“Implica un retroceso de 40 años en relación
a los conceptos de identidad barrial”

Nuevos Códigos Urbanísticos y de Edificación


Vecinos de Agronomía y Villa Pueyrredón, que están trabajando hace años en temas vinculados al desarrollo barrial sustentable, ven con preocupación los proyectos de los nuevos Códigos Urbanístico y de Edificación. Tanto “Salvemos al barrio” como “Vecinos por las casas bajas” participaron de las reuniones informativas en la Comuna 12 y 15, y en el Foro del 5 de junio en la sede gubernamental en Parque Patricios.

Urquiza se Organiza

Por Ignacio Di Toma Mues

bujinkan illa pueyrredón

La elaboración de los nuevos códigos urbanísticos y de edificación se estaba realizando sin la participación de los vecinos. Sin embargo un amparo presentado por la ONG “Observatorio de la Ciudad”, representada por el Dr. Jonatan Baldivieso, fue aceptado por la justicia y obligó al Ministerio de Transporte y Desarrollo Urbano a realizar dos reuniones informativas en cada comuna y un foro de discusión y debate en la sede del Gobierno de la Ciudad en Parque Patricios.

Participaron de estas reuniones vecinos de Villa Pueyrredón y Agronomía que hace muchos años están organizados: “Salvemos al Barrio” y “Vecinos por las Casas bajas”. También en otros barrios existe este tipo de agrupamientos como S.O.S Caballito y a nivel ciudad como “Basta de demoler”, que además trabajan por la conservación del patrimonio histórico y urbanístico porteño.

“El Dr. Jonatan Baldivieso, un abogado brillante realmente muy metido con temas ambientales y de calidad de vida, en su momento logró el amparo basado en estas cuestiones, que nos permitió a nosotros hacer que se suspendan los permisos de obra mientras se trataban las leyes que finalmente logramos que salieran limitando alturas en Villa Pueyrredón” aseguró a nuestro medio Ariel Venneri, de “Salvemos al barrio”.

Estas organizaciones barriales advierten que los anteproyectos presentados por el Ejecutivo proponen la derogación lisa y llana de toda la legislación existente, y tiene como característica una suerte de vuelta al criterio de uniformidad que planteaba el código original de 1977.

“Implica un retroceso de 40 años en relación a los conceptos de identidad barrial y diversidad que predomina hoy por hoy en materia de desarrollo urbano en todas las grandes ciudades occidentales del mundo desarrollado” explica Venneri.

Pone como ejemplo las ciudades de Europa como París, Londres, Madrid, Bruselas, Berlín, y de Estados Unidos como Bostón, New Jersey, San Francisco. Y agrega el representante de “Salvemos al Barrio”: “en materia de alturas, también significa un retroceso grave, al habilitar en forma general alturas incluso mayores a las permitidas por la modificación del año 2000, usando la excusa de evitar disrupciones de alturas en zonas donde hay torres o edificios en altura. Un argumento lamentable que justifica las alturas para nivelar con aquellos edificios ya existentes, aún si se tratara de casos minoritarios en la zona”.

La falta de espacios verdes se pretende reemplazar con terrazas verdes, y el impulso de la construcción no parece tener en cuenta el alto impacto ambiental que trae aparejado el cambio de la escala barrial respecto a los servicios de agua, luz y gas; la concentración de residuos domiciliarios; el posible colapso de las redes cloacales (cuya última obra importante data de 1946) y los insuficientes drenajes pluviales en zonas atravesadas subterráneamente por arroyos como ser el Vega, el Maldonado y el Medrano.

Un poco de historia. . .

A partir del año 2005 comenzó el boom constructivo en la Ciudad, tras la salida de la recesión que comenzó en 1998 y se profundizó con la crisis del año 2002.

En 1997 se habían construido en la ciudad 13.029 unidades nuevas (casas o departamentos), en el año 2000 descendió 10.027 unidades y cayó a 1.764 en el año 2002. La recuperación empezó al año siguiente, y a partir del 2005 comenzó a crecer a un ritmo continuo alcanzando picos de más de 24 mil unidades nuevas anuales en 2006 y 2007.

En el periodo 2005/2012 se construyeron un total de 145.727 unidades nuevas. Pero con un desequilibrio en cuanto a su distribución ya que la planificación estubo en manos de la especulación inmobiliaria y un Estado porteño ausente. Y en lo que estaba presente – otorgar permisos y controlar el desarrollo de las obras – era deficiente y corrupto.

La construcción de viviendas se concentró sobre todo en Caballito, Belgrano, Núñez, Villa Urquiza, Villa Pueyrredón, Devoto; en barrios de la zona centro y noroeste de la ciudad dejando la zona sur totalmente olvidada.

Ante esta situación, organizaciones como “Salvemos al barrio” y “Vecinos por las casas bajas”, integradas por vecinos de Villa Pueyrredón y Agronomía, comenzaron la lucha en contra de las construcciones indiscriminadas y a favor del crecimiento sustentable respetando la “escala barrial”.

Cabe señalar que entre gallos y media noche la Legislatura, en diciembre de 2000, había aprobado la modificación del código en forma generalizada y liberó las alturas permitidas sin considerar densidades de barrios, fisonomías y manzanas atípicas, entre otros puntos.

Una de las arterias que cambió su fisonomía por esta reforma fue Salvador María del Carril, avenida atravesada por numerosos pasajes de veredas y calles angostas.

La ONG “Observatorio de la Ciudad” brindó su apoyo a estas agrupaciones en la presentación de amparos. En el caso de la Av. Salvador María del Carril, entre Campana y Av. de los Constituyentes, en poco más de 3 años se levantaron aproximadamente 30 edificios de 10 a 12 pisos, con departamentos que en su mayoría son monoambientes. Lo mismo sucedió en la calles Gabriel Mistral y Carlos Antonio López, en los barrios de Villa Pueyrredón y Villa Devoto.

Otros de los problemas con los que tuvieron que lidiar y litigar los vecinos fueron las irregularidades cometidas por las empresas constructoras violando las normas vigentes, ya sea en la faceta constructiva como en la etapa de demolición de las casas para convertirlas en edificios.

En el año 2011 la Legislatura sancionó dos proyectos impulsados por “Salvemos al barrio” y “Vecinos por las casa bajas”. Fueron leyes que pusieron límites a las alturas permitidas estableciendo una altura máxima de 9 metros (tres pisos) más un retiro hasta un plano límite de 12 metros.

Una de las leyes – impulsada por Vecinos por las Casas bajas – rezonificó el polígono formado por las calles Gavilán; Vallejos; Campana; Av. Mosconi; Llavallol; Carlos Antonio López; Av. San Martín; Griveo; Condarco; Av. Mosconi y Gavilán, con exclusión de los frentistas a la Av. Mosconi, entre Gavilán y Helguera; y los frentistas de la Av. San Martín, entre C.A. López y Griveo.

La otra norma – impulsada por Salvemos al Barrio – hizo lo mismo con la traza de la Av. Salvador María del Carril y su continuidad por la calle La Pampa, entre Campana y la calle Burela.

Los nuevos códigos borrarán de un plumazo la lucha de tantos años, generarán una nueva escalada en la especulación inmobiliaria ante el ingreso de capitales provenientes del blanqueo y producirán una alta concentración en el sector.

Buenos Aires cada día tiene más inquilinos y menos propietarios, y se está muy lejos de solucionar el déficit habitacional que sufren más de 400 mil habitantes de la ciudad.

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