveras, un fenómeno social y político surgido en redes sociales en base al programa MAGA (Make Argentina Great Again) de Tomás Rebord, abogado, comunicador y difusor de “la Máxima Ciencia y de la Máxima Verdad”.
Rebord es una de las figuras públicas más escuchadas del presente. Pasó de militar en los pasillos de la Facultad de Derecho a ser una de las personas del año según la revista Gente. En un meteórico ascenso creó “El Método Rebord”, uno de los productos más exitosos del último tiempo con extensas entrevistas a figuras públicas.
En el programa radial MAGA durante varias temporadas congregó en las noches de lunes a miles de personas a escuchar sus extensas reflexiones sobre política, fútbol y actualidad, un doble fondo que decantaba en un análisis del ser nacional y de la propia existencia.
En una época de consumos híper segmentados, su discurso se presentó como una transversal que convocó público de distintos espectros políticos. Más allá de que Rebord es peronista, lo escuchan hasta los libertarios. Generó, en tiempos de virales tiktokeros que se esfuman en segundos, una escucha atenta, un clima de fogón alrededor de un micrófono y unas cuantas ideas sobre el mundo que nos toca vivir.
Se podría hablar mucho más sobre Rebord, pero esta es la historia de lo que hicieron los seguidores de las ideas “hagoveras” y cómo de forma autoconvocada dieron lugar a un fenómeno que trasciende al propio creador del concepto de “Hacer a la Argentina Grande Otra Vez”.
Así, en X (ex Twitter) uno puede encontrar cientos de cuentas Hagov, ligadas a gustos musicales, pertenencia territorial, estudios, apoyo partidario: Hagov Conurbano; Hagov Infernales de Güemes; Hagov Derecho; Otakubord; Hagov Filosófico; y la lista se extiende al infinito.
En el caso de Luca, eligió Hagov Villa Pueyrredón: “Siempre tuve este arraigo y cariño por el barrio, de ahí surge la idea de crear la cuenta. Tengo 27 años, siempre viví en Pueyrredón y desde siempre milito en el barrio y también en Agronomía, mi facultad”.
“Hay una lógica militante detrás de lo hagovero, también hay quienes no están con la militancia, pero les copó formar parte de una comunidad. Ves desde que parte sentís que aportas en tu contexto”. Cada cual interactúa, publica contenido, pero, de alguna forma, existe una armonía, un clima de comunidad, algo orgánico y latente.
No es solo lo virtual, ya que los hagoveros han realizado distintas reuniones temáticas. Además, cada vez que Rebord se presenta en un teatro se vive una especie de misa ricotera, donde todos son protagonistas, cada cual es parte de esta constelación.
“Es una batalla cultural en el siglo XXI”, resume Luca y agrega: “Diría que es un fenómeno popular autoconvocado que surge a partir del programa MAGA, se referencia como una identidad y una manera de sentirse argentinos y con una lectura particular de la argentinidad”.
Sobre el punto de la transversalidad, asegura: “Se trata de sentirse argentinos y con tener una lectura particular de la argentinidad. Hay una lógica de construir comunidad que trasciende ciertas barreras marcadas en el país. Hay franjas como lo peronista, lo trosko, lo gorila, que no tienen puntos en contacto. Desde lo hagovero se crea contacto con ideologías que de otra forma uno no tendría contacto”.
Al fin y al cabo, la idea fuerza que une a todas estas personas y sus cuentas en redes sociales es “la lectura de la realidad argentina y hacer grande a la Argentina con todo lo que implica”.
“Lo hagovero apunta a generar puentes y sacar conclusiones en común. A todos nos une el sentimiento de estar orgullosos de nuestro país, la entidad cultural que se merece”, concluye sobre este fenómeno orgánico y creciente.