/”Ay, no hay que llorar, que la vida es un carnaval
y es más bello vivir cantando…” (Celia Cruz) /
El sábado 3 de febrero comienza el Carnaval en la Ciudad de Buenos Aires con 30 corsos en distintos barrios, entre ellos Villa Pueyrredón, Villa Urquiza, Saavedra y Coghlan de la Comuna 12; Villa Devoto de la Comuna 11, y La Paternal y Villa Crespo de la Comuna 15. Organiza la Dirección General de Promoción Cultural del Ministerio de Cultura porteño.
(EBVP) A partir del sábado 3 de febrero, y durante cuatro fines de semana, se desarrollarán los corsos del Carnaval porteño en 22 barrios de la ciudad con la actuación de más de 100 agrupaciones murgueras y centros murgas.
Entre las murgas que animarán los corsos se destacan Centro Murga Los Soñadores de Villa Pueyrredón, que ensayan en el Tanque del Barrio General San Martín (Pasaje El Gaucho y Ezeiza); Centro Murga Renegados de Villa Pueyrredón que lo hacen en la Plaza Alem frente a la Parroquia Cristo Rey (Larsen y Artigas); Agrupación Murguera Legendarios de la Esquina en el parque de la estación de Villa Pueyrredón y Centro Murga Los Enamorados de Agronomía en la Plaza Martín Rodríguez (Helguera y Pareja)
Las Agrupaciones Murgueras y Centros Murgas se presentarán en distintas avenidas y calles de Almagro; Balvanera; Barracas; Boedo; Coghlan; Flores; Liniers; La Boca; Lugano; Mataderos; Palermo; La Paternal; Pompeya; Saavedra; San Telmo; Villa Crespo; Villa Pueyrredón (Mosconi, entre Bolivia y Zamudio) y Villa Urquiza (Triunvirato, entre Olazábal y Monroe)
Y también en la Plaza Colegiales, la Plaza Irlanda (Caballito), la Plaza Unidad Latinoamericana (Palermo), la Plaza Ricchieri (Devoto) y en el Parque Avellaneda y Parque Saavedra.
El año pasado, según estimaciones de sus organizadores, la Dirección General de Promoción Cultural del Ministerio de Cultura porteño, participaron cerca de un 1 millón 500 mil personas.
“Los vecinos podrán disfrutar de una amplia oferta de actividades al aire libre: espectáculos musicales de distintos géneros – como Tango, Folclore, Cumbia, Salsa, entre otros – obras de teatro infantil; sorteos para todos los asistentes, y premios que otorgan las Asociaciones Civiles responsables en cada barrio. Esto se suma a las tradicionales guerras de espuma, baile de disfraces y concursos para los más chicos” indicaron desde la Dirección General de Promoción Cultural
La Ordenanza 52.039 del año 1997 creó la Comisión de Carnaval en el ámbito de la Ciudad y declaró patrimonio cultural a las actividades desarrolladas por las agrupaciones artísticas de carnaval.
Mientras que el feriado se estableció en la Ciudad en abril de 2004 con la sanción de la ley N° 1.322 impulsada por el “Chango” Farías Gómez, por entonces legislador. En el 2011, durante el mandato de la Presidenta Cristina Fernández de Kirchner, se extendió el feriado a nivel nacional.
Carnaval Porteño
Por Mariana Vaccaro
Como muchas otras costumbres porteñas, las murgas y el carnaval de la Ciudad Buenos Aires tienen su nacimiento en la mixtura de las diversas etnias que conformaron la población actual de la Capital Federal.
El origen de las murgas data de la década del 20, cuando las barras de amigos, se agrupan para cantar canciones picarescas durante el carnaval utilizando instrumentos improvisados como cacerolas, que hacían las veces de tambores, y disfraces caseros, entre estos, levitas hechas de arpillera.
Luego, se empiezan a incorporar elementos de diferentes proveniencias, como por ejemplo los tambores y platillos de los españoles. A su vez, las comparsas de inmigrantes empiezan a desarrollar la confección de sus vestimentas, ya no de arpillera sino de telas más coloridas y brillantes manteniendo el modelo de levitas.
Los rasgos más característicos de las comparsas son el resultado de ingredientes que contrastan entre sí; por un lado, la rectitud y seriedad de los desfiles militares que son parodiados. Por otro lado, la música y los bailes afroamericanos, como el candombe, la rumba y la milonga cuyo origen proviene de una forma de liberación del cuerpo a partir de la danza y la música de una población marginada.
Para fines de los cuarenta, durante el peronismo, que impulsan el realce de lo popular, se comienzan a estandarizar los componentes murgueros. A esto se suma una fuerte identificación con el barrio, que conforma el nombre de la murga y define diferenciaciones a nivel de colores, estilo de baile y “toque” rítmico particular. Los integrantes eran solo hombres y recién para las décadas más cercanas a la actualidad se incorporan las mujeres.
Cuando llega la década del cincuenta, el carnaval era sinónimo de bailes multitudinarios en grandes clubes (como los famosos bailes de Carnaval del Club Comunicaciones), de fiestas populares, de grandes agrupaciones barriales de murga con más de un centenar de personas cada una, de cánticos que criticaban al gobierno y hacían denuncias sociales.
Si bien era difícil de extinguir este movimiento cultural, el golpe militar de 1955 intentó, como las siguientes dictaduras, cooptar la expresión y el aglutinamiento popular. Así, dispuso un edicto policial para controlar el uso de disfraces, ya que un ladrón podría esconderse tras una máscara, por lo que era necesario sacar un permiso en la comisaría (este edicto estuvo vigente hasta hace pocos años).
En 1976, la última dictadura militar, decreta la eliminación de los feriados de carnaval. Además, se limitó la libertad de expresión, no solo de las canciones murgueras sino que se aplicó a todos los medios existentes. En la Ciudad de Buenos Aires no se presentó ninguna murga durante tres años consecutivos: ’81, ’82, ’83.
Una lenta recuperación de la fiesta de carnaval empieza de a poco con el gobierno democrático.