“La Ópera e Mobile”, un dúo de sopranos que interpreta grandes canciones italianas y líricas a bordo del tren Mitre. “Nos llena el alma la reacción de la gente”, destacan Romina Andrea Santillán y Claudia Drescher.
Por Juan Manuel Castro
El Teatro Colón sobre rieles. “La Ópera e Mobile” es un espectáculo a la gorra y callejero, creado e interpretado por las cantantes sopranos Romina Andrea Santillán y Claudia Drescher. Repasan grandes canzonettas italianas y las más famosas piezas líricas.
Acompañan los viajes de miles de pasajeros del tren Mitre, que parte desde Retiro y llega hasta el barrio de Villa Pueyrredón y aledaños, en un momento de deleite y belleza en medio del frenesí urbano. “Cantar nos apasiona y nos encanta la respuesta de la gente”, destacan.
Sin perder el ánimo y ganas de mirar hacia el futuro, las cantantes de “La Ópera e Mobile” dicen que esta época de calles vacías quedará atrás, como han hecho con tantas estaciones entre repertorios. Aventuran, desde su actual contacto con pasajeros por la vía virtual, que cuando todo retome a los tiempos de vagones llenos y sentidos aplausos “la ópera llegará hasta el rinconcito más recóndito de Buenos Aires”.
“La Ópera e Mobile” forma parte de la constelación de vendedores y artistas callejeros que surcan los vagones y andenes ferroviarios, del variopinto de melodías que atraviesan la rutina de tantas personas; una banda de sonido complementaria a los temas que suenan en los auriculares de las inmensas mayorías silenciosas.
El aporte de las sopranos, y su veta disruptiva, está en acercar texturas y sonidos que para muchos son desconocidos. De un soplo corren los lugares comunes de situar a la música clásica con lo elitista. Con talento y calidez, comparten su arte y abren la puerta a generar nuevos públicos para el género.
Romina habla con este medio y cuenta sobre el comienzo de este proyecto: “Nos iniciamos en el canto de formas diferentes. Yo soy salteña, comencé cantando allá y en Tucumán. Mi amiga, en Uruguay. Nos conocimos en Buenos Aires. Las dos estudiamos con una misma maestra de canto, que se llama Alejandra Malvino, una cantante que enseña en el Instituto del Teatro Colón, es una solista muy recurrente”.
“La idea de hacer este proyecto fue de Claudia – señala Romina -; yo ya llevaba un tiempo como música callejera. Tengo un título de música de conservatorio que no tiene validez aquí. A Claudia le pasa igual. Entonces, teníamos que buscar una forma de sostenernos laboralmente para seguir estudiando ópera, que es lo que nos apasiona a ambas”.
Romina y Claudia necesitaban un sustento económico para tener horarios libres para seguir estudiando. “Entonces ella me habló un día y me pidió de cantar juntas. Le dije que sí y empezamos a trabajar como dúo. Así empezó el proyecto. Ahora somos inseparables porque nos gusta trabajar juntas” dice Romina.
El día de trabajo se inicia en los andenes de Retiro, cabecera del tren Mitre (con sus tres ramales) o también en San Telmo, ya que frecuentan el histórico Mercado, donde dan conciertos entre las mesas de los bares y cervecerías artesanales, una tendencia en auge del centenario edificio.
La cantante nos asegura que más allá de lo artístico y técnico, este proyecto implicó generar una nueva perspectiva de su trabajo: “Al principio yo lo sentía un poco denigrante. La primera vez que canté en la calle y que alguien me dio plata lloré. Fue porque estaba acostumbrada en Salta a cantar en teatros, con orquestas. Verme en esta situación de necesidad me hizo llorar”.
Romina cuenta que ese fue su primera reacción y luego empezó a sentirse diferente. “Cuando la gente empezaba a agradecer lo que estaba haciendo fue transformador. Después vi que la respuesta del público era positiva y eso me alentó”.
Asegura que cada presentación es única, que entre los pasajeros hay quienes no se sienten interpelados por la presentación, pero otros tantos se convierten en viajantes y público a la vez, que están atentos a todas las canciones que interpretan. “Muchos se sorprenden, incluso lloran cuando cantamos. Principalmente pasa cuando cantamos el Ave María o ‘O sole mio’, suele pasar mucho al interpretar canzonettas italianas”.
“La reacción del público y la atención que pone es muy valiosa y nos llega al alma”, señala Romina y evoca: “Mucha gente no tiene para darnos, pero nos dice muchas gracias, nos hacen saber que les gustó, que les alegramos el día y el viaje. Eso es lo valioso”.
“Una vez canté en un tren y había un hombre que recogía latas, trabajaba de eso y me dio, con los ojos llenos de felicidad, una lata. Para mí no es algo necesario una lata, pero lo hizo con tanto amor y de una forma tan agradecida; me dio parte de lo que era su trabajo. Muchas personas carentes de recursos que nos dan una mínima moneda. Eso, más allá de que no hablamos de sustento económico, nos gusta mucho, apreciamos las respuestas del público”.
También destaca que todo lo que logran con la gorra es su sustento económico, “para mantener nuestras vidas y nuestros estudios”. “Significa las clases de canto, de repertorio, entre toda la formación que hacemos”:
Al cierre de esta edición, la Ciudad de Buenos Aires lucía vaciada e inmóvil. Continuaba el aislamiento social obligatorio para contener la pandemia de coronavirus. Esto se traduce en que la mayor parte de la población permanece en sus hogares, que el transporte público funciona de forma discontinuada, con pocos pasajeros (apenas los que entren sentados) y sin vendedores o espectáculos callejeros, por no tratarse de actividades esenciales (como sí son considerados los rubros salud, seguridad, alimentación), pese a que implican el sustento diario de miles de personas.
Las artistas de “La Ópera e Mobile” no están exentas de esta situación así que desde redes sociales se contactaron con su público viajero: “Dadas las circunstancias en las que vivimos, se nos dificulta salir a trabajar. Somos cantantes callejeras de ópera como muchos ya saben. Aparte de eso trabajamos en distintos ensambles y dando clases. Todo esto quedó congelado con la cuarentena”.
Para continuar con la dinámica a la gorra, pero a la distancia y por medio de redes sociales, divulgaban videos interpretando su repertorio habitual, el de tantas tardes a bordo del tren Mitre o entre los pasillos del mercado San Telmo.