Los Casalnuovo, recuerdos de familia de los ’40

Los Casalnuovo
Con fecha de casamiento en 1940, Carolina y Roque Casalnuovo compraron un terreno en Griveo 2775 en Villa Pueyrredón. La puerta de esta historia de familia, costumbres y vecinos, es abierta por su hija Nélida.

Por María Fernanda Gómez

– ¡Te irás a vivir al campo!, pero recuerda que los vecinos serán de mucha importancia en la vida de ustedes – Expresó Encarnación, la mamá de la joven novia con cierta preocupación e intuición. Estos conceptos eran habituales en aquella época. Los vecinos no sólo en esta historia, se transformaron en los barrios, en una relación familiar, solidaria y afectiva que transcendieron a sus hijos y nietos. Al fin de cuentas, Roque era oriundo del barrio Belgrano y Carolina de Núñez.

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Los Casalnuovo
Él obtuvo un crédito a pagar en 30 años. Como empleado ferroviario, su sueldo iba destinado todos los meses a cancelar una cuota. Por esto Carolina, quien había cursado en “Escuelas Profesionales” comenzó a dictar clases de corte y confección a las jóvenes del nuevo barrio. Roque en sus tiempos libres, lo hacía con taquigrafía e inglés. Estos conocimientos habían sido adquiridos como personal del ferrocarril, que estaba bajo la administración inglesa (hasta que se nacionalizaron en 1947).

La casa de la calle Griveo

Casa Griveo 2775
Octaviano Stancato fue el maestro mayor de obra y encargado de colocar “la piedra fundamental”. Fue construyendo a partir de un jardín delantero, un living, comedor, cocina, baño y habitación (esta fue la construcción original). Entre los artefactos, los cuales hoy son piezas de colección, se encontraba la heladera sin motor, conteniendo la barra de hielo comprada al hielero. Además, realizada en hierro esmaltado blanco con puerta de horno plateada: una “señora cocina”. Quedó por detrás: un gran fondo. En primera fila un espacio reservado para: dalias, rosales y prímulas. Seguía la huerta con árboles frutales y finalmente: el gallinero.

Una de las fotos muestra sin ánimo de competir con los celulares, el primer teléfono que les sonó por aquellos tiempos en casa del matrimonio.

Telefono
La segunda: Carolina con Nélida, junto a la ventana de la cocina.

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Los vecinos, amistades entrañables

Nélida los recordó como amistades del corazón. De niña los llamaba abuela, tía, tío… en lugar de sus nombres. La mayoría vivían en casas chorizo reemplazadas hace algunos años, por nuevas construcciones. Quien viene primero a su memoria es Pascualina Castagnari. Ella los jueves preparaba “la pasta” y ese mediodía golpeaba la pared medianera lindante con la cocina de Carolina. De inmediato ella preparaba la fuente enlozada (vacía), huevos de sus gallinas y alguna verdura de la huerta. Se producía de este modo el intercambio simultáneo de productos caseros.

La foto tomada en la vereda de enfrente con los vecinos. De izquierda a derecha: “abuela” Celestina, matrimonio Juan Marchesi, Pascualina y Delia (hija de ambos). La nena: Nélida.

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La siguiente es la familia Azrak de origen sirio que vivía en la esquina. Ambos grupos familiares iban a la iglesia Cristo Rey. En particular, asistían al oficio del 24 de diciembre. Allí, el director de la orquesta de la parroquia era nada más y nada menos que Roque quien tocaba el violín y el armonio. Luego las dos familias brindaban por la Navidad, en una de las dos casas.

Negocios y compras a pocos pasos

Pasamos lista a los que estuvieron presentes en un radio de 50 a 100 metros.

Don Fermín Solá – el verdulero – pasaba con su carro tirado por un caballo. Las ventas fueron florecientes e instalaron su propio local en Griveo 2667. A la fecha, encontramos allí un nuevo rubro: una vidriería que mantiene por fortuna, su fachada original.

A la vuelta de los Casalnuovo sobre calle Condarco, la Sra. Carlota – la sombrerera – confeccionaba y vendía sombreros a toda interesada. No tenía vidriera a la calle, pero ni bien se ingresaba había una habitación con moldes, elementos de costura, etc. Su casa existe muy bien conservada.

No podemos dejar de lado – el almacenero – cuyo edificio estaba “haciendo ochava” en Griveo y Condarco, hoy se muestra con muchas remodelaciones…. A cargo de Mario y Celia Bacigalupo vendían a los vecinos que venían sin o con “libreta” (para anotar lo comprado y pagarlo a fin de mes). Don Mario fue el primer vecino que tuvo teléfono privado y más de una vez lo prestaba ante el pedido de algún cliente. Finalmente – la carnicería – de Don Carlos, sobre Bolivia entre Griveo y C. A. López.

Disfraces para carnaval eran los de antes

El verano era para Carolina el momento en el cual las chicas del barrio confeccionaban en su casa los disfraces para carnaval. La primera foto (aprox. 1943) las presenta luciendo idénticos trajes representativos de Hungría. La nenita es Nélida.

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La siguiente (aprox. 1948), la misma pequeña con su tía y por detrás los almácigos de tomates plantados por sus papás en la quinta.

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Nélida y su esposo hoy reciben en la casa de Carolina y Roque a las nuevas generaciones: sus hijos y nietos. Quién sabe si las vecinas del siglo XXI golpean aún sus medianeras y comparten algo rico y casero. Qué bueno sería, ¿no?

¿Has conocido alguno de estos vecinos o te han contado sobre ellos? Debajo de esta nota, el lector cuenta con espacio para escribir sobre estas enriquecedoras anécdotas.

Agradecemos la gentileza de Nélida por transmitirnos estos recuerdos y facilitarnos fotos del álbum familiar.


Sobre la autora de la nota: María Fernanda Gómez. Tecnicatura en turismo, Universidad del Salvador. Guía de turismo, Instituto Superior Perito Moreno. Ciudad de Buenos Aires.

 

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