Las huertas orgánicas en veredas, sembradas en neumáticos y cuidadas por los propios vecinos y vecinas, se expanden por los barrios porteños. La actividad es impulsada por el colectivo “Reciclador”, que asegura que permite a la gente “tomar conciencia y poder plantar”.
Por Mateo Lazcano
En los últimos meses, principalmente luego de que la pandemia resignificara cuestiones respecto al espacio público, distintos barrios porteños viven una “invasión verde”. Lejos de tratarse de algún asunto relacionado a marcianos, hablamos de las huertas orgánicas urbanas, un fenómeno que involucra la participación vecinal, la conciencia ambiental y una nueva mirada sobre la producción de alimentos.
Esta actividad está impulsada desde el colectivo Reciclador, que reúne a huerteros urbanos que promueven la agroecología en la Ciudad. Carlos Briganti, “El Reciclador”, es una de sus caras más visibles, y el taller situado en la terraza de su propia vivienda ubicada en Roseti al 1000, en el barrio de Cahcarita, tiene la huerta urbana más grande en Buenos Aires.
La llamada “Acción Huerta Urbana” es la tercera iniciativa encarada por el colectivo Reciclador en Buenos Aires. Sus predecesoras fueron “Frutas en la Ciudad” y “El Club del Compostaje”, con las que hicieron distintas actividades en búsqueda de seguir cambiando la visión y la conciencia sobre la forma de producir los alimentos.
“Nosotros somos una herramienta que interpreta las necesidades de la gente. Y en ese sentido, vimos una serie de aspectos que no estaban funcionando bien en la pandemia, porque no estaban todas las oportunidades para todo el mundo. En primer lugar, había gente que vivía en un departamento sin opción a tener terraza. Los consorcios en general tienen una idea como de mantenerla inmaculada, con el espacio vedado a que los residentes puedan ir a ver el amanecer, estar a la noche, por ejemplo”, señala Briganti.
“El segundo punto importante que vimos es que la gente, al no tener lugar dentro de la casa, se la tenía que ingeniar. Y descubrimos que haciendo una huerta en la vereda, a los vecinos les cambiaba la cara. Nos pareció que era importante. Con dos, tres, cuatro, cinco cubiertas, empezamos a armar huertas”, explica, y destaca el momento en que se masificó esta acción que, si bien existía antes de la pandemia, se extendió por distintos lugares del territorio porteño.
“Los vecinos empezaron a entusiasmarse, a ver las cubiertas, fueron armando contactos, y hoy tenemos ya 16 emprendimientos. Los dos más lejanos son en Rocha, Uruguay, y en Neuquén. En la Ciudad, estamos en Paternal, Parque Chás, Villa Ortúzar, Chacarita, Coghlan, y más barrios”, cuenta Briganti.
“Desde Huerta Urbana lo que hacemos es vincular a los vecinos. Los convocamos y el que puede trae una cubierta, otro la pintura, y otros un poco de tierra. Acto seguido, ponemos los neumáticos, colocamos plantines, semillas, y enseñamos al vecino a plantar, todo de manera gratuita”, detalla.
De acuerdo al relato de Briganti, que organiza talleres y charlas en los barrios – visitó Villa Pueyrredón en reiteradas ocasiones -, la gente se va comprometiendo día a día.
“Van aprendiendo. Primero no saben cómo cuidar la planta, o cuándo cosecharla. Se les enseña, y se empiezan a animar. Comienzan a regar y luego preguntan qué se puede plantar y qué no, qué es invasivo. El orégano, el apio, la menta, el aloe vera son las primeras cosas que retiran una vez que la cosecha da resultado. Y después se da un fenómeno nuevo: traen plantines, lo van trayendo como ofrendas para la huerta”, cuenta.
“Una huerta urbana te abre la cabeza, es increíble. La gente, ahora, se dio cuenta de que el alimento está envenenado, que no todo lo que se produce es alimento. A partir de ahí, quienes tienen la posibilidad, producen su propio tomate, lechuga. Está claro que no se llega a la autosuficiencia desde un neumático, pero sí es aprender, es tomar conciencia”.
Grandes deudas de la Ciudad
“El Reciclador” es muy crítico respecto a la política que el Gobierno de la Ciudad tiene en relación al tema. “Es increíble, pero a veces la sola idea de poner un neumático con plantines irrita, y te lo quieren sacar. Lo paradójico es que aducen criterio estético, cuando tenemos veredas partidas al medio hace años, oscuras, pero eso no molesta”, dice. En enero pasado, el colectivo había denunciado la intención del Gobierno de Horacio Rodríguez Larreta de retirar 80 neumáticos de la huerta de la calle Roseti.
Briganti reitera una de las demandas históricas que encabeza como reciclador. “¿Por qué no hay limoneros en las veredas, con el precio que tiene el limón? La gente quiere árboles frutales en las veredas. Tendría que haber un vivero municipal enorme de plantas nativas comestibles en la Ciudad. Es la mejor inversión que se podría hacer”, plantea.
“Nosotros impulsamos el reciclaje pero también instruimos a la gente sobre cómo hacerlo. Con las pilas por ejemplo poca gente sabe qué hacer, hay un gran vacío. O con el pasivo ambiental como los neumáticos, de los cuales se desechan 18 millones por año. Lamentablemente en la escuela falta información del tema”, cuestiona.
Escuela de huerta urbana, el gran proyecto del año
En relación a esto último, el colectivo Reciclador está próximo a comenzar con una de las grandes actividades previstas para este año. Se trata de la “escuelita” de huerta urbana que estará en el barrio Constitución (Solis 1286), en un espacio cedido por el Centro Cultural “Les Verdes”.
“Hasta ahora, en facultades o cursos se enseña a armar huertas en tierra, de manera extensiva. Nosotros vamos a hacerlo en un contexto de urbanidad, algo que es totalmente revolucionario, no hay registros. En la Argentina el 92% vive ya en ciudades, qué mejor que tener una escuela que te diga cómo hacer una huerta allí. Cómo embellecer los balcones con comida” asegura Carlos Briganti.
La actividad será abierta a la comunidad y gratuita. “Cualquier persona podrá ir a conocer cómo hacer una huerta. En una terraza, en un techo, en un patio y en una vereda”.
Huerta y árboles frutales en el Sportivo Devoto
El sábado 6 de febrero la “Acción Huerta Urbana – Colectivo Reciclador” estuvo presente en el Club Social Sportivo Devoto en la calle Gabriela Mistral 3151. Se realizó el armado de una huerta y plantación de palta con “Frutas en la ciudad”, parte del Colectivo de El Reciclador que promueve la germinación de árboles frutales. “Son futuros generadores de oxígeno, sombra y alimento para todos los seres vivos, principalmente paltas, nísperos y moras, ya que son especies fuertes que no requieren cuidados especiales, ni poda ni cura”.