La falta de fondos demora la recuperación del edificio del ex cine Aconcagua

Ex Cine Aconcagua
El proyecto para reutilizar esta histórica sala de Mosconi al 3360 está aprobado por el Gobierno porteño. El estudio de Arquitectura Frazzi proyectó que tenga usos culturales, co-working y una nueva sala de cine. Temen que el lugar se convierta en un depósito.

Por Juan Manuel Castro
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Los papeles están en regla, pero lo que no hay es plata. Los nuevos dueños del inmueble del ex Cine Aconcagua no tienen con qué afrontar las obras de restauración para darle vida a este hito de Mosconi al 3360, un rincón emblemático para vecinos de Villa Devoto y Villa Pueyrredón. Se teme que por unos cuantos años se lo use como depósito.

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Interior ex Cine Aconcagua

A esta sala la creó el vecino de Villa Pueyrredón José Patti y la abrió el 5 de noviembre de 1945. Roberto Rufino, Alberto Castillo y Carlitos Balá fueron algunas de las glorias que pasaron por este espacio de cultura, ideado para que los vecinos no viajen hasta el centro porteño en busca de espectáculos de calidad.

Desde 2009 el Aconcagua está con sus puertas cerradas. El último vestigio de actividad corrió por cuenta de pastores evangelistas, que celebraron misas desde 1995, cuando dejaron de proyectarse películas.

Ex Cine Aconcagua

En noviembre de 2011 la Legislatura porteña aprobó la Ley N° 4.019 para expropiar el inmueble, pero Mauricio Macri, por entonces jefe de Gobierno, vetó la norma con el Decreto 726/11. Luego, el edificio fue catalogado con el mayor nivel de protección patrimonial (Estructural) en 2014 con la Ley N° 5096. La fachada, el hall de acceso, el pullman, la volumetría total no pueden sufrir alteraciones.

En 2017 se puso en venta el inmueble por U$S 1.250.000. Se ofreció como “Local Comercial con 1.500m² de superficie total cubierta, con 17 metros de altura por 50 metros de fondo”.

Los nuevos dueños, conscientes de la protección edilicia, contactaron al estudio del arquitecto Matías Frazzi, que se destaca por tener amplios conocimientos en el cuidado patrimonial. Trabajó en Uruguay, Italia y Japón. En 2018 ganó el premio Gubbio, uno de los hitos al resguardo urbano.

En diálogo con este medio, Frazzi expuso: “Sabían que era limitado lo que podía hacerse. De todos modos, se elaboró una propuesta que abarcaba diversidades de usos culturales y de co-working (gente de varias disciplinas comparten salas para trabajar)”.

En el sitio oficial del estudio de arquitectos se analiza: “La presencia de un bien patrimonial al momento de intervenir es una responsabilidad, pero a la vez una enorme oportunidad”.

“El estado de abandono durante muchos años sumado al maltrato de uso hace que el edificio se encuentre en un estado complejo, donde las filtraciones, saqueos, falta de mantenimiento y usurpación por palomas, lograron un estado calamitoso. Sin embargo, la calidad de su construcción original le confiere una fortaleza estructural que se encuentra intacta. Resulta muy alentadora con vías a una intervención arquitectónica, contando con una sólida estructura de hormigón armado de excelente factura, sumado a una serie de muros portantes donde no se advierten fisuras ni movimientos estructurales”, suman.

Interior Ex Cine Aconcagua

“La fachada principal y el hall de acceso, de estilo modernista, ejemplo con reminiscencias del primer racionalismo en Argentina, gozan de un buen estado de conservación, a pesar de su nulo mantenimiento en más de 70 años”, añaden.

El arquitecto Frazzi explica que el año pasado presentó el proyecto de restauración ante la Dirección General de Interpretación Urbanística de Gobierno porteño (DGIUR): “Aprobaron la propuesta que presentamos. Dijeron que era viable y que cumplía con el cuidado patrimonial”.

En líneas generales, se proyecta: “La intervención consiste en generar usos diferentes para lo que fue pensado originalmente, pero a la vez complementarios, logrando un edificio eficiente y a la vez sustentable. Se genera en la nueva planta baja un paseo semi-público desde el acceso que se unifica a un patio-pulmón que rompe la volumetría existente y le da vida al nuevo edificio. Sobre este nuevo patio, empiezan a rotar y conjugarse las nuevas funciones (cuatro espacios de usos múltiples apilados en la volumetría existente), que sumados a un local en planta baja y a la nueva sala de cine-teatro, logran unificar la idea espacial”.

“Este nuevo espacio al aire libre empieza a jugar por oposición con el espacio principal del hall de acceso existente (de triple altura), como dos polos inversos que tensionan y enriquecen la propuesta. Las formas con que se desmaterializan estos nuevos espacios (con balcones entrantes y salientes, pliegues y continuidades materiales) a los que se suman la nueva sala y los palieres y servicios, terminan por dar valor e integración al nuevo patio, pensado también como espacio de usos múltiples de actividades culturales”.

La Ley nacional N° 14.800 ordena que si una persona compra un inmueble donde hubo un cine-teatro debe asegurarse que haya una sala con una cantidad proporcional de butacas y que haya funciones periódicas.

El proyecto para el Aconcagua estima: “La nueva sala de cine-teatro, semi-automática, se reformula y ocupa el espacio del antiguo pullman, logrando así una capacidad de 200 butacas, más acorde a los nuevos usos y a la escala barrial actual, utilizando las circulaciones y accesos existentes, complementado por el nuevo núcleo de servicios, permitiendo de esta manera la accesibilidad para todos a través de un puente vidriado”.

Ante este medio, el arquitecto señala: “Estamos en contacto con los arquitectos de la DGIUR y están interesados en que el proyecto avance”. Sin embargo, el problema ahora es el dinero. “Hace dos meses llamé a los dueños. Me dijeron que están complicados de plata. ‘No podemos poner ni un tornillo. Vamos a esperar un poco, vamos a ver más adelante’, me dijeron. Ahora el inmueble está cerrado. Guardan alguna que otra cosa adentro, como si fuera un depósito”.

“Pasé hace un par de meses y vi que pusieron un cartel de ‘No estacionar’ como si entraran y salieran camionetas. Me dieron a entender que si se abría la posibilidad, iban a alquilarlo como depósito por un par de años”, añade.

“Mi intención es que no aparezca un supermercado chino, queremos que se haga el proyecto. Quiero que el Aconcagua vuelva a ser un hito cultural de Villa Pueyrredón y Villa Devoto”, concluye el arquitecto Frazzi.

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