Metido en la pelea por la Presidencia junto a Scioli y Massa, el Jefe de Gobierno busca implantar su figura a nivel nacional. Apunta a moderar su discurso y a incluir más famosos en las listas para sumar votos.
Por Fernando Casasco
A un año de las próximas y decisivas elecciones presidenciales, las encuestas están a la orden del día y dan para todos los gustos. Los tres principales precandidatos, Daniel Scioli, Sergio Massa y Mauricio Macri, se intercambian posiciones, en una franja que va entre el 22 y casi el 30 por ciento de las intenciones de voto. En este reparto de tres, que prefigura un escenario de balotage, no aparece en la foto el Frente Amplio Unen, cada vez más cerca de su propia implosión.
Junto con la medición de los postulantes presidenciales, la mayoría de los sondeos coinciden en observar el alto grado de aprobación que mantiene la presidenta Cristina Fernández de Kirchner. Tras once años de continuidad del mismo proyecto político, la Jefa de Estado cuenta con una imagen positiva que va desde el 40% (según Poliarquía) al 47 % (Julio Aurelio).
Asimismo, en una encuesta publicada por La Nación – un diario que nadie puede tildar de “kirchnerista”-, la mayoría de los entrevistados se inclina por un “cambio moderado” a la hora de pensar cómo debería ser el próximo gobierno.
La continuidad de los proyectos también está de moda en la región: así lo demuestran las recientes reelecciones de Evo Morales en Bolivia y de Dilma Rousseff en Brasil, así como el triunfo del Frente Amplio en Uruguay en primera vuelta, que casi asegura la victoria en el balotage y su segundo mandato al ex presidente Tabaré Vázquez.
Desde el oficialismo se alertó en las últimas semanas sobre la posibilidad de que la oposición derogue la mayor parte de las conquistas alcanzadas durante el kirchnerismo, como anticipó el senador radical Ernesto Sanz. Esta lectura también parece haberla hecho Macri.
Tras el acercamiento en materia de gestión conjunta entre Nación y Ciudad, ahora llegaron declaraciones del Jefe de Gobierno que contradicen muchas de sus aseveraciones previas. Afirmó que mantendría la Asignación Universal por Hijo y la gestión estatal en YPF, pilares de la gestión kirchnerista. Asimismo, aseguró que no retornaría al sistema de las AFJP, pero porque consideró que “el daño ya está hecho” y se preguntó para qué la Anses “tiene que hacer tanta publicidad” (sic).
Por otro lado, las crisis internas del FAU fueron aprovechadas en principio por Macri, quien se transformó en la figura en discordia entre sus integrantes. Mientras que Elisa Carrió milita abiertamente por una alianza con el PRO (a la que se sumó últimamente el cordobés Luis Juez), Pino Solanas y los socialistas se oponen. Por su parte, la UCR se hunde en el barro de la indefinición sobre su futuro.
Con este panorama, Macri se ilusionó con negociar acuerdos con dirigentes radicales provinciales y municipales, más preocupados por mantener cuotas de poder locales que por la gran discusión del “modelo” a nivel nacional.
Pero esa forma de construcción parece haber tenido una valla: la nueva estrategia de Sergio Massa, quien sumó su apoyo a dirigentes radicales como Gerardo Morales en Jujuy o José Cano en Tucumán, debido a la necesidad de contar con estructuras a nivel nacional y ante la ausencia de “garrochistas” que saltaran desde el PJ.
Pero a falta de una alianza con el FAU, el radicalismo o alguna secesión de esas fuerzas, el líder del PRO mantiene la idea de continuar afirmando a su partido como una fuerza nacional, por fuera de las estructuras tradicionales. Y a falta de una dirigencia política asentada, siempre vienen bien las figuras populares del espectáculo o del deporte.
Show, fama y votos
Un ex presidente de Boca, el actual vicepresidente del club de la ribera, el vicepresidente de Independiente. Los tres reunidos con el vicepresidente de San Lorenzo. Parece una postal que refiere a las internas que existen en la AFA tras la muerte de Julio Grondona. Pero no: los primeros tres distinguieron al cuarto como Personalidad Destacada de la Cultura de la Ciudad de Buenos Aires, nada menos que en el Salón Dorado de la Legislatura porteña.
Así de raros y de imbricados están hoy la política, el deporte y la cultura. Mauricio Macri, Oscar Moscariello y Cristian Ritondo premiaron con toda la pompa a Marcelo Hugo Tinelli, el creador de Showmatch, en una distinción que aún hoy sigue levantando polvareda tanto en el mundo de la política como en el del espectáculo (¿o es que son lo mismo?).
El poder que en los hechos ostenta Tinelli, más allá de no ocupar cargos “políticos” en toda su vida, lo demuestra lo granado de la audiencia que concurrió al agasajo. Muchas veces la Legislatura entregó distinciones a personalidades de la cultura y el espectáculo; pero raramente pudieron congregar en ellas a toda la plana mayor del Gobierno de la Ciudad: su Jefe de Gobierno, la vicejefa María Eugenia Vidal, el jefe de Gabinete, Horacio Rodríguez Larreta, el vicepresidente primero de la Legislatura Ritondo y el ministro de Cultura, Hernán Lombardi.
El conductor televisivo le retribuyó el agradecimiento a Macri: “Es una persona que ha estado en muchos momentos importantes de mi vida y del que puedo decir que es un amigo”. Faltó que sonara el “Friends to be friends” de Queen.
Más música para los oídos del jefe del PRO debe haberse oído cuando Tinelli se metió esa misma noche en su programa en la polémica twittera entre Alex Freyre y Aníbal Pachano, en torno al suministro de la medicación contra el HIV.
“El ‘vamos por todo’ es ‘vamos por todo, incluso tu vida’. Acá el diálogo no existe”, disparó el showman contra el kirchnerismo (aunque sin nombrarlo) como desde una tribuna partidaria, en términos muy similares a los que suele utilizar el mandatario porteño.
Claro que el hombre nacido en Bolívar se cuida siempre de poner un huevo en cada canasta: pocos días después no tuvo empacho de ponerse en cámara las gafas de sol naranjas del marketing de Daniel Scioli, que le regaló la actriz Nacha Guevara.
Así como mantiene fluidas relaciones con Sergio Massa, patrocina la campaña de Martín Insaurralde a la gobernación bonaerense y defiende su sociedad comercial con el empresario Cristóbal López, cuyo crecimiento estuvo muy ligado a la gestión kirchnerista. Es que Tinelli es tinellista.
Volviendo a Macri, su continuo acercamiento a estrellas deportivas y del espectáculo es parte de una estrategia consolidada que recorre toda su carrera política. El mismo día en que premió a Tinelli, asistió por la noche a otro evento “cultural”: el reestreno de la película “La Mary”, de Daniel Tinayre, en la Usina del Arte.
Obviamente, no perdió la oportunidad de fotografiarse allí junto a su protagonista, Susana Giménez, una confesa admiradora de su proyecto político. Asimismo, sigue con la fiebre de sumar estatuas a los paseos porteños: de las esculturas de humoristas famosos sobre calle Corrientes, ahora pasó a inaugurar otras de estrellas deportivas en Costanera Sur.
Esta afición inoxidable del líder del PRO por las figuras de renombre, mezcla de “cholulismo” y estrategia política, se manifiesta en forma desaforada a la hora de buscar candidatos.
Así, en el último tiempo, Macri recorrió La Rioja junto al ex DT de River, Ramón Díaz, a quien quiere convencer de candidatearse a gobernador de su provincia; o postula a intendente de Lomas de Zamora al “Jardinero” Julio Cruz, ex delantero de Banfield, River, Inter y la Selección nacional. Ellos se suman a Miguel Del Sel, que va por la gobernación de Santa Fe, Héctor Baldassi en Córdoba, Carlos MacAllister en La Pampa o Javier Castrilli en La Matanza.
Es que goles y puntos de rating son amores. Y si se transforman en votos, mucho mejor.