La resistencia de los teatros barriales

Teatros barriales
El Alambique de Villa Pueyrredón, el Teatro Carnero y Teatrarte de Villa Devoto no cobran subsidios y enfrentan a pulmón los costos para mantener los espacios independientes. Los directores y directoras de estos teatros aseguran que es preocupante la incertidumbre que atraviesa la cultura y que cada vez más les cuesta proyectar los próximos meses.

Por Agustina Cavalanti
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Los teatros independientes y barriales cumplen funciones esenciales que van más allá de la presentación de espectáculos. Son espacios educativos, sociales, solidarios e inclusivos que democratizan el acceso a la cultura e impulsan la participación comunitaria. Son teatros valorados tanto por lxs artistas como por lxs vecinxs.

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Sin embargo, las políticas del gobierno nacional (y de la Ciudad) que desfinancian cada vez más la cultura, generan preocupación en los teatros barriales. Así lo relatan Susana Romero, directora de El Alambique de Villa Pueyrredón (Griveo al 2350); Sebastián Moreno, director del Teatro Carnero de Villa Devoto (Pedro Lozano 4707) y Gladys Giorgetti, directora de Teatrarte, también de Devoto (Asunción 4168).

“Los servicios se triplicaron. Por ahora lo podemos enfrentar, pero es imprescindible que Proteatro y el Instituto Nacional del Teatro, liberen los fondos de apoyo al teatro independiente, sin estos subsidios es muy difícil que un teatro independiente funcione económicamente”, cuenta Sebastián Moreno.

“La situación del teatro está empezando a preocuparme, ya que la sala no cobra subsidios y las tarifas no paran de aumentar, en diciembre pagamos 100.000 pesos de luz y la última factura llegó a 674.000. Es de locos”, detalla Susana Romero.

“Los servicios nos aumentaron como a toda la comunidad y estamos afrontando los pagos con mucho sacrificio. Nuestro espacio es alquilado, por lo tanto tenemos un gasto mensual bastante importante que, sumado a los demás gastos administrativos y los imponderables, se hace difícil de afrontar algunos meses, pero siempre traccionando con mucha energía positiva para poder salir adelante, gracias a los aportes de nuestrxs alumnxs y de nuestro público”, expresa Gladys Giorgetti.

Los espacios no cobran subsidios y trabajan a pulmón para mantener abiertas las salas y ofrecer los mejores espectáculos. Actualmente, y desde mayo, el Teatro Carnero presenta Nogoyá “Mientras no haya justicia, el fuego seguirá quemando”, una obra basada en el libro ‘Masacre en el Pabellón Séptimo’ de Claudia Cesaroni, que relata la matanza de presos en la cárcel de Devoto en 1978, durante la dictadura militar. La obra estará en cartelera todos los sábados de agosto.

“Es una obra impactante que está teniendo una respuesta del público extraordinaria, desde que estrenamos estamos agotando las funciones con un mes de anticipación. Es algo extraordinario, que nunca nos pasó y es raro para el teatro independiente. Muchxs vecinxs que vivieron esa tragedia en el barrio se acercan emocionadxs. Las entradas tienen un valor de 8 mil pesos. Presentamos también otros espectáculos, sobre todo varietés de teatro y música”, expresa Moreno.

El Teatro El Alambique exhibe sus ciclos ‘‘Jazz y algo mazz’’; de tango: ‘‘Ciclo Bandoleón’’; de música latinoamericana: “La canción es urgente”; de clásicos “Ciclo Nuevo Escenario”; e infantiles “Ciclo Todos Ruedan”, y además espectáculos de humor y obras de teatro.

“Se sumó Fernando Borroni que estará una vez al mes con su show ‘Siempre hubo una Canción’. Y el resto de los días tenemos obras de teatro, artistas maravillosxs que nos traen su arte y sus canciones todo el año. También tenemos muestras de arte y de fotografías. Las entradas son económicas, se adaptan a la situación actual”, dice Romero.

Mensualmente, Teatrarte presenta en su cartelera el ciclo “Dosis de stand up”. Anteriormente, presentaron obras como “No debí venir” y, en vacaciones de julio, la novena edición del festival infantil de invierno. “En septiembre tendremos funciones de Cuidado que están los chicos una producción de Teatrarte. En octubre, se suma a nuestras propuestas La comedia de los herrores” de Emiliano Dionisi, con el elenco TAE, conformado por alumnxs de nuestra Escuela. Las entradas son accesibles, tenemos variedad de posibilidades. Los vecinxs son cada vez más asiduos a nuestra sala”, describe Giorgetti.

Además, los teatros ofrecen una gran variedad de talleres y cursos para todas las edades. “Estamos con talleres de teatro para adultxs y de artes plásticas para niñxs, y particularmente con un espectáculo propio en cartelera con un éxito increíble, llevamos 15 funciones consecutivas de entradas agotadas. La matrícula está un poco más baja que otros años pero mantenemos la base de alumnxs que nos siguen”, agrega Moreno.

“El teatro tiene a parte de los shows actividades de talleres para adultxs y niñxs, como arte, teatro, comedia musical, canto, piano, ensamble, yoga, taller literario, mosaiquismo, tejido, también hacemos talleres breves de diferentes propuestas. Siempre orientados a todas las edades. Los precios nuestros se van manteniendo y acompañando esta crisis en la medida de lo posible, cosa que nos permite mantener nuestro número de alumnos”, Suma Susana Romero. En El Alambique también realizan eventos gratuitos y charlas de interés público.

De lunes a sábado, Teatrarte funciona como Escuela de Teatro. “Tenemos talleres de teatro, improvisación, teatro musical, desde los 6 años en adelante y para todos los niveles”, dice Giorgetti.

¿Pero cuánto cuesta montar una obra? En este contexto, aseguran, se vuelve cada vez más difícil producir espectáculos. Sin embargo, afirman que las montan a pulmón con el menor costo posible y mucha creatividad.

“Nosotros solemos trabajar de manera muy artesanal construyendo las puestas y eso reduce los costos. La situación de actual del teatro es extraña, por un lado, si no fuera por éxito de nuestra obra estaríamos muy complicados, porque el apoyo institucional que solíamos tener hoy en día está paralizado o reducido. Los costos son cada vez mayores y no podemos proyectar qué va a pasar en los próximos meses”, enfatiza el director de Teatro Carnero.

Por su parte, Gladys de Teatrarte explica que “todo depende de cada proyecto en particular. En algunas ocasiones recibimos subsidios, nos es fácil conseguirlos, pero tampoco es imposible. La cultura está siempre latiendo en cada ciudadano, depende de nosotros, los artistas, tratar de que se mantenga siempre encendida, haciendo lo que nos apasiona”.

“La cultura no para. Es como querer para el viento. Espero que la situación por la que estamos atravesando pare, El Alambique también cumple una función social en el barrio. Cuando empezamos a ver gente con necesidades básicas por cubrir, armamos una despensa solidaria para que los que pueden nos traigan productos no perecederos y los que necesitan vengan a buscar”, expresa la directora del Teatro de Villa Pueyrredón.

El arte y la cultura independiente resisten ante la incertidumbre por la falta de políticas del gobierno de Milei y Macri. “Se pretendió cerrar el Instituto Nacional del Teatro, protegido por Ley y eso sería una tragedia para la cultura. No se sabe qué va a pasar y eso es preocupante porque no te permite proyectar y trabajar con cierta tranquilidad. En el caso de la Ciudad directamente no hay información, hace varios meses que no informan cuándo van a aprobar los subsidios de este año, ni qué montos van a otorgar”, cierra Sebastián Moreno.

Susana Romero concluye: “El Alambique no cobra subsidios, pedimos solo en pandemia, por ahora, veremos si se puede seguir sosteniendo así. Viven en nosotrxs la sensación de saberse solos, sin apoyo de las instituciones. Lo bueno es que hay muchxs artistas con ganas de hacer cosas, de expresarse y eso nos da un movimiento con energía linda y positiva”.

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