El Gobierno de la Ciudad aprobó en junio un protocolo para realizar shows por streaming y grabaciones en estudio. Aunque esta medida es un gran avance para los músicos y las músicas, desde el sector independiente piden que se contemplen otras medidas. En esta nota, Juan Ignacio Vázquez, presidente de la Unión de Músicos Independientes conversó con este medio para reflexionar sobre el protocolo porteño.
Por Mailén Maradei
Aunque para muchos músicos y músicas, el escenario y los shows por streaming son una fuente de trabajo, otrxs complementan su desempeño musical con clases particulares para lograr ingresos. Con la llegada de la pandemia, el escenario económico de estos artistas cambió. Y sus fuentes de ingresos también.
“Hay un porcentaje muy grande de músicos y músicas que viven de dar clases. Es cierto que muchos docentes pudieron migrar sus clases hacía plataformas digitales, esto requiere que tengan herramientas básicas y las clases online no se pueden desarrollar dependiendo del instrumento. Un profesor que vive en un departamento y su batería la tiene en la sala de ensayo, no puede dar clases todo el día por el ruido. Esa persona queda sin ningún tipo de posibilidades de ingreso”, explica Juan Ignacio Vázquez, presidente de Unión de Músicos Independientes (UMI) e integrante del grupo Ardilla.
El protocolo que elaboró el Ministerio de Cultura Porteño y la Asociación Civil de Managers Musicales Argentinos (ACCMA) habla de la “creación, interpretación, grabación en estudio y transmisiones vía streaming”, pero no menciona un ingreso fundamental de los músicos y las músicas independientes; las clases particulares. Por eso, según señalan desde la UMI, le solicitaron al Gobierno de la Ciudad que también contemple esta actividad en el protocolo.
“Lo que planteábamos es que las clases son individuales. Si mantenemos el distanciamiento social correspondiente, con barbijos, ¿Por qué no podríamos dar clases aunque el lugar no sea gigante? Si tenemos comercios y otras actividades que funcionan manteniendo la distancia social. Desde la UMI celebramos el intento que tuvo la Ciudad de Buenos Aires, pero tenemos críticas generales al protocolo”, reflexiona Juan Ignacio Vázquez.
Uno de los puntos críticos que hacen al protocolo porteño es el metraje permitido por personas en un espacio. Las salas y estudios destinados para la creación, grabación y realización de shows por streaming solo se pueden realizar si se garantiza la ocupación de una persona cada quince metros cuadrados. Según afirma desde UMI, este “metraje deja afuera a casi todos los centros culturales”.
Las grabaciones y los shows por streaming contemplados en el protocolo porteño suman otras consideraciones más. Se trata de los requisitos para solicitar el permiso para realizar actividades musicales. Uno de ellos es “tener un disco editado por una disquera independiente o mayor”, ser socio de alguna entidad que agrupa a managers, empresarios teatrales o compositores como SADAIC o ACCMA.
“Nosotros nos sentimos reflejados en el protocolo nacional porque fue elaborado con una mesa multisectorial. Hay muchos músicos y músicas que no están ni en SADAIC ni en ninguna otra entidad, no se entiende porque tendrían que pedirle autorización a un manager o a un empresario teatral para poder desarrollar su trabajo”, señalan desde UMI.
“Existe un registro de músicos y músicas del Instituto Nacional de la Música (INAMU). Es un registro gratuito que cualquier músico o música puede validar sus datos para grabar. Solo tiene que registrarse. Si el gobierno porteño quiere validar que quienes circulen por la calle o quienes entren a un estudio sean músicos o músicas, lo puede hacer en el INAMU, que no es restrictivo. Las otras entidades si tienen sus restricciones”, plantea Juan Ignacio Vázquez.
El protocolo a nivel nacional
El protocolo a nivel nacional plantea menos restricciones y está pensando para aquellas localidades geográficas en fase tres y cuatro de la cuarentena. Entre sus medidas, se encuentra un anexo completo donde se estipula el desarrollo de clases y ensayos hasta diez personas. “El protocolo nacional entiende a la actividad musical como algo más heterogéneo. Profundiza en los cuidados a tener cuenta y es más inclusivo porque lo puede pedir cualquier músico o música, contempla la situación de los shows por streaming, de los ensayos y de las clases”, enumera el presidente de UMI.
Una ayuda entre los músicos
Si de crisis se trata, la Unión de Músicos Independientes sorteó varias situaciones críticas en su historia. Creada en plena crisis del 2001, nació con el objetivo de “fortalecer y la autogestión en la música y mejorar las condiciones laborales de la actividad musical”.
Con más de 7000 asociados en todo el país, la unión fue elegida por la aplicación Spotify para crear “un fondo abierto por lxs músicxs independientes”. “Hicimos un acuerdo con Spotify. El proyecto que armamos es un fondo que recibe donaciones y Spotify duplica esas ganancias”.
La primera etapa de este proyecto incluye una ayuda monetaria a músicos y músicas independientes que no cuenten con ingresos en este momento. “Una segunda etapa de este fondo será la organización de shows por streaming pagando honorarios a todas las personas que intervengan. Además de esta alianza con Spotify, seguimos juntando aportes a través de la página de UMI”, finaliza Juan Ignacio Vázquez.